“Señor presidente, su mandato ha avanzado muy poco para lo prometido y parecen ser más los retos insuperados que los superados. No polarice ni divida tanto para que, por medio de las regiones, el país pueda avanzar. Defiéndase con altura y diplomacia de los ataques hacia su persona, ya que creo que usted en múltiples ocasiones, por el hecho de ser usted, sufre férrea oposición, pero comprenda que la nación tiene matices y no en todo ha de concordarse con usted.”
Señor presidente, a pesar de que es probable que usted no lea esta carta, quizás los 5 o 6 lectores frecuentes que tengo sí. No obstante, lo anterior no es óbice para que me inhiba de pronunciarme sobre aquello que quiero expresarle. Por ello, en las siguientes líneas resaltaré gestiones buenas y no tan buenas de su gobierno, en aras de que se sigan trabajando los enormes retos que tiene el país y se prescinda de prácticas que no le convienen a la patria.
En primer lugar, he de decir que ligeramente siento afinidad con usted por la enorme preocupación social que tiene hacia el país. Hoy en día, a pesar de los avances, seguimos padeciendo enormes retos en materia educativa, laboral, ambiental, presupuestal, cultural, social, económica y de vivienda, entre muchas otras cosas. Su campaña, controversial como todas, en el fondo siempre puso presente que quería trabajar por el pueblo y para el pueblo, cuestión que creo que usted tuvo genuinamente.
En segundo lugar, he de resaltar el avance que ha tenido Colombia en materia de estabilidad económica, pues, a pesar de la reticencia y suspicacia que había al respecto, el dólar americano se ha mantenido estable y el peso colombiano se ha convertido en una moneda fuerte. En igual sentido, celebro también el porcentaje inflacionario, que todo parece indicar que ha bajado. A su vez, festejo con emoción y con conocimiento de causa cómo el turismo ha impactado positivamente en la vida de los colombianos, pues la promoción de «Colombia: el país de la belleza» ha dejado grandes réditos y el balance ha sido positivo.
En tercer lugar, quiero manifestarle mi felicitación por la observancia que se le ha hecho al campo colombiano. Para nadie es un secreto que este país necesita una reforma agraria, porque la inaccesibilidad a la tierra nos ha generado múltiples dolores de cabeza. Así, pues, que se hayan comprado, donado o adjudicado cerca de 100.000 hectáreas para el agro colombiano es importante, pues así al mismo tiempo se va tratando la problemática histórica de negación de propiedad privada.
En definitiva, respecto de los avances, es bueno también que el país haya incautado tantas drogas que algunos sujetos intentaron exportar hacia tierras extranjeras. Así se sigue combatiendo al narcotráfico y se imponen sanciones a quienes incurren en la comisión de este tipo de conductas.
Sin embargo, no todo en su gobierno es color de rosa. Por tanto, procederé a mencionar actitudes gubernamentales que resultan nocivas para el país.
En primer lugar, me disgusta la enorme zozobra que genera su gobierno. ¡Muchos colombianos no saben qué va a pasar o usted dónde está! Hay que trabajar en objetivos claros, con seriedad e intentando llegar puntual, pues en múltiples ocasiones a diferentes eventos ha llegado tarde, cuestión que no permite el desarrollo eficaz de los proyectos y le resta credibilidad. En igual sentido del pánico generado, he de resaltar una vez más la inviabilidad del proyecto constituyente. Los momentos constituyentes, según la teoría constitucional, se dan en momentos álgidos, momentos especiales, cosa que aún no vive el país.
En segunda instancia, si bien puedo lograr comprender que quizás se hizo lo que mencionaré a continuación por un tema estratégico, en el fondo parece denotar otra cosa. Yo creo con fervor que se debió condenar con severidad el régimen dictatorial que se vive en Venezuela. Se podrá ser de izquierda, de centro o de derecha, pero en una sola cosa deben estar de acuerdo los espectros políticos: en respetar la democracia.
Por otra parte, creo que su gobierno ha tenido una ineficaz, inexistente o nula política de seguridad. Es inadmisible que ciertos delitos como el secuestro, la extorsión y los actos terroristas perpetrados por grupos armados al margen de la Ley hayan aumentado en el último tiempo. Hoy en día en Colombia parece no haber seguridad. Si bien comprendo que estamos en un Estado Social de Derecho y que se tiene que avanzar en progresos sociales, no se puede desconocer que una de las funciones esenciales del Estado es también brindar seguridad.
Finalmente, es imposible no pronunciarme sobre los casos de corrupción que empañan al ejecutivo presidido por usted. Es una lástima que desde su gobierno se haya recurrido a dichas prácticas tan inmorales e intolerables que usted como senador de la República tanto criticaba. Esto supone una responsabilidad política y electoral que le va a pasar factura.
En definitiva, señor presidente, su mandato ha avanzado muy poco para lo prometido y parecen ser más los retos insuperados que los superados. No polarice ni divida tanto para que, por medio de las regiones, el país pueda avanzar. Defiéndase con altura y diplomacia de los ataques hacia su persona, ya que creo que usted en múltiples ocasiones, por el hecho de ser usted, sufre férrea oposición, pero comprenda que la nación tiene matices y no en todo ha de concordarse con usted. Si a su gobierno le va bien, cuestión que es la esperada, a todos de igual manera les irá.
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