Celebrar la diversidad

José María Dávila Román

“Si aún hay brechas entre género masculino y femenino, son aún más grandes con la población LGBTIQ+”.


Desde hace unos años, el mundo viene hablando de igualdad de género y diversidad. Dentro de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Igualdad de Género es uno de los objetivos a cumplir a 2030 cuando se evalúa el cumplimiento de estos objetivos. Esa Igualdad de Género, en primera instancia, hace referencia a que tanto mujeres como hombres gocen de las mismas oportunidades desde distintos ámbitos: educativos, laborales, políticas, etc.

A pesar de que la mujer ha venido cerrando las brechas con los hombres, todavía se ve desigualdad en algunos casos. En países de África como Etiopía, a las mujeres les mutilan el clítoris. En otros países de Oriente Medio, las mujeres no pueden conducir carro y tampoco tienen derechos políticos; en Occidente, hay países donde hay menos contratación laboral de mujeres y en otros casos, a pesar de que las contratan y ejercen el mismo rol que un hombre, les pagan menos. La justificación que encuentran las empresas es que si la mujer se embaraza le sale muy costoso a la empresa porque debe pagar su licencia de maternidad y reemplazar su puesto con otra persona.

Si aún hay brechas entre género masculino y femenino, son aún más grandes con la población LGBTIQ+. En diversos espacios se discrimina a esta población, incluso en espacios formativos como escuelas y colegios donde niños hieren a otros por considerarlos distintos y donde a los padres de familia y docentes se les dificulta abordar el tema y concienciar a los niños para que siempre respeten la diversidad.

Cada uno es libre de ser quien quiera ser, siempre y cuando sus decisiones o acciones no dañen a terceros.

Una persona que le hace bullyng u hostiga a otros porque tiene una inclinación sexual distinta, puede generar tragedias como la que ocurrió con el joven bogotano Sergio Urrego hace aproximadamente diez años. Ante la humillación que vivía cada día por ser gay, prefirió quitarse la vida.

Siempre en la historia de la humanidad hemos tenido problemas de intolerancia, que siempre buscamos resolver. Es una búsqueda permanente para ser más justos y respetuosos de la diversidad. Hemos pasado de abolir la esclavitud, la segregación racial, la disparidad de oportunidades entre hombres y mujeres. Ahora el camino es a dar igual oportunidades a quienes tienen una identidad de género o gustos sexuales distintos a los que la sociedad históricamente ha dicho que se deben tener.

Para convivir y vivir en paz, la fórmula parece simple: respetar las diferencias y no imponer nuestras costumbres, culturas o pensamientos sobre los demás. Si lo que el otro decidió ser, no me afecta, simplemente hay que dejar ser. La intolerancia y la violencia se da cuando no se respeta al otro y encima queremos imponer nuestra voluntad a la fuerza, así hagamos daño.

Por eso es importante destacar la labor de empresas e instituciones públicas como la Alcaldía de Medellín que a través de la Gerencia de Diversidades Sexuales e Identidades de Género desarrolla políticas y programas para garantizar los derechos de la población LGBTIQ+ y sensibiliza a las empresas para que promuevan y defiendan la diversidad. A fin de cuentas, es lo que nos enriquece como sociedad.

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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