Autogol

“Porque después de tantas tragedias que nos brinda este país, qué otra cosa se puede hacer más que reírnos de ellas”

En la madrugada del sábado 2 de julio de 1994, Andrés Escobar Saldarriaga, fue agredido verbalmente por los hermanos Pedro David Gallón Henao y Juan Santiago Gallón Henao, vinculados con el paramilitarismo y el narcotráfico colombiano en las décadas de los ochenta y los noventa del siglo pasado. Escobar, desde el interior de su auto, pidió respeto a los hermanos y discutieron.

Santiago, el mayor de los hermanos, le dijo: “usted no sabe con quién se está metiendo”. En ese momento, Humberto Cañón Castro, chofer de los hermanos y que permanecía dentro de su camioneta, bajó de su vehículo y descargó su revolver en el cuerpo de Escobar. Algunas personas que vieron lo sucedido, lo condujeron de urgencias al hospital, donde cuarenta y cinco minutos después falleció.

El crimen se perpetuó diez días después del regreso de Escobar Saldarriaga al país, después de haber sido el autor de un autogol frente a la selección estadounidense de fútbol, que dejó a la selección colombiana de fútbol por fuera del Mundial Estados unidos 1994. Aquella derrota del equipo colombiano, habría dejado grandes pérdidas de apuestas entre varios poderosos narcotraficantes, pues la selección colombiana de fútbol se perfilaba como una de las favoritas para ser la campeona del torneo gracias a su buen rendimiento en las fechas anteriores.

Autogol, es el nombre que Ricardo Silva Romero le da a su libro, publicado en 2009. Es una novela, con datos reales y ficticios que hace honor a la vida de Andrés Escobar Saldarriaga, el defensor de la selección colombiana de fútbol, que después de su fatal error, se convertiría en mártir nacional. La novela narra, en gran parte, su asesinato y sus últimos instantes de vida.

Pepe Calderón Tovar, es un gordo comentarista deportivo que se queda sin voz cuando el defensa de la selección colombiana de futbol, Andrés Escobar Saldarriaga, marca el famoso autogol que partió en dos la historia del fútbol colombiano. En medio de su desespero, narrado de una forma cómica por el escritor, el gordo Calderón entiende que no podrá recuperar su voz, que es su medio para vivir, hasta que no cobre venganza, y así decide emprender la misión de asesinar al futbolista.

De una forma satírica, Ricardo Silva Romero narra una historia que marcó a toda una generación, y de paso hace una crítica a la realidad nacional, con un humor que se mezcla sabiamente entre la tragedia. Construye un  personaje a partir de los testimonios que le brindan varias personalidades cercanas al futbol nacional. Reporteros, comentaristas deportivos y jugadores hicieron un perfil que le sirvió al escritor para crear un personaje que fácilmente puede representar la manera en la que a cualquier colombiano, lleno de ira y desasosiego, puede cobrar venganza por un hecho tan banal como un autogol en un torneo deportivo.

Autogol, al igual que el hecho trágico del asesinato del defensor de la selección Colombia, es una novela que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida en Colombia. Nos remota a los años en que el narcotráfico de una forma violenta inundó a la sociedad colombiana y la convirtió en una aún más violenta, escribiendo varios capítulos paralelos de la historia de Colombia que de por sí ya era y es violenta y terrorífica.

En 400 páginas, el autor de este relato nos brinda un manantial de datos reales, exactos, precisos que se entrelazan con el relato novelado de este personaje de una forma satírica, para mostrarnos que es posible contar una tragedia con humor. Porque después de tantas tragedias que nos brinda este país, qué otra cosa se puede hacer más que reírnos de ellas.