«Somos libres en la medida en la que podamos expresar nuestras ideas (…), sin que el poder político nos impida hacerlo» Determina la UNAM en sus investigaciones como aporte a su biblioteca jurídica.
El objetivo de esta cita, se basa en la definición general de una institución muy concreta que concibe a la libertad de prensa como uno de los pilares fundamentales en la vida democrática; reverenciando lineamientos académicos que son importantes para el desarrollo teórico y práctico de muchos sectores. Sin embargo mi concepción referente al tema va mucho más allá.
En principio tomo dicha cita como indicativo frente a muchos sucesos nacientes de la vida social, política y en efecto periodística de este país. Y es que últimamente las negligencias de muchos medios de comunicación imponentes han generado un efecto negativo y generalizado en la calidad periodística de nuestro marco nacional. Es por ello que a día de hoy, aún hay que demostrar la legitimidad del oficio de muchos periodistas que de verdad hacen de su profesión un estandarte de honor.
Auges del oficio
Daniel Coronell, quien es un periodista relevante para la prensa nacional e internacional, recientemente reveló cables informativos provenientes de la popular librería electrónica con documentación muy perseguida a nivel global, Wikileaks. Desde la columna titulada Petroleaks y publicada en la revista Semana, evidencia claramente información que compromete en sentido figurativo al actual legislador de la república; senador Gustavo Petro. Se generó así una discusión muy alejada del debate público, involucrando los intereses subjetivos del mencionado periodista y pretendiendo una protervia frente a dicho legislador. Una apreciación muy errónea y por lo tanto alejada completamente de la realidad.
En primera instancia, he de decir que la documentación descrita por Daniel Coronell tiene un peso probatorio importante. Se aleja completamente de las distinciones de difamación que evocan muchos detractores. Segundo es, que está ejerciendo de manera excelsa su oficio de periodista puesto que publicita con mucho criterio documentos olvidados por la audiencia pública. Y tercero y aún más importante, genera en la audiencia la conciencia social y crítica que es el objeto principal de toda figura ligada a la prensa. Si estos tres aspectos legitiman su actuar, ¿cuál es la motivación de tanta revuelta?.
La nefasta falta de crítica
Pero muchos de los sectores políticos, sociales y públicos no están de acuerdo con las anteriores disposiciones. Lastimosamente sus fuentes argumentativas son escasas por no decir nulas y simplemente se ajustan a la defensa por capricho del doctor Gustavo Petro. Esta premisa ha estado predominante en todo momento y simplemente genera odio o empatía, pero nunca lo verdadero pretendido que es la conciencia.
El efecto que pueda generar esta falta de conciencia es muy serio. No sólo vulnera los principios que cobijan la libertad de prensa, sino que nubla el propósito social de todo periodismo exhaustivo, el de crear control. Es necesario la defensa legítima proveniente de la audiencia pública que soporten publicaciones como estas; de no ser así se perderían los efectos valiosos que repercuten en nuestra sociedad.
Por ello encuentro muy contradictorio el actuar de estos detractores. Evidenciar algo que a fin de cuentas genera beneficios y reconoce derechos, no puede ser objeto de imprudencias y faltas de críticas.
Defendamos el valor de propagar la información
Es importante generar críticas frente a la negligencia periodística que se evidencia mucho hoy en día. Es importante reconocer a la información verídica como un estandarte de libertad. Lo que no estoy dispuesto a aceptar es la estimación de una figura pública frente al detrimento de documentos que lo afectan y se presumen válidos.
Mucho menos aceptaré que se ataque a un colegiado periodístico que actúa de manera imparcial y oficiosa en virtud de un capricho colectivo y, ni siquiera una crítica con validez argumentativa.