Calor en Medellín, un tema de salud pública

Ya no es raro salir en Medellín y buscar con desespero una sombra que nos ayude a tratar de regular la temperatura, para encontrarnos con la desolación de cada vez menos árboles, y en su lugar, más y más construcciones que no contemplan mínimos de espacio verde.

Según la Organización Mundial de la Salud -OMS-, el espacio público verde en ciudades y pueblos, debería oscilar entre los 9m2 y los 15m2, no obstante, en el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, este indicador se encuentra en un alarmante 4,8m2 por habitante, y con la tendencia a seguir disminuyendo a 4,1m2 para el año 2032.

Es decir, actualmente, en el Valle de Aburrá tenemos un déficit altísimo de espacios y zonas verdes, lo cual trae como consecuencia, el aumento de la temperatura y probablemente, efectos en la salud de las personas como insolación, deshidratación, desmayos, agotamiento, sarpullidos y golpes de calor, tal como lo explicó el periódico EL COLOMBIANO.

A esto, habría que sumarle los efectos que las altas temperaturas pueden tener en la fauna silvestre y doméstica, así como en la flora, y si la cosa sigue así, pronto pasaremos de tener la feria de las flores, a la feria de los chamizos.

Si hablamos de Medellín únicamente, el espacio público verde se encuentra en una cifra de 5,31m2, lo cual es alarmante, pero más aún, si tenemos en cuenta que este espacio público verde no se encuentra distribuido equitativamente en toda la ciudad, sino, en su mayoría, concentrado en zonas como Santa Elena, Altavista y Robledo. Es decir, en la cuenca del Valle de Aburrá, donde se concentra la mayoría de la población, es donde precisamente se están viviendo temperaturas más altas.

Aunque en la ciudad se han tomado medidas, pues entre 2007 y 2022 se sembraron alrededor de 153 mil árboles (duplicando además las especies arbóreas), estas medidas resultan insuficientes ante la realidad del actual crecimiento urbano en Medellín y el Área Metropolitana.

Hoy las alcaldías y el AMVA tienen un gran reto, y es el de implementar y actualizar con urgencia y celeridad el Plan Maestro de Espacios Públicos Verdes Urbanos, el cual se está quedando corto en relación con las dinámicas reales que se viven en las ciudades, persistiendo en un mal que llevamos arrastrando desde hace décadas, y es que la planeación se queda en el papel.

Asimismo, este tema debería ser de profundo análisis por parte de los Concejos, pues son quienes ejercen el control político para presionar a los gobernantes de turno, para que se cumplan las medidas adoptadas.

Hoy el Valle de Aburrá debe encontrar un sano equilibrio entre el crecimiento demográfico, la infraestructura física y las zonas de espacio público verde, pues de otra manera, el cambio climático y las altas temperaturas, le pasarán factura a la ciudadanía, afectando la salud y también su economía.

César Augusto Betancourt Restrepo

Soy profesional en Comunicación y Relaciones Corporativas, Máster en Comunicación Política y Empresarial. Defensor del sentido común, activista político y ciclista amateur enamorado de Medellín.

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