“Arroyohondo no puede volver atrás. El llamado hoy es a seguir caminando con fe, con esfuerzo, con sentido colectivo. Porque cuando un pueblo cree en sí mismo, se une y trabaja en la misma dirección, no hay obstáculo que no pueda superar.”
Arroyohondo, un pequeño municipio del norte de Bolívar, ha sido históricamente uno de esos territorios que, a pesar de sus limitaciones presupuestales y su categoría administrativa, ha mantenido firme el anhelo de progresar. Con calles sencillas, rostros trabajados por el sol y corazones llenos de sueños, sus habitantes han sido testigos de años de lucha por mejores oportunidades, clamando por un desarrollo que les permita vivir con mayor dignidad. Hoy, bajo la administración de la alcaldesa Zuleivis Coronel, se empieza a vislumbrar un nuevo capítulo, uno que no niega las dificultades, pero que también resalta los avances con firmeza y esperanza.
En materia deportiva, el municipio ha comenzado a ver resultados tangibles. Más allá de la entrega de uniformes a dirigentes y deportistas locales, se está sembrando una cultura de organización, pertenencia y formación a través del deporte. La reactivación de escenarios como el Parque Bolívar Ganador y la cancha de la Calle del Cementerio ha devuelto a los jóvenes espacios para crecer, compartir y soñar. El reciente sorteo del Torneo de Microfútbol IMDERA 2025 no es solo un evento deportivo, sino también un acto simbólico que habla de inclusión, motivación y trabajo en equipo. Detalles como estos pueden parecer pequeños en el panorama nacional, pero para un municipio como Arroyohondo, representan pasos firmes hacia la integración social y el fortalecimiento comunitario.
Uno de los logros más significativos de la actual administración ha sido la elección de Zuleivis Coronel como representante de alcaldes ante el Consejo Directivo de CARDIQUE. Este hecho marca un hito en la historia institucional de Arroyohondo, posicionando al municipio en espacios regionales de toma de decisiones sobre medio ambiente y desarrollo territorial. No se trata solo de ocupar una silla, sino de alzar la voz por una comunidad que por mucho tiempo ha sido olvidada en las grandes mesas de discusión. Esta representación refleja el compromiso con la protección de los recursos naturales y el interés por vincular al municipio a planes estratégicos de impacto sostenible.
Los avances también se hacen visibles en la ejecución de obras públicas. En corregimientos como Sato y Machado, ya se desarrollan intervenciones en calles y andenes que mejoran la movilidad y elevan la calidad de vida. Estas obras son muestra de que sí se puede transformar el entorno, aunque el camino sea largo y lleno de obstáculos. La población, que por años ha visto cómo muchas promesas quedaban en el aire, ahora observa con expectativa que algo diferente está sucediendo. Poco a poco, el municipio va dejando atrás el rezago estructural, sin perder su esencia ni su identidad.
A pesar de todo lo logrado, sería irresponsable negar que aún falta mucho por hacer. Arroyohondo sigue enfrentando múltiples retos: mejorar la calidad educativa, ampliar los servicios de salud, fortalecer el acceso al agua potable, generar empleo y dinamizar la economía local. Las brechas son reales y profundas, pero no imposibles de cerrar si se mantiene la voluntad política, la participación activa de la ciudadanía y una visión clara de futuro.
El verdadero desarrollo no se mide solo en obras visibles, sino también en la forma en que una comunidad se organiza, se informa, participa y se empodera. Arroyohondo está dando señales de transformación, y aunque el camino sea largo, lo importante es que ya se está andando. Este proceso requiere tiempo, paciencia, compromiso y constancia. Es un trabajo de todos: del gobierno local, de las comunidades, de los jóvenes que sueñan con un mejor mañana, de los adultos que han sostenido con esfuerzo a sus familias y de los mayores que aún esperan ver cumplidos los anhelos de toda una vida.
Arroyohondo no puede volver atrás. El llamado hoy es a seguir caminando con fe, con esfuerzo, con sentido colectivo. Porque cuando un pueblo cree en sí mismo, se une y trabaja en la misma dirección, no hay obstáculo que no pueda superar. El desarrollo es una obra colectiva, y Arroyohondo Bolívar, paso a paso, la está construyendo.
Comentar