“hay que reconocer que, aunque la inflación va en caída y el tipo de interés a la baja, las expectativas de los hogares no son salir a comprar y a endeudarse inmediatamente”
Suponíamos que la tasa de crecimiento económico para 2024 podía alcanzar un muy positivo 2,8%, sin embargo, el Banco Mundial bajó la proyección al 1,3%, también suponíamos que en América Latina íbamos a estar por debajo del promedio pero que odia ser manejable siempre que el gasto público no excediera la restricción de la deuda pudiendo incluso incumplir con la regla fiscal.
No es pecado ni mucho menos un despropósito tratar de incentivar la lucha contra la pobreza a través de una mejor condición de los programas sociales y una ampliación del gasto público en el corto plazo que llegue a manos de los colombianos en condición de vulnerabilidad y pobreza monetaria aguda, sin embargo, la bolsa pública no alcanza a cubrir la demanda por ingreso si no hay crecimiento, no se incentiva la producción y no se reparan los eslabones rotos de la cadena de valor de la economía para recuperar el ritmo.
Estamos caídos en términos de crecimiento, las exportaciones se redujeron en un 10,1% frente a 2023, explicadas principalmente por una reducción de las exportaciones no minero energéticas del -23,4%, claro que cuando vamos a ver que peso tienen en el total, estas participan con el 47,7% del valor de las exportaciones nacionales, las exportaciones agrícolas por el contrario, tuvieron cifras positivas con un crecimiento del 11,3%, salvando en algo la balanza, las exportaciones de hierro y acero cayeron un -36,3% , las hullas térmicas (carbón) cayeron -43,1%. En términos de inversión extranjera directa, a pesar de que 2023 tuvo incrementos, descontando minería y petróleo se bajó 13%, los servicios financieros y empresariales también sufrieron una caída de USD 6.057 millones a USD3.084 millones. (comprende, intermediación actividad inmobiliaria, empresarial y de alquiler).
Finalmente, en términos de consumo el índice de confianza del consumidor a marzo cayó a -12,1% aunque se redujo en la mitad con respecto al mismo mes del año anterior las expectativas de los próximos 12 meses son negativas, a la mayoría le cuesta pensar que a su hogar le está yendo mejor, eso impulsado por una tasa de desempleo que se ha acelerado del 9,0% al 11,7%, aquí resalto, la economía no está creando nuevos puestos de trabajo.
Así, se habló de la implementación de un plan de recuperación para mantener niveles técnicamente buenos y viables que no rebajaron tanto la percepción internacional del país, S&P bajó la calificación por menor crecimiento esperado y equilibrio fiscal en riesgo, lo cual en últimas sigue manteniendo al país en controles observables no tan buenos, el plan no se ha desarrollado y probablemente la infraestructura no sea el punto fuerte.
Mientras se presentan otros escenarios “coyunturales” en lo social y lo político, en lo económico la incertidumbre no ha bajado la guardia, lo cual eclipsa las expectativas de los hogares que ven una situación difícil para el bolsillo con escasas formas de prosperar en el año, a menos que haya certeza que la economía puede mejorar desde el punto de vista de la estabilidad del empleo, la percepción de un equilibrio macroeconómico buena, y el sentir de una democracia estable (que ahora con una posible constituyente) alerta aún más esa estabilidad.
De manera que, por mucho que la inflación baje y el tipo de interés también lo haga, no considero que sea punto de equilibrio entre el consumo y el crecimiento económico, esta vez dudo y además es incierto pensar que nuevamente el consumo va a salvar la patria, hay mecanismos más eficaces en este momento. Ciertamente el país se está dando un sacudón y habrá que afrontarlo, el punto malo es que en la cancha hay colombianos que viven del diario, familias medias sobreendeudadas, pocos ricos que no gastan, jóvenes que no quieren obligaciones, un sector privado que se muestra poco resiliente y un aire de Estado supremo que no tiene pies ni cabeza.
Certidumbre y esperanza…
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