¡Ay, como me duele mi medicina prepagada!

“Lo único que se pretende es que a los que no tienen cómo, por fin, por una vez en la vida les atiendan un dolor de muela y que no les toque empeñar la licuadora o la nevera pa’ poder seguir masticando la mierda que nos comemos desde hace más de 50 años.”


Hace algunos años al tener un accidente me fracturé la clavícula derecha, en ella tengo 7 tornillos que aún me duelen a ratos, en ese momento duré una semana con el hueso roto porque no había agenda para atender mi urgencia.

Afortunadamente contaba con la atención de una EPS que intentó mandarme ibuprofeno para el dolor mientras esperaba a que me realizaran una cirugía, siguiente a ello me mandaron para la casa diciendo.

– No es tan grave, vaya para la casa hasta que lo llamemos y el ortopedista pueda operarlo.

Vivir con un hueso roto, aunque para el sistema de salud no es una urgencia vital, cualquier actividad que implique la movilidad básica del cuerpo como limpiarme el culo por mí mismo, lo es; ¡cómo voy a vivir cagado por la vida! A esto sumémosle el dolor intenso y punzante casi agónico; para quien no haya pasado por la inclemencia de una fractura no se la deseo por nada.

No fui capaz de aguantar aquella tortura por más de 24 horas, me dirigí al hospital con la intención de que aquella institución se apiadara de mis dolencias ya que su misión era “ser los gestores de riesgo en salud basados en las atenciones preventivas de forma confiable y eficiente.

Siendo así supuse que debían atenderme además de que tenía el derecho, aunque me tocara esta vez suplicarles que no aguantaba el dolor que era imposible vivir 7 días con una fractura así. Acto seguido ingresé como pude a la sala de urgencias sin la necesidad del turno y la espera de mínimo 3 horas para ser atendido, tan solo me contestaron otra vez. “no hay agenda para cirugía”

Mientras esperaba a que me atendiera el ortopedista, un sujeto desesperado y con voz agitada fue llevado allí por una enfermera le indicó a los especialistas que lo atendieran rápidamente por lo que uno de ellos interrumpió sus labores dejó de ignorarme y nos preguntó ¿EPS o prepagada?

Él respondió con afán, prepagada, lo atendieron inmediatamente mientras a mi me dejaron esperando otros 45 minutos cuando el ortopedista al fin me atendió simplemente indicó que le era imposible atender mi urgencia médica volviendo a decir que no era vital y que lo único que podía hacer era recomendarme unas pastillas para el dolor, que eran muy efectivas y que por supuesto no cubría el Plan Obligatorio de Salud, que si quería podía comprarlas y que tenían un costo de 146.000 pesos.

Afortunadamente en aquella ocasión contaba con la afiliación a la Entidad Promotora de Salud, sin embargo, unos años más tarde ya no tenía un trabajo con prestaciones sociales y no podía cotizar como independiente por lo cual decidí, no enfermarme; así es, tener un percance accidente o inconveniente de salud se volvió una decisión ya que, al no contar con la atención en el régimen subsidiado de salud, no era una opción viable ni siquiera tener un dolor de muela.

Pero ¿y si me enfermaba y o tenía un accidente y necesitaba atención inmediata?

Pues claro que me atenderían, pero posterior a ello la cuentica iba a ser difícil de pagar y ni licuadora tenía para empeñarla.

Ahora bien, el tema de coyuntura, la reforma a al sistema de salud, ¿se van a acabar las EPS, nos van a dejar sin nuestra tan anhelada y alcanzable medicina prepagada? ¿Qué es lo primero que debemos hacer? Pues fácil, quejémonos armemos el mierdero y digamos que nos tragó el comunismo.

¿Por qué?  Porque en esta nación no es necesaria tal reforma. Este, el país más feliz del mundo cuenta con una tas a de empleabilidad del 100% en el que el salario mínimo es de $1.160.000 pesos y del cual el aporte al sistema de seguridad social para las EPS corresponde al 12,5%.

Lo que quiere decir que la Salud le cuesta mensualmente $145.000 de los cuales el empleador le paga 98.600 y usted pone el resto. ¿Y si usted es su propio jefe? Pues sencillo se los paga usted solito.

En caso tal de que su empleo sea bastante informal, viva del día a día, haga turnos por horas, trabaje como vendedor ambulante, viva del rebusque, resida en lugares apartados de la geografía colombiana o no tenga la posibilidad de conseguirse esos 145.000 mensuales ya sea que se enferme o no, pues se jodió.

Pero pues algunos dicen “el que es pobre es pobre porque quiere y si no tienen la capacidad de pago pues para eso está el SISBEN”.

Pues no, el SISBEN es un sistema de identificación con la intención de establecer beneficios a programas sociales entre ellos, priorizar el acceso al régimen subsidiado de salud, quien asigna una EPS para que preste los servicios de salud a sus beneficiarios.  Y honestamente tener la asignación de un puntaje por este sistema no se da de la noche a la mañana.

Ahora teniendo en cuenta que aproximadamente solo 25 millones de colombianos son los que se encuentran adscritos al sistema de salud de los cuales únicamente 3.9 millones de afiliados hacen parte del régimen subsidiado de salud. La población total estimada de este país es de 51,25 millones, ¿Qué pasa con la otra mitad que no cuenta con atención médica? “Ahh, pero como lo quieren todo regalado”.

Con esta reforma se pretende mermar esa brecha de desigualdad que jode a más de la mitad de los colombianos, que cada uno de los 1104 municipios del país cuente con un centro de atención primaria donde quienes residan en las zonas rurales más apartadas tengan acceso a una salud digna y de calidad. Ya que de estos hay 600 sin sedes de salud en entornos rurales.

La salud debe ser preventiva y eficaz, lo que quizá hoy no se tiene en cuenta debido a que el sistema de los promotores de salud es un negocio en el que diversos recursos estatales pasan a manos de particulares y luego son administrados para el pago de los servicios de salud de los ciudadanos, más de 60 billones de los cuales no sabemos cuántos de ellos no están declarados. El problema aquí es que la plata se pierde que los que ganan son los que tienen miedo de que se les acabe el negociazo a los particulares, pero aun en un país con tales antecedentes de corrupción es preocupante que el ADRES sea el único tramitador y administrador de los dineros públicos destinados a la salud.

Sin embargo, a todos los que han puesto el grito en el cielo y dicen que las EPS se van a acabar que el sistema de salud de este país es uno de los mejores del mundo según la OMS y que no permitirán que lo acaben, a los que dicen que los van a dejar sin su valiosa medicina prepagada y sus planes complementarios de salud; hay que explicarles con peras y manzanas qué diablos es lo que se pretende con la reforma. Porque hablar desde los privilegios del acomodado siempre resulta conveniente. Y que en el artículo 148 de la reforma dice claramente que estas empresas seguirán prestando sus servicios.

A los que dicen que es una reforma ideológica se les debe indicar que las Entidades Promotoras de Salud que administran los recursos en clínicas, hospitales, laboratorios y los fondos privados de inversión también son producto de un sistema neoliberal que implica una posición política, con esto lo único que se pretende es accesibilidad, equidad e igualdad pensando en los 26 millones de personas que no tienen acceso al procedimiento médico más básico.

A los que dicen que se están haciendo cambios sin la aprobación de la ciudadanía y que no están lo suficientemente informados acerca de la reforma al sistema de salud que se pretende implementar y que por eso salen a las calles a decir que el gobierno actual es una dictadura y que nos va a aniquilar

El comunismo, deberían leer el documento que está disponible para su acceso y conocimiento público. Con solo buscar en Google “reforma a la salud Colombia 2023” pueden leerlo este cuenta con 152 Artículos y 18 capítulos en los que encontrará datos, informes, estadísticas y argumentos que sustentan dicha propuesta para el cambio.

En últimas lo único que se pretende es que a los que no tienen cómo, por fin, por una vez en la vida les atiendan un dolor de muela y que no les toque empeñar la licuadora o la nevera pa’ poder seguir masticando la mierda que nos comemos desde hace más de 50 años.


Todas las columnas del autor en este enlace: https://alponiente.com/author/edsandoval27/

Edwin Sandoval Montoya

Comunicador social y periodista, Artista visual, Con énfasis en creatividad publicitaria de la universidad central, apasionado por el Arte y la cultura. Con gran sentimiento político, y enfocado en temas de educación y progreso para el país.

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