Afrontar la hoja en blanco es entonces la conversación pendiente, atender y resolver con reflexión requiere del oficio de escribir, no en vano se programa con ‘lenguajes’.
A medida que la conversación fluye en las diversas pestañas de ChatGPT, que -me- funcionan como asistentes que optimizan eficazmente la elaboración de informes ejecutivos, investigaciones pertinentes, referencias inducidas, consejos útiles y asuntos varios… Entre mi propuesta dialógica (técnicamente, prompt engineering) y las interesantes respuestas de la IA, esbozo con sorpresa fascinante las distancias entre su procesamiento algorítmico y mi percepción sentida, ahora mucho más auténtica en el afán casi instintivo de complementariedad y extensión a partir de una tecnología que no puede ni debe competir conmigo como encarnación de la humanidad misma.
La apropiación de la tecnología y el entendimiento del desarrollo de la misma, se han integrado a los cimientos de mi estructura de pensamiento; la etapa posterior a la modernidad puede ser también un llamado al desarrollo científico exponencial que nos permita como especie descubrir las dimensiones de la física, conectando cognoscitivamente para explorar el universo. No obstante, el lugar de mi contribución a ese futuro compartido de acuerdo a mi área profesional, se enfoca en preguntas desde la ética y las ciencias sociales y políticas, que inciden necesariamente en las ciencias del comportamiento y los procesos educativos que determinan los ritmos y alcances del aprendizaje de las masas en todas las áreas del conocimiento.
Aprender a aprender más allá de lo histórico, cultural y políticamente permitido por el statu quo, requiere de algo más que la pasión y la pulsión emancipatoria de cada ser humano que naturalmente se sabe como un fin en sí mismo; requiere de herramientas. La posibilidad de ser autodidacta dadas las condiciones para acceder a información valiosa y conocimiento de calidad de manera libre, es una de las aristas que nos permitirá entender la esencia de la democracia, que no reside propiamente en las mayorías como ilusoriamente se ha escrito, sino en el ejercicio de la ciudadanía cuando constitucional y materialmente se conquista; es decir, hoy contamos con el acceso a herramientas que nos permiten ser mucho más críticos del poder, al punto de configurar grados de autonomía individual que habilitan movimientos que están transformando imaginarios jurídicos hacia concepciones mucho más justas y equitativas que le devuelven el poder sobre sí a un número cada vez más amplio de personas.
Los sesgos culturales (raciales, de género, por procedencia geográfica) de la IA son los sesgos de la modernidad, pero el hecho de que hoy gocemos democráticamente de ciertos modelos de IA abiertos al público en general es un logro póstumo de la modernidad. Es un logro póstumo porque la adopción democratizada de la IA nos propone y nos reta a superar el paradigma de la modernidad, ya que lo desafía desde el núcleo: la forma en que estamos aprendiendo. Democratizar el acceso a herramientas pedagógicas y plataformas de aprendizaje, evolucionando en las formas en las que estamos aprendiendo y generando conocimiento, cuestiona las falacias de autoridad, las estructuras de impunidad, el adoctrinamiento y la imposición por verticalidad.
Sin embargo, las instituciones educativas están llamadas a sobrevivir innovando a la vanguardia porque el papel del Maestro es y será mucho más importante que nunca. Las nuevas generaciones de seres humanos están recibiendo y podrán recibir herramientas que deben entender, desarrollar y dominar, ya que en diversos escenarios probablemente darían paso a: 1. Potenciar su capacidad creativa incrementando exponencialmente la prosperidad, la calidad de vida y el desarrollo sostenible equitativo en general. 2. Atrofiar por complacencia las competencias más básicas induciendo una era de decadencia y totalitarismo acrítico. 3. Impedir el acceso democratizado y la comercialización confiable de tecnología, provocando niveles de desigualdad y conflicto altamente escalables. 4. Reconfigurar órdenes geopolíticos y sociales en torno al conocimiento… más.
A pesar de los avances civilizatorios ahora liderados por la tecnología, seguimos siendo mamíferos que necesitan del afecto, el cuidado, la seguridad, la confianza, el amor y la esperanza para crecer. Cuando hablamos de ‘Mentalidad de Crecimiento’ (Growth Mindset) en la cultura de las StartUps estos componentes no dejan de ser la excepción, por eso buscamos y seguiremos requiriendo mentores, maestros y docentes humanos, profundamente humanos, capaces de comprender la distancia biológica, sensible, con la máquina. Seguiremos necesitando de seres humanos que nos evoquen, nos inspiren y nos orienten a ser mejores seres humanos, a seguir elevando nuestra aspiración moralizante de humanidad misma en la que prevalece y se obra para el bien.
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