Filosofía y prensa en Colombia, el libro que revive el famoso debate sobre el papel del filósofo en los problemas nacionales, debate planteado por Rodrigo Restrepo colaborador de la Revista Arcadia el 3 de marzo del 2011.
J.C.P: ¿Cómo recibió la academia el artículo de la revista Arcadia del 3 de marzo del 2011 cuando se cuestionó el papel del filósofo en la sociedad?
Damián P: Me parece que el artículo de Restrepo es criticable por la información que contenía, la falta de investigación del autor a la hora de escribir el texto. Porque no solamente Estanislao Zuleta era muestra de la función pública y social del intelectual, hubo muchos más; también hizo falta una alusión más profunda a los blogs que se dedican al ejercicio de la filosofía, en fin, hubo mucha deficiencia en la investigación. A pesar de eso, me parece que fue un artículo muy importante, porque levantó ampollas en los filósofos y nos llevó a cuestionarnos para ver que incidencia teníamos sobre los problemas nacionales. Sobre ese debate se hicieron muchos eventos en universidades y respuestas en medios digitales como en la misma revista Arcadia. Fue un buen momento de estremecimiento y de introspección sobre qué papel teníamos los filósofos en la sociedad y en la Academia.
J.C.P: ¿Hay en la historia de la academia o en la prensa un acto parecido a ese, en donde se desafiara el papel del intelectual?
Damián P: Que yo sepa no, pero lo que sí sé ahora, es que siempre ha existido realmente una relación importantísima entre presan y difusión cultural, entre prensa y filosofía: no solo me remito al siglo XIX en la época de los gobiernos liberales de José Hilario López donde la cultura europea se difundió en folletines…la literatura de folletines es un ejemplo de eso. También en España en la época de Ortega y Gasset se llevó la filosofía a la prensa. Y también para tener en cuenta el caso de América Latina, en la Nación de Buenos Aires, la labor que hacía Francisco Romero fue importante. Danilo Cruz Vélez, Rafael Gutiérrez Girardot, esta gente colombiana, los llamados normalizadores de la filosofía en Colombia, publicaron artículos, reseñas en periódicos como El Tiempo, El Espectador, El siglo. El periódico siempre ha jugado un papel importante en la difusión de las ideas filosóficas, de nuestra conexión con el mundo intelectual y las ideas del pensamiento europeo. Entonces, precisamente, mi libro lo que busca es rescatar esta relación. Yo creo que la historiografía filosófica se ha dedicado a la recepción y hoy en día vamos más allá en el sentido de que hay que estudiar los modos de producción, difusión y consumo de la misma filosofía. Es lo que yo llamo “una historia social de la filosofía”. Este tipo de estudios ya se han hecho en literatura, pero lo que yo quiero mostrar es que desde esta postura se puede hacer una historia social de la filosofía en donde también se pueda hacer un rastreo sobre el papel que ha jugado la prensa escrita en la difusión de la filosofía en Colombia, en América Latina.
J.C.P: Fueron 47 artículos encontrados en el trabajo investigativo. ¿Esta cantidad es suficiente para evaluar el verdadero papel del intelectual?
Damián P: Cuando tratábamos de plantear la pregunta sobre el papel del intelectual en la prensa, se descubrió que tocaba tomar la prensa nacional y también los periódicos regionales. Entonces nos pusimos a mirar el Heraldo, El País, el colombiano, y encontramos más de 500 artículos. Tuvimos que suscribir la investigación solamente al El Espectador. Yo tengo en un CD todos los demás artículos, de tal manera que lo que se muestra en el libro es una investigación y una respuesta parcial. Se tuvo que delimitar la investigación- y esto por problemas ya específicos de la investigación en Colombia y es que se exigen resultados en un año porque solo hay financiación para ese tiempo. Si me hubieran dado recursos para cinco años, pues se habría hecho una lectura, un filtro de los 500 artículos. Pero en sí, los hechos demuestran que sí ha existido una participación del filósofo en la prensa.
J.C.P: ¿Cómo se hizo la clasificación de los textos?
Damián P: Se eliminaron todos los artículos que fueran notas necrológicas, que fueran reseñas sobre libros. Hicimos filtros con temas como la paz, la educación, el narcotráfico, la violencia, el papel de la universidad y a partir de estos filtros, se delimitó el material a analizar. Lo otro que había que había qué definir era qué se entendía por filósofo o intelectual, y qué era un artículo de interés filosófico.
J.C.P: ¿Filósofos como Hoyos, Gutiérrez Girardot, Jaramillo, estaban en Colombia cuando hablaban de la problemática del país?
Damián P: Todos ellos estaban en Colombia excepto Gutiérrez Girardot, quien con una mirada desde afuera publicó en revistas, en el diario El Tiempo y siempre estuvo pendiente de lo que sucedía en términos de coyuntura política. Cada uno desde su formación escribía sobre cosas diferentes, sus intereses cambiaban como el caso de Gutiérrez quien criticaba a la universidad, al intelectual y todo lo difícil que era pensar y hacer filosofía en Colombia.
J.C.P: En su libro usted afirma que los filósofos sí se ocupan de los problemas nacionales. Después de culminar esa investigación que cubría una década, ¿cómo ve usted ese papel de los filósofos desde los años 90 hasta la actualidad?
Damián P: Es una situación difícil. Estas dificultades tienen que ver con asuntos que se mencionan en la revista Arcadia. Allí se expone el problema que se le presenta al filósofo a la hora de escribir, porque está acostumbrado a hacerlo de una manera muy elevada, con citaciones extensas que la prensa no permite. Lo que uno ve es que hay muchas reflexiones sobre la coyuntura pero que se publica preferiblemente en revistas científicas. El espacio de la prensa escrita no se presta para una reflexión de largo aliento, entonces cada vez- y lo digo con conocimiento de causa- que uno escribe en la prensa le toca moderarse, hacer mucho esfuerzo en el lenguaje y la síntesis. De cierta manera esta es una invitación para que el filósofo se vuelva periodista y aprenda a difundir, que no tenga la idea de que llevar la filosofía a la prensa es bajar de nivel, porque la historia ha demostrado que este acto ha promovido un mayor interés por la filosofía.
J.C.P: ¿Cómo romper con esa muralla que no deja que la gente del común conozca estas reflexiones que se generan en la academia filosófica?
Damián P: Yo creo que el filósofo tiene que aprender a escribir como periodista y tiene que hacer ese gran esfuerzo. Por otra parte, la gente sí accede a ciertos contenidos filosóficos hoy. Lo hace, por ejemplo, utilizando Internet y algunos blogs. Allí hay un gran consumo de conferencias y debates filosóficos. Existe el caso de Zizek en Europa y de Santiago Castro Gómez en Colombia donde sus conferencias, subidas a Youtube, tienen miles de visitas. También en la prensa escrita como es el caso de Le Monde Diplomatique- donde escribo con frecuencia- hay varios artículos con más de 10.000 visitas. Son otras formas de acercarse a la filosofía. El problema es que no hay estudios específicos sobre estas formas de circulación, distribución y consumo. Es este tipo de estudios que propongo con la historia social de la filosofía.
J.C.P: ¿En la actualidad hay espacio para los filósofos en los medios?
Damián P: Hay pero muy pocos en medios de alto consumo. En el Malpensante, Arcadia, Le Monde Diplomatique hay espacio. Pero ya acceder a El Tiempo y a El Espectador es limitado por las mismas agendas de los medios. Pero también depende del filósofo y su especialización… no a todos les interesa escribir. Yo no vería a un fenomenólogo escribiendo sobre la violencia en Colombia. Más bien, veo al profesor de política, filosofía colombiana o filosofía latinoamericana haciéndolo.
J.C.P: ¿Qué conclusión y que caminos deja la investigación?
Damián P: Hay que hacer una reconstrucción de la historiografía filosófica nacional para dictaminar el estado actual de la filosofía, entre otras cosas teniendo en cuenta el factor del papel de la prensa escrita como difusora de la cultura. Lo otro es la falta de estudios sobre este tema y además, para poder llegar a conclusiones más profundas se debe seguir estudiando los archivos que tenemos, y no solamente en los grandes periódicos sino también en los regionales.
J.C.P: ¿Con todo lo que está pasando a nivel político con la llegada de Trump, lo que está haciendo Maduro, lo que sucede en Brasil, se puede pensar en un fracaso de la democracia?
Damián P: Yo creo que la democracia tiene que responder a retos históricos. La democracia ha servido para ganar espacios en los cuales yo como ciudadano no estoy dispuesto a renunciar…no pienso perder, por ejemplo, las libertades que la democracia liberal me ha otorgado. Tampoco estaría dispuesto a renunciar a ninguna de las reivindicaciones que la democracia social desde finales del siglo XIX y del siglo XX ha puesto de presente como necesidades históricas que tenemos hoy en día. Tampoco estaría dispuesto a renunciar a ciertas demandas que ha reivindicado la democracia pluralista. La democracia ha tenido una suma muy compleja de demandas que satisfacer, pero estoy de acuerdo en que la democracia es insustituible, pues no se ha inventado nada mejor. No se trata de eliminarla, se trata de poner la democracia a la “altura de los tiempos”, de las necesidades de la actualidad.