En un mundo laboral cada vez más competitivo, la actitud de algunos aspirantes y empleados deja mucho que desear. Hace poco, un amigo reclutador me contó una anécdota que refleja una tendencia preocupante: un candidato rechazó una entrevista crucial por el «pico y placa». Este hecho, aunque anecdótico, es un síntoma de un problema mayor la falta de compromiso y la cultura de la excusa.
Parece que muchos buscan empleo, pero no están dispuestos a cumplir con las responsabilidades que este conlleva. No se presentan a entrevistas, se incapacitan por cualquier motivo, no se preparan para los procesos de selección y, lo peor de todo, pretenden imponer sus condiciones desde el primer momento. Quieren horarios flexibles, salarios exorbitantes y beneficios desmedidos, sin ofrecer nada a cambio.
La improvisación se ha convertido en la norma. No se actualizan conocimientos, no se siguen indicaciones y se priorizan las comodidades personales sobre las necesidades de la empresa. Se busca un empleo, pero se actúa como si se estuviera de vacaciones permanentes. Permisos constantes, distracciones con el celular y chismes de pasillo son el pan de cada día.
¿Qué ha pasado con la ética laboral? ¿Dónde quedó el compromiso, la responsabilidad y la disposición para aprender y crecer? Parece que muchos han olvidado que el trabajo es un intercambio: se ofrece tiempo, esfuerzo y talento a cambio de una remuneración y la oportunidad de desarrollo profesional.
Muchos viven en un espejismo, buscando el empleo ideal: horario flexible, salario alto, beneficios ilimitados y nulas responsabilidades. Pero la realidad es otra. El mundo laboral exige compromiso, esfuerzo y adaptabilidad. Las empresas buscan personas dispuestas a trabajar, a aprender y a contribuir al logro de los objetivos.
Si las condiciones laborales no se ajustan a sus expectativas, la solución es clara, emprendan. Sean sus propios jefes, establezcan sus propias reglas y disfruten de la libertad de manejar su tiempo y sus recursos. Pero no pretendan imponer sus condiciones a quienes sí están dispuestos a trabajar y a cumplir con sus responsabilidades.
El trabajo no es un derecho adquirido, sino una oportunidad que se gana con esfuerzo y dedicación. Si realmente quieres un empleo, demuéstrenlo con acciones. Prepárense, cumplan con sus responsabilidades y aporten valor a la empresa. De lo contrario, seguirán buscando empleo sin encontrar, atrapados en un círculo vicioso de excusas y frustraciones.
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