Aprender de otra manera: Comprender y abordar los trastornos del aprendizaje

“La clave está en ajustar la enseñanza para que cada persona aprenda a su propio ritmo y potencie su talento único”


Los trastornos del aprendizaje son condiciones que afectan la capacidad de una persona para adquirir y procesar conocimientos de manera eficiente. A pesar de tener una inteligencia estándar o incluso superior al promedio, estas dificultades no son el resultado de una falta de motivación o esfuerzo, sino que surgen por diferencias en la manera en que el cerebro procesa la información. Entre los más comunes se encuentran la dislexia (dificultad en la lectura y comprensión de textos), la discalculia (problemas con el cálculo y la comprensión matemática) y la disgrafía (dificultades en la escritura).

Para que estos trastornos no se conviertan en barreras insuperables, es necesario identificarlos y abordarlos de manera temprana, puesto que, estos influyen en que los niños y adolescentes desarrollen su potencial académico y personal. Es así como la psicología y la neuropsicología se encargan de diagnosticar este tipo de trastornos del aprendizaje a partir de, por un lado, la aplicación de pruebas que evalúan áreas específicas según la dificultad; y por el otro, el análisis del contexto sociopersonal.

En el ámbito educativo, lo anterior es fundamental porque visibiliza los factores que intervienen en las metodologías de enseñanza, principales responsables del desempeño académico de los estudiantes que presentan estas condiciones. Por ello, la detección temprana posibilita diseñar estrategias de intervención adecuadas y evitar consecuencias como la baja autoestima, la frustración y la deserción escolar. Investigaciones como las presentadas en Neurociencia y educación de Stanislas Dehaene (2020), resaltan cómo el cerebro aprende y se adapta para optimizar los métodos de enseñanza y así mejorar la experiencia de aprendizaje de los niños con estas dificultades.

Una vez diagnosticados, los trastornos del aprendizaje requieren estrategias adaptadas a cada estudiante. En un contexto de aprendizaje, es indispensable implementar ajustes como el uso de tecnología asistida, el conceder más tiempo en evaluaciones adaptadas y el empleo de materiales didácticos multisensoriales. Estudios como los recogidos en Estrategias pedagógicas para el aprendizaje inclusivo de David Rose y Anne Meyer (2002), sugiere que el enfoque multisensorial, que integra estímulos visuales, auditivos y kinestésicos, mejora significativamente la recepción de la información en estudiantes con dificultades de aprendizaje. Métodos como la lectura guiada, el uso de software especializado y el aprendizaje basado en proyectos marca la diferencia en la formación de estos estudiantes.

El apoyo emocional también desempeña un papel clave. Es común que los que padecen estos trastornos experimenten ansiedad ante las dificultades que enfrentan en el aula. Promover la confianza en sus habilidades y reconocer sus logros es importante para su desarrollo.

Por ejemplo, la terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser una herramienta eficaz para ayudar a los niños a manejar la ansiedad y desarrollar estrategias de superación frente a los retos académicos. Además, la colaboración entre la familia y la escuela es clave, los padres deben estar informados y comprometidos con el proceso de aprendizaje de sus hijos, creando un ambiente que refuerce sus avances y les brinde estabilidad emocional.

En definitiva, los trastornos del aprendizaje representan un desafío constante. Con el apoyo adecuado y el uso de estrategias de enseñanza, los niños y adolescentes pueden llegar a desarrollar habilidades que les permita alcanzar su máximo potencial. La educación inclusiva y la sensibilización frente a estos trastornos son esenciales para construir un sistema educativo que valore la diversidad y garantice la equidad; así lo estipula la Ley 2216 de 2022 en Colombia.

Reflexionar sobre estos temas no solo nos permite comprender mejor a quienes enfrentan estas dificultades, sino que también nos invita a repensar nuestras prácticas educativas y examinar formas más efectivas de enseñanza. Al final, la clave no está en hacer que todos los estudiantes se acomoden a un mismo modelo de aprendizaje, sino en ajustar la enseñanza para que cada uno aprenda a su propio ritmo y potencie su propio talento.

Juan Carlos López Flórez

Licenciado en Filosofía, historiador y docente. Escribo para invitar a la reflexión, inspirado en la historia y la literatura, impulsando el cambio educativo que necesitamos.

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