Apreciado Víctor, te saludo complacido de contar con un año de vida para compartir con amigos y seres queridos. Esta semana comienza el nuevo año, que muchos vaticinan, será una suerte de Armagedón. Para mí, por el contrario, será un periodo esperanzador… Sabes que no lo digo por llevar la contraria -tampoco por una deducción científica-, es solo una de esas certezas que las madres llaman “pálpitos”.
El 2023 será un periodo de cosecha en el que se consolidarán principios como la prudencia, la reflexión, el arrojo y la disciplina; dejando el temor a la incertidumbre, a las angustias represadas y a la perturbadora inquietud por lo que debería ser y no es. Claro está, lo anterior no me desviará del camino de incentivar en cabeza propia y en los demás la pregunta por lo Humano; pues ese, justo ese mi amigo, será mi principal viaje.
No es difícil predecir que este es el año en el que se perfeccionará la conversación entre el hombre y la máquina, con el avance del lenguaje natural, que permite una comunicación fluida entre seres Humanos y algoritmos, sin tener que recurrir al lenguaje de programación. Se darán, cotidianamente, interacciones con chatbots y algoritmos como el GPT-3, capaces de emular al hombre; con lo cual, a la advertencia de «No soy un robot» para los hombres, se sumará la de «Soy un Humano» para la máquina.
Estas construcciones de la máquina, para muchos aceptables, podrían generar un caos ético, en tanto la perfección de las creaciones de la máquina, no solo a nivel conceptual sino en su estructura del lenguaje, podría llevar a que los artículos cientificos e incluso las tesis de maestría y doctorado, sean creación de una inteligencia artificial. Un producto único e irrepetible, imposible de rastrear por los programas de detección de fraude.
Ya experimenté un ejemplo de lo anterior en días pasados. Te comparto el resultado de la simple solicitud de mi amigo Santiago a la máquina, quien le pidió generar una conversación entre Martin Heidegger y Mickey Mouse. Seleccioné este pedazo para ti:
– Mickey Mouse: Hola Martín, ¿cómo estás?
– Martin Heidegger: Hola Mickey, estoy bien, ¿y tú?
– Mickey Mouse: Estoy bien también. Me encanta estar aquí en Disneylandia, siempre es un lugar lleno de diversión y alegría.
– Martin Heidegger: sí, es un lugar especial. Pero a veces me pregunto si la diversión y la alegría que experimentamos aquí son auténticas o si simplemente son ilusiones creadas por la tecnología y el entretenimiento.
– Mickey Mouse: Bueno, creo que hay un poco de ambas cosas, pero no hay duda de que la gente disfruta mucho de su tiempo aquí, y eso es lo que importa.
– Martin Heidegger: Tal vez tenga razón. Pero también creo que es importante recordar que la autenticidad no proviene de lo externo, sino de lo interno, la verdadera felicidad y satisfacción solo puede venir de nuestro propio ser.
– Mickey Mouse: Eso suena un poco filosófico, Martín, pero creo que estoy de acuerdo contigo en que la felicidad viene de adentro. La clave es en encontrar el equilibrio entre disfrutar la vida y reflexionar sobre lo que nos hace verdaderamente felices.
– Martin Heidegger: Exactamente, Mickey. La vida es una mezcla de diversión y reflexión, y es importante encontrar ese equilibrio para vivir plenamente.
Aunque Pudiera resultar un texto insulso, no podrás negar que guarda coherencia entre los personajes y el tema; lo cual, podría dar pie a equívocos o incluso a suplantaciones, que no podrán llegar a negarse completamente.
Es claro Víctor, este año será un año especial. Con toda seguridad, empezaremos a leer textos creados por algoritmos, a escuchar melodías escritas e interpretadas por la máquina y a asistir a museos y salas de exhibición para “admirar” pinturas realizadas por DALL-E, un generador de NFT de gran calidad. Como ves, el mundo sensible, uno de los últimos bastiones del ser Humano, empieza también a ser arrebatado por la nueva creación del hombre: su máquina inteligente.
Se despide, tu amigo.
Felipe.
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