“Por fanatismo ambiental condena proyectos que pueden mejorar significativamente la vida de los colombianos y que son compatibles desde lo ambiental”.
La ministra de Ambiente de Colombia interpuso una demanda de nulidad a la licencia ambiental que había otorgado la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca a la Alcaldía de Bogotá para ejecutar obras de ampliación de la Avenida Boyacá, una de las más importantes de la capital; el argumento de la ministra es que esta obra perjudica la Reserva van der Hammen y se debieron contemplar otras alternativas para la construcción de la obra.
Con la demanda, el Ministerio de Ambiente solicitó la suspensión de las obras hasta que el Consejo de Estado emita su fallo y decida darle la razón o no a la ministra. La lógica diría que no habría por qué revocar la licencia ambiental de este proyecto. Si la CAR de Cundinamarca la aprobó fue porque previamente la Alcaldía Distrital presentó un Estudio de Impacto Ambiental donde explicaban cómo iban a desarrollar la obra y cómo se iban a mitigar, compensar o remediar los impactos negativos; con base en esa información es que la autoridad ambiental viabilizó el proyecto desde lo técnico y ambiental otorgando la licencia ambiental.
Este tipo de decisiones generan incertidumbres. Con la excusa de la defensa del medioambiente se paralizan proyectos que son importantes para el desarrollo y calidad de vida de las personas en el país, como es el caso de la ampliación de la Avenida Boyacá que pretende mejorar la movilidad de los bogotanos; pero, sobre todo, porque no hay garantías jurídicas ni institucionales. La Alcaldía Distrital cumplió todos los requisitos y luego por capricho, la ministra desconoce las competencias técnicas de la CAR para otorgar licencias ambientales.
El gobierno nacional toma este tipo de decisiones con base en opiniones e ideologías sin tener en cuenta datos, estudios, ciencia que permitan tomar decisiones informadas y objetivas. De esa manera, es prácticamente imposible desarrollar proyectos como el de la Avenida Boyacá a no ser que sea el gobierno nacional el que las lidere y vea cómo beneficiarse.
En Blu Radio, el periodista Ricardo Ospina hizo un resumen de todos los proyectos claves que están paralizados por el gobierno central “El Metro (de Bogotá), la ampliación de la Autopista Norte (Bogotá) y tres proyectos cruciales para garantizar la transmisión de energía eléctrica hacia la capital del país. En otras zonas: pozo gas Komodo-1 en el Mar Caribe, restauración del Canal del Dique, la variante de Ciénaga, los viaductos en la vía entre Barranquilla y Ciénaga y el licenciamiento para la extracción de cobre en Jericó, Antioquia” (ver).
Como si fuera poco, la ministra de Ambiente quiere declarar zonas de reserva temporal para evitar toda actividad productiva sin realizar estudios. El desarrollo debe ser sostenible. Como decía una líder minera de Santander, la ministra de Ambiente de Colombia es también la ministra de Desarrollo Sostenible. Pero con su gestión está dejando a un lado una de sus funciones y por fanatismo ambiental condena proyectos que pueden mejorar significativamente la vida de los colombianos y que son compatibles desde lo ambiental.
En el caso de la ampliación de la Avenida Boyacá, esta obra impactaría 19 hectáreas de 1395 que tiene la Reserva van der Hammen, el 1.3% de la reserva. Con el proyecto propuesto se comprarían 60 hectáreas restauradas con lo que se ampliaría y mejoraría las condiciones actuales de la van der Hammen.
Los proyectos no son enemigos del medioambiente, cuando están bien estructurados, incluso contribuyen a mejorarlo, pero eso, lamentablemente, parece no entenderlo la ministra.
*Empleado de Minera de Cobre Quebradona, mis opiniones no representan a mi empleador.
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