Desde el 12 de enero de 1810, medio año antes del 20 de julio, la Junta que gobernaba a Antioquia: Don Francisco de Ayala, Don Francisco José Santana, Don Manuel Cossio, Don Pedro Alcántara Arroyo y Campero, Don Faustino Martínez, Don José Pardo, Don José Cruz Robledo, Don Francisco Londoño, Don Tomás de Rublas y Don Juan del Corral, dieron poderes a Don Antonio de Narvaez para que representara la Provincia en las Cortes españolas en los siguientes términos:
“Para que sin trastornar los principios de la monarquía, tampoco pierda de vista y reclame la conservación de los sagrados e imprescriptibles derechos del hombre, libertad, seguridad y propiedad, que son las bases de la sociedad, así como deben ser los principios de todo gobierno sabio e ilustrado;…” (Francisco Duque Betancur; Historia de Antioquia; Imprenta Departamental; 1967; Pag. 412)
El Acta de Independencia del 20 de julio de 1810 dice expresamente que a las 6 de la tarde se pide que se forme una Constitución “…contando con las nobles provincias, a las que en el instante se les pedirán los diputados, formando este cuerpo el reglamento para las elecciones en dichas provincias, y tanto éste como la Constitución de Gobierno deberán formarse sobre las bases de la libertad e independencia respectiva de ellas, ligadas únicamente por un sistema federativo…” (Carlos Restrepo Piedrahíta; Constituciones Políticas Nacionales de Colombia; Universidad Externado de Colombia; 1995; 2 ed; Pag. 14.)
Nuestro país nació federal, con un reconocimiento expreso del poder constituyente de las diferentes Provincias que conformaban el Virreinato de la Nueva Granada.
Bogotá (Santa Fé) estaba acobardado ante los hechos: Napoleón había invadido a España, por lo que las Provincias españolas, peninsulares y americanas, resolvieron desconocer al francés y declarar sus independencias.
“Como lo afirma el historiador Porras Troconis, de varios puntos llegaban a la capital del Nuevo Reino las solicitudes para iniciar el movimiento y entre estas registra la de Don Agustín Gutiérrez Moreno, que desde el 5 de julio escribió a su hermano residente en la capital: “El concepto que hay aquí (al parecer Cartagena) de los de Santafé, es el de cobardes hasta lo infinito, pues pudiendo contar con el auxilio de rodo el reino, no se mueven y aguantan demasiado…” (Francisco Duque Betancur; Historia de Antioquia; Imprenta Departamental de Antioquia; 1.967; Pag. 424)
Observemos bien la fecha de esa comunicación: 5 de julio. 15 días antes del 20 de julio de 1810.
Efectivamente ya la Provincia de Cartagena se había pronunciado el 25 de mayo y el 14 de junio; Cali había hecho lo propio el 3 de julio, acontecimiento en que participó activamente como comandante el antioqueño Atanasio Girardot; Pamplona el 4 de julio; El Socorro el 10 de julio; Antioquia por medio de Juan del Corral también había propuesto antes del 20 de julio la formación de una Junta Autónoma. Quedándose rezagada Santa Fé de Bogotá, hasta que tuvo que hacer la pantomima del florero de Llorente sabiendo de antemano los hermanos Morales que éste español se iba a negar a prestarlo para embellecer el banquete de homenaje a Antonio Villavicencio.
Nuestra independencia nació pues en las Provincias, que por su coraje obligaron a Santa Fé de Bogotá a los hechos del 20 de julio del cual extrajimos el acta de independencia mencionada en el primer párrafo de esta alocución. En ese 20 de julio fueron protagonistas entusiasmando a los grupos estudiantiles: Liborio Mejía, Atanasio Girardot y José María Arrubla, al igual que el marinillo doctor Joaquín Hoyos.
Las cuatro principales ciudades: Santa Fé de Antioquia, Medellín, Rionegro y Marinilla nombraron, para que fuese Antioquia representada en el Congreso citado en Bogotá, a: Pbro. José Miguel de la Calle, Doctor Juan Elías López, doctor Manuel Antonio Martínez, doctor José María Ortiz, Pbro. Lucio de Villa, doctor José María Montoya, don Juan Nicolás de Hoyos y doctor José Manuel Restrepo. Todos acudieron a Santa Fé de Antioquia a deliberar dentro de lo que se llamó una Alianza Provincial. Las sesiones se dieron entre el 30 de agosto y el 7 de septiembre de 1810. Se organizó la Provincia, se creó una Junta Superior Provincial que asumió la autoridad hasta noviembre mientras se convocaba el Serenísimo Colegio Constituyente. Se adoptó el sistema de Estado Soberano, unido a las otras provincias en la forma federativa.
El 27 de junio de 1811, la Suprema Junta dictó una constitución provisional en seis títulos: 1- Disposiciones Generales; 2- Poder Legislativo; 3- Poder Ejecutivo; 4- Poder Judicial; 5- Real Hacienda; y 6- Equilibrio de los Poderes. Se dijo en ella: “que desde el instante en que el señor don Fernando VII, sin el consentimiento de la nación abdicó la Corona en una extranjera dinastía, y fue cautivado por el Emperador de los Franceses, los pueblos, y entre ellos el de Antioquia, reasumieron la soberanía y los sagrados e imprescriptibles derechos concedidos al hombre por el Autor Supremo de la Naturaleza, en cuyo goce y ejercicio entraron desde el 20 de julio, que fueron depuestas en Santafé las autoridades que indebidamente lo impedían.”. Esta Constitución antioqueña se adelantó a la de Cundinamarca al desconocer a Fernando VII.
El 27 de noviembre de 1811 Antioquia, representada por José Manuel Restrepo, suscribe el Acta de Federación de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, reafirmando el origen federal de nuestro constitucionalismo.
El día 21 de marzo de 1812 el Serenísimo Colegio Constituyente “estableció, aprobó y sancionó” la Constitución del Estado de Antioquia con 298 artículos. Obra admirada por muchos comentaristas de Derecho Administrativo.
Al saberse la ocupación de Popayán por los realistas (Sámano), Antioquia promovió el cambio, para que la Legislatura nombrara un gobierno fuerte como lo hizo en la persona de don Juan del Corral, con las atribuciones de Dictador, lo que se cumplió el día 30 de junio de 1813. Se suspendió entonces el régimen constitucional:
Tomó la palabra Don Juan del Corral:
“Es preciso no perder esta hora que encierra para nosotros la salud o la ruina. O levantar la bandera independiente tan alto que no consigan abatirla nuestros tenaces enemigos, o arriarla para siempre. Perder los inmensos sacrificios hechos para defender la patria, o salvarnos del suplicio seguro que nos amenaza, haciendo una valla con nuestro corazón y nuestra conciencia a los que, como lobos enhambrecidos, corren presurosos contra nosotros. Tened, señores legisladores, el valor de afrontar la situación desesperada que nos amenaza, o prevenid vuestras manos y vuestros pies para las cadenas y vuestro cuello para el último suplicio. Buscad un hombre que sin temores ni miedos salve la república, y que si no lo consigue, sepa al menos morir para dejar su ejemplo. Pero es ahora cuando debéis obrar: oíd ese pueblo que pide a gritos una medida pronta, enérgica, eficaz. Mañana será tarde”…
Siguiendo el ejemplo de la Villa de Mompós y de las provincias de Cartagena y Cundinamarca, Don Juan del Corral acordó el 11 de agosto de 1813 la declaración de Independencia Absoluta de Antioquia respecto de España y su gobierno:
“El Ciudadano Dictador de ella revestido con este carácter por la unánime voluntad de la Representación Nacional, en presencia del Soberano Autor de los derechos del hombre, y de la justicia de su causa,
Declara
Que el Estado de Antioquia desconoce por su Rey a Fernando VII y a toda otra autoridad que no emane directamente del Pueblo, o sus Representantes; rompiendo enteramente la unión política de dependencia con la Metrópoli y quedando separado para siempre de la Corona y Gobierno de España. En consecuencia,
Decreta
Que a virtud de esta abjuración se haga por toda la República el juramento de absoluta independencia a que han venido por esta saludable y santa alteración, y manda a los Tribunales, Corporaciones de todas clases; jueces, y demás ciudadanos de ella que pasen a prestarlo el próximo día 24 en los lugares, y ante quienes se dirá por Reglamento separado, pena de ser desterrados los que se negasen a este acto, y condenados a muerte los que desaprobándolo trastornasen el orden social.”
Juan del Corral, Presidente Dictador. José María Hortiz, Secretario de Guerra y Hacienda. José Manuel Restrepo, Secretario de Gracia y Justicia. 11 de Agosto de 1813.
Sólo en 1821, en Cúcuta, para agradecer al Libertador Simón Bolívar, la Provincia de Antioquia acepta ser parte de un Departamento con el único objeto de unir a Venezuela, la Nueva Granada y Quito, y hacer nacer la Gran Colombia. Este centralismo permanece durante las constituciones de 1830, 1832 y 1843.
En 1853 las Provincias recobran su poder constituyente. Antioquia se reconstituye en Estado Soberano en 1856 y entra a hacer parte de la Confederación Granadina en 1858 y mantiene su estatus durante la Constitución de 1863.
En 1886 se reconstituye Colombia como una República Unitaria y en 1991 se proclama nuevamente la autonomía de las entidades territoriales como lo es el Departamento de Antioquia.
Antioquia nace como Provincia desde la misma organización territorial que le da España reconociendo su origen de la Gobernación de Popayán, siendo conquistada por Don Jorge Robledo, quien venía con Sebastián de Belálcazar y a su vez con Francisco Pizarro, convirtiéndose el río Cauca en la vía de comunicación de la cual nace y que se enriquece con los momposinos como Juan del Corral que llegan desde la Provincia de Cartagena.
Antioquia crece sobre las minas de oro. Sus territorios se llenan con los apellidos asturianos, vascos, leoneses, gallegos, aragoneses y navarros, principalmente, que son los que conocen de los asuntos mineros en España y que formaron una altiva y fuerte raza de pueblos que fue esquiva a las colonizaciones cartaginesas, romanas, visigodas y árabes.
El territorio antioqueño se formó entonces alrededor de los minerales que formaron el comercio y que necesito de la arriería para su desarrollo. Permaneció Antioquia, en cierta forma, alejada de la política. Sólo llegó a su territorio como Presidente de Colombia Tomás Cipriano de Mosquera y Pedro Alcántara Herrán ya por los alrededores de 1850. Sin embargo tuvo una activa participación en la guerra de independencia con Girardot, Córdoba y Liborio Mejía, como hombres de armas. Con grandes ideólogos como Zea.
Podemos resumir el antioqueño, como lo hace el historiador Restrepo Sáenz: religioso, activo, andariego y audaz.
Si hay un pueblo, unas costumbres, un pasado común, una forma de ver las cosas, una expresión, unas tradiciones, una historia de federalismo, de autonomía, de decisiones, y un marco jurídico constitucional que así lo plasma, nadie puede negarle a Antioquia ser lo que quiere ser: Un territorio que se labre así mismo. Cercenarle a Antioquia sus decisiones es cercenar su propia historia y cercenar su propio futuro. ¡Sólo Antioquia deberá decidir!
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