Aprender de Asia: Claves para transformar la educación en Colombia

“Como sociedad, debemos reflexionar sobre el papel de la educación en el desarrollo del país y asumir el reto de transformarla”


La educación en Colombia ha avanzado en cobertura y acceso, pero aún enfrenta desafíos en calidad y equidad, especialmente en las zonas rurales. En este contexto, los sistemas educativos asiáticos ofrecen lecciones valiosas. Países como Corea del Sur, Singapur y Japón han consolidado modelos basados en la inversión en infraestructura, la formación docente de alta calidad y el uso de tecnología en las aulas. Su enfoque en la disciplina y el esfuerzo académico ha producido resultados sobresalientes, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿puede Colombia adaptar estas estrategias a su realidad?

Si bien cada país tiene su propia identidad y contexto, es posible tomar inspiración de estos modelos y ajustarlos sin perder de vista nuestras particularidades. La educación colombiana necesita una transformación que comience con una inversión seria en infraestructura y tecnología. No es posible hablar de calidad educativa cuando miles de estudiantes en zonas rurales aún estudian en condiciones precarias, sin acceso a herramientas digitales ni materiales adecuados. Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE (2018), los países asiáticos con mejores resultados en pruebas PISA han priorizado la inversión en infraestructura escolar y el acceso equitativo a la tecnología.

Otro punto clave es la formación y el respeto hacia los docentes. En países asiáticos, la figura del maestro es altamente valorada y recibe constante capacitación. Corea del Sur, por ejemplo, invierte significativamente en la preparación de sus docentes, asegurando que reciban capacitación continua y salarios competitivos (World Bank, 2020). Colombia debe dignificar la profesión docente, ofreciendo mejores condiciones laborales y programas de actualización permanente que les permitan innovar en sus metodologías y responder a los desafíos del siglo XXI. No podemos esperar a una educación de calidad si no dotamos a los educadores de los recursos y el reconocimiento que merecen.

El sistema educativo también debe promover una cultura de aprendizaje y esfuerzo sin caer en la presión extrema que caracteriza a algunos modelos asiáticos. Es cierto que la competitividad puede generar excelencia, pero en Colombia se necesita un enfoque equilibrado que valore tanto el rendimiento académico como el bienestar emocional de los estudiantes. Estudios como el de Zhao (2019) han señalado que, aunque los modelos asiáticos logran altos niveles de desempeño, también pueden generar altos niveles de estrés entre los estudiantes. Proponer modelos de enseñanza que fomenten el pensamiento crítico, la creatividad y la solución de problemas permitirá formar ciudadanos más preparados para los retos venideros.

Además, creo firmemente que Colombia debe repensar su enfoque en la educación técnica y vocacional. Mientras que en Asia estas opciones son altamente valoradas y ofrecen oportunidades reales de empleo, en Colombia siguen viéndose como alternativas de menor prestigio frente a la educación universitaria. Es momento de impulsar políticas que fortalezcan la formación técnica, conectándola con el mercado laboral y garantizando una educación que realmente responda a las necesidades del país.

Colombia puede aprender de Asia sin replicar sus modelos de manera literal. La clave está en adaptar sus estrategias exitosas con la realidad del país, promoviendo una educación de calidad, equitativa y alineada con las necesidades del siglo XXI. Si se logra invertir en infraestructura, fortalecer la formación docente y promover una cultura educativa que valore la excelencia sin descuidar el bienestar estudiantil, el sistema educativo colombiano podrá cerrar brechas y preparar mejor a las futuras generaciones.

Como sociedad, debemos reflexionar sobre el papel de la educación en el desarrollo del país y asumir el reto de transformarla. Si bien Asia ofrece ejemplos inspiradores, el verdadero desafío está en construir un modelo educativo propio que impulse el crecimiento de Colombia sin perder su identidad y valores fundamentales.

Juan Carlos López Flórez

Licenciado en Filosofía, historiador y docente. Escribo para invitar a la reflexión, inspirado en la historia y la literatura, impulsando el cambio educativo que necesitamos.

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