Arrepentidos, no confesados

Es fácil escribir, lo importante es retener en la memoria las suficientes palabras, para armar con suficiente argumento, lo que se puede manifestar con la debida coherencia. No es fácil vivir en un país que ha vivido de imitar modelos educativos, modelos de salud, modelos de economía y solo falta que sigamos en la época de la encomienda. No es fácil vivir en los departamentos fronterizos como es el caso de Arauca, Amazonas, Putumayo y Nariño.

Es difícil conocer lo que pasa en los departamentos fronteras si estas en Bogotá, Medellín, Manizales, Armenia, Pereira, Montería, por solo enumerar algunas ciudades que se olvidan como es el caso Chocó, de Buenaventura, se olvidan del puerto de Tumaco que hace las veces de puente de comunicación de cargas, más no de relaciones internacionales.

Arrepentidos, no confesados, parecen estar muchos ciudadanos que dejan su voto confiados en su candidato y éste no cumple con los programas y proyectos que había prometido en su plan de desarrollo municipal para el pueblo de sexta categoría y la capital del departamento. Arrepentidos, no confesados, dice el refrán popular y es poco lo que se puede arreglar con la revocatoria de mandato y menos con el plebiscito que están en la Constitución Política.

Arrepentidos, no confesados, la iglesia católica sigue incidiendo tanto en la vida política colombiana olvidando el concordato y proponiendo en su discurso un susto como de guerra civil. Desafortunadamente, pocos se quejan, pocos hablan, pocos se meten en el tema, son más los que callan, son más los que pasan de agache, ni los editores de noticias hacen su comentario y menos hacen de confesores. Aquí pasan, en este país, en los otros vecinos algo así como de inquisición, solo faltan los herejes y las brujas que no siempre vuelan en escobas.

Las imágenes de otros países nos hablan de hechos similares a los que ya hemos venido padeciendo, sufriendo, superando, con resiliencia, con mucha capacidad de soportar y de aguantar. Los países latinoamericanos no han tenido las consecuencias de una guerra mundial, como sí lo tuvieron Europa con dos guerras mundiales. Las guerras civiles del siglo XIX, dan cuenta de los conflictos que nunca se superaron terminada la independencia en los países Bolivarianos. Hemos juntando varios temas, hemos comentando algunos hechos históricos, sociales y políticos, temas sensibles y algunos polémicos y repletos de datos y cifras estadísticas que nos faltaron por resaltar, podríamos resumir en una sola palabra: corrupción desde siempre, desde antes y después de la independencia, la herencia recibida fue y será: Arrepentidos, no confesados. 

Diego Calle Pérez

Especialista en Gestión Pública. Escuela Superior de Administración Pública ESAP
Especialista Gerencia Educativa con énfasis en Proyectos. Universidad Católica de Manizales.
Historiador - Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín - Analista Político
Miembro fundador de columnistaslibres.com

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