¡Bello va camino al abismo!

Primera columna


El pasado miércoles 15 de marzo estuve a punto de convertirme en otra víctima más de atraco en el municipio de Bello. En los cajeros de Bancolombia de la calle 53 con carrera 50, cerca a la Institución Educativa Jorge Eliecer Gaitán y al Concejo de Bello, me disponía a realizar un retiro de efectivo cuando me percaté del sospechoso comportamiento de dos jóvenes que manipulaban uno de los cajeros sin hacer ningún retiro. Si no me prevengo y reacciono a tiempo, de lo que sin duda era una banda de atracadores, me habrían quitado el dinero que iba a retirar y seguramente me habrían vaciado la cuenta bancaria. Solo fue subirme al carro que me esperaba para que estos dos sujetos salieran en una moto a toda velocidad.

Es triste reconocer que Bello es hoy una ciudad sitiada por la criminalidad y sumergida en el desgobierno de una nefasta administración municipal que no ofrece soluciones a sus habitantes en materia de seguridad, precisamente la principal bandera del partido político que hoy en cabeza de Óscar Andrés Pérez tiene en sus manos el timón de este inmenso municipio del Aburrá Norte y que nos conduce velozmente al abismo.

A tres años, dos meses y 18 días del actual gobierno, Bello no ha tenido significativos avances en seguridad, ni en movilidad y mucho menos en obras de infraestructura física. Esto sin mencionar temas tan fundamentales para la ciudad como la educación, el arte y la cultura, el deporte y la recreación, la generación de empleo, la salud y el medio ambiente, entre otros. Programas sociales que fueron desfinanciados desde el primer año de gobierno (2020), según el alcalde y sus fieles concejales para privilegiar la inversión en megaproyectos, que a tan solo nueve meses de culminar su “gestión” no les han puesto ni la primera piedra; como la plaza de mercado o el tan cacaraqueado parque de artes y oficios.

Bello es un municipio pésimamente planificado, desbordado y desaforado en su población, que hoy asciende a los 700 mil habitantes y que en menos de 10 años podría estar sobre el millón. Una ciudad dormitorio en la que su movilidad colapsa en las horas pico, obligando a sus residentes a padecer largas horas en el transporte público o privado para desplazarse hacia sus lugares de trabajo. Este no es un dato menor, preocupa sobre medida imaginarnos la Bello de la década de los años 2030 si continuamos en la ruta mal trazada históricamente por los gobiernos locales.

En Bello campea impunemente la criminalidad, esa que hace mucho cogobierna la ciudad con el beneplácito de los mandatarios de turno. Muy pocas personas se sienten seguras saliendo en la madrugada o llegando a altas horas de la noche a sus domicilios. En las calles el panorama son los innumerables huecos y las bolsas repletas de malolientes basuras.

¿De qué le sirve a la ciudad un gobierno que es incapaz de resolver las necesidades más elementales de sus habitantes?

La junta directiva de la alcaldía, el Concejo de Bello, se ha dedicado en los últimos tres años a la aprobación de empréstitos y vigencias futuras a un gobernante que en su primera administración (2008 – 2011) aceptó la construcción de una planta de aguas residuales en Navarra para hacerse con 98 mil millones de pesos de plusvalía pagados por Empresas Públicas de Medellín – EPM -, sin importarle el perjuicio causado a sus habitantes, y que fueron completamente despilfarrados, o como popularmente muchos dicen «se los mecatearon en cositas». Deuda que el Consejo de Estado le obliga a pagar a Bello y que hoy asciende a más 200 mil millones de pesos sumados los intereses.

Bello deberá cambiar entonces el rumbo, de lo contrario nos espera el abismo. Son los ciudadanos los llamados a tomar la decisión el próximo 29 de octubre… ¿Continuidad o cambio?


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Julián Jiménez

Líder Social y Comunal con 25 años de trayectoria
Precandidato al Concejo Bello por el Partido Alianza Verde

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