¿Agoniza el neoliberalismo?


Con gran asombro – y preocupación- recibieron los Gobiernos del mundo y las empresas de estos países, el anuncio desde la casa blanca que daba el Presidente Donald Trump con su Reciprocal Tariffs. Una medida de política comercial respecto a las importaciones de productos a su país que carga con nuevos aranceles estas importaciones. Esta medida se suma al paquete de acciones proteccionistas que la derecha que encarna Trump propone para proteger la industria nacional.

Hoy el análisis nos invita a la reflexión sobre el papel y el desenlace de ese modelo neoliberal propuesto a nivel político por Reagan en EEUU – claro, Reagan también entendió que el proteccionismo es importante en ciertos momentos más allá de ser un purista neoliberal-. y Margaret Thatcher en Inglaterra. El declive del keynesianismo y la llegada del neoliberalismo se vendió en el mundo como la posibilidad de que el Estado no se ocupara de las relaciones del mercado, en una suerte de autoregulaciones, permitiendo en materia de globalización y apertura de mercados, una liberalización de situaciones propias del comercio internacional donde la empresa privada actuaba como amo y señor. El capital como árbitro.

En una suerte de “retorno”, el mensaje que da Trump a los mercados internacionales y a sus aliados “libertarios” es que el proteccionismo – como antítesis del libre comercio, pilar fundamental del neoliberalismo- es vital para salvaguardar las economías nacionales, o más bien, la economía de EEUU. Un mensaje que se agudiza y toma valor en virtud a ese nacionalismo económico que desafía las lógicas del mercado global, colocando en el centro de las decisiones económicas, en esta materia, al Estado. Vuelve el Estado a tener un papel fundamental como ya lo había mostrado en la crisis del 2008.

Ahora bien, ¿que sigue para Latinoamérica? Lo primero es decir que libertarios como Milei en Argentina, ven esto como un fuerte golpe a ese modelo que desde el cono sur han querido liderar para la región, pero a su vez es la oportunidad de revisar con vigor las apuestas que los Chicacho Boys o el Consenso de Washington generaron en la década de los 80 y 90 en nuestros países: creando desigualdad y persistencia de la pobreza al no llegar a esos máximos de distribución equitativa de la riqueza, o los impactos que la privatización de servicios esenciales se dieron en latam y hoy plantean un brecha amplia de dificultad en su acceso. Lo que son derechos convertidos en negocio.

En conclusión: parto de la tesis de creer que esto más que el declive del neoliberalismo, es la transformación de un modelo donde el capital internacional es quien lleva las riendas. Y con mayor razón, Latinoamérica debe procurar por revisar las políticas neoliberales que han limitado el florecimiento de nuevas realidades en materia de política económica y de impacto social.

Es de esperar, el Estado debe procurar regular para garantizar equidad.

Jonathan Chaverra Ortiz

Politólogo UdeA

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