¡El “Bogocentrismo” es un problema! Se tenía que decir y lo digo con la absoluta certeza de que tenemos la forma de solucionarlo y avanzar por la senda del desarrollo que Colombia necesita.
Desde Bogotá nos han gobernado, en la mayoría de los casos, con una venda que no les permite ver más allá de El Dorado. El poder se ha concentrado, al igual que los recursos y las oportunidades, lo cual ha generado desigualdades territoriales, económicas y sociales en todo el país.
Colombia merece un desarrollo más equitativo y sostenible en cada uno de sus departamentos y para ello, para solucionar el problema que nos ha generado el “Bogocentrismo”, es necesario convertir a Colombia en un estado federal.
Lo tenemos claro y lo pusimos ya de manifiesto en columnas anteriores, federados seremos mejores, eficientes, autónomos y responsables de nuestras decisiones, las mismas que tomaremos con base en lo que somos en cada región y no en la idea de cómo somos o en el interés particular de los gobernantes de turno que habiten la Casa de Nariño.
No es lo mismo tomar decisiones para Caquetá que para Chocó. Las prioridades de Antioquia son diferentes a las de Atlántico. Cada región en Colombia es diferente en su geografía, población, cultura, recursos, etc., características que se deben gestionar de manera específica y no estandarizando el accionar del Estado. El federalismo permitiría, y no nos cansaremos de repetirlo, trabajar en cada región según sus capacidades, potencialidades, necesidades y realidades específicas.
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En Colombia la inequidad crece cada día más y no es con un Ministerio de Igualdad, más burocracia, a la medida de la Vicepresidenta cómo vamos a disminuir la brecha. Duele decirlo, pero seguimos siendo uno de los países más desiguales del mundo. Esto podría cambiar si cambiamos el modelo y pasamos a ser un estado federal.
Y es que la desigualdad manifestada en su mayoría en la distribución de la riqueza, la educación, la salud y el acceso a oportunidades económicas, podemos gestionarla eficazmente en cada departamento (estado) si es cada uno quien puede diagnosticar sus problemáticas, trazar un plan de trabajo para solucionarlas y ponerlo en marcha, sin tener que esperar, como pasa hoy, a que atiendan al gobernador en Bogotá y la propuesta que lleve sea del agrado del Presidente y sus ministros (es decir, que cuadre con sus intereses políticos y poder).
A los departamentos les urge tener autonomía y que sus recursos se quede en mayor medida en su propio territorio porque no es justo, en el caso de Antioquia, por ejemplo, que de los 13.3 billones que aporta a la Nación en impuestos, solo 3.3 billones regresen para ser invertidos. ¿Cuánto avanzaríamos si tuviéramos más recursos para solucionar esos problemas que mencionamos en el párrafo anterior? Déjenme decirles con contundencia que seríamos una potencia.
Es hora de olvidarnos del “Bogocentrismo”, que cada región hable con su propio acento y que la equidad real llegue a cada rincón de nuestro país.
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