“Colombia regresa a un pasado, que nos dejó un futuro colmado de incertidumbres”
Si me han dado el privilegio de seguir mis columnas, sabrán que el pasado 5 de marzo fui víctima de un atraco a mano armada a escasos pasos de mi casa, lo cual, ha generado que a hoy, se sigan evidenciando varias secuelas que un evento traumático como el que viví aquel día, deja como una cicatriz, que aunque se atenúa con el tiempo, no deja de silenciosamente permanecer allí. Como un colombiano más, que en adición ha decidido dedicar su vida al derecho, y que si bien no ignora la ineficiencia de las instituciones que se suponen están allí para protegernos, tiene aún algo de esperanza en ellas, por ende, realicé, aunque con muchas trabas, todas las gestiones correspondientes para estos casos ante la Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación.
Si bien fue complicado desde un comienzo tan siquiera solicitar las grabaciones de los videos de seguridad, y al ver con tan poca diligencia con la que la Fiscalía adelantaba la investigación –o si al menos alguna vez la inició- fue con la ayuda de un residente del edificio en donde ocurrieron los hechos, que logré conseguir dichas grabaciones. Una vez las obtuve y posterior a habérselas remitido a la Fiscalía por medio de los correos que me fueron proporcionados, fue un largo tiempo de espera el que me llevo recibir la única respuesta que huía de toda responsabilidad, al decir que “no proporcioné pruebas que le permitieran a la Fiscalía, conocer la identidad del delincuente que “presuntamente” cometió la conducta punible”. Dicha respuesta cayó como un baldado de agua fría, que para bien o para mal, me sentó en la realidad de lo ineficiente y hasta descarado que es nuestro sistema, y en adición, me hizo entender lo desprotegidos que al igual que yo, todos los colombianos vivimos a día de hoy. Llama la atención, en como la Fiscalía pretende lavarse las manos, escudándose en que básicamente no les dije el nombre, número de cédula y domicilio de mi agresor; por lo que luego de recibir ese tipo de respuestas no queda otra cosa que preguntarse, ¿Aún tiene sentido denunciar?
Hace unos cuantos días, pude oír a el Alcalde Galán hablar sobre la importancia de que las víctimas se animen a denunciar con el fin, entre otras cosas, de aumentar la confianza en el sistema y permitirle a las autoridades tener conocimiento de las estadísticas reales sobre la situación actual que enfrentan las calles de nuestro país. Ahora bien, pese a que estoy de acuerdo con que es importante que las víctimas denuncien, no comparto el criterio del Alcalde que no va más allá de una propuesta insuficiente, simplista, poco atinada y alineada con la realidad que Bogotá y Colombia enfrenta en materia de seguridad. Espero ser muy enfático al presentar mi inconformidad, pues en lugar de calmar las aguas, lo cual creo yo que es lo que Galán espera, nada me calma o conforma el saber que mi caso y yo, simplemente haremos parte de una estadística. Aunque rescato y reconozco que una de las virtudes del Alcalde es no engancharse en peleas, y ha mantenido su serenidad y cordura frente a las adversidades que a hoy su gobierno ha enfrentado, su excesiva pasividad no es lo que Bogotá necesita.
Lo que hoy se vive en las calles del país deja un sabor conocido, pues al igual que como ha sido en el violento pasado de una Colombia que deja tantas víctimas, políticos que no están a la altura del reto, pero también con responsabilidad de una comunidad que parece olvidar su pasado, lo único que tantos dolores nos ha otorgado, es un número más. Los últimos años, han demostrado que el transcurso del tiempo no necesariamente implican una evolución; el pasar de los días, lastimosamente nos está dejando a quienes ya han construido su vida, quienes la empezamos a construir y quienes esperan poderla construir, una Colombia que regresa a un pasado, que nos dejó un futuro colmado de incertidumbres.
Y como siempre ha sido en mi país, por y a pesar de ser una sociedad que diariamente busca salir adelante en medio de tantos retos, solamente el tiempo nos lo dirá. Por ahora, seguiré nadando a contracorriente de quienes esperan que nos dobleguemos, ante la criminalidad.
Todas las columnas del autor en este enlace: Juan Diego Vélez Forero
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