Adiós, mi amado Ramoncito

ALDUMAR FORERO ORJUELA

“Se fue para siempre Ramoncito, un cachorrito de apenas casi tres meses de edad que llegó a mi vida, fueron solo cuatro días que estuvimos juntos, el dolor es inmenso por su eterna ausencia.”


He escrito siempre de temas políticos, económicos y de la coyuntura internacional a veces, pero casi nunca escribo sobre las cosas de la vida, de los amores, de los sueños, de las aventuras, del dolor, y esta columna de opinión será para dedicar una breves pero sentidas palabras al dolor, al dolor de la ausencia.

Hace apenas un poco más de una semana llegó a mi vida y a la de mi familia un cachorrito, nunca había tenido uno. Iba a cumplir el 01 de febrero tres meses de edad, era un bebe. Como toda sorpresa me alegró el alma porque, pensé, seria mi acompañante “peludo” por un largo rato.

Lo “bauticé” como Ramoncito, un nombre que tenia en la mente desde hace mucho para colocarle al primer perrito que tuviera y así sucedió. Los primeros días fue juguetón, alegre e inquieto, como todo bebe y como todo ser vivo que vive con amor en su corazón.

En verdad estaba ilusionado, ya había planeado su cronograma de vacunas, su alimento, su cama, su lugar de juego y, por supuesto, sus salidas al parque. Pero como todo en la vida, no se sabe el futuro. No tenia en mente lo que más adelante pasaría.

Al cuarto día de estar conmigo lo noté decaído, triste, apenado, adolorido. Inmediatamente me di cuenta que algo no estaba bien, era su salud. Empezó con dolores abdominales porque se quejaba, diarrea, vómito, sus ojos llorosos y siempre se acostaba. Traté de darle medicamentos que me formularon y de darle comida adicional para que no se deshidratara. No sirvió.

Sobre las 11:00pm lo noté casi moribundo que no hubo otra opción que remitirlo a una clínica canina. Tan solo fue llegar, lo revisaron y lo dejaron hospitalizado. De ese lugar nunca salió.

Lo visité todos los días, me daban reportes, me decían que tenia un virus no avanzado y anemia. Lo tratarían, me dijeron, con medicamentos y analgésicos para que pudiera salir del dolor y venciera el virus. Tuvo días en donde estaba ya alerta y otros días donde estaba moribundo. Pero tenía la esperanza de que saliera de ese momento.

Sin embargo, el viernes pasado lo noté más triste de lo normal, lo habían sedado por el fuerte dolor, pensé en mi interior que no todo estaba bien ni había evolución, tenia fuertes dolores. En la noche de ese mismo viernes me dieron un reporte donde descubrieron que tenía parásitos y, por lo tanto, su condición de salud se afectó aún más. El sábado en la mañana me reportaron que había entrado en paro cardiorrespiratorio y lo estaban asistiendo. Pensé lo peor.

Efectivamente, sobre las 7:30am del sábado 25 de enero de 2025, Ramoncito no pudo aguantar la gran batalla que estaba librando, creo con seguridad, que luchó hasta sus últimas fuerzas por derrotar a ese virus, a esa anemia, a esos parásitos, pero no pudo. Ramoncito murió, partió para siempre, ya no lo tendré más conmigo, es un viaje sin regreso.

El dolor de la ausencia de alguien, ya sea un ser humano o un ser animal es proporcional al amor que ellos tienen con uno y uno con ellos. Aunque no pasó mucho tiempo conmigo, en rigor, solo cuatro (4) días, quedará en mi corazón grabado su hocico, su pelo, sus patitas, su olor a cachorrito, sus ladridos tan suaves que expulsaba y, sobre todo, sus ojitos, unos ojitos de inocencia y amor.

Aunque partió muy pronto y, teniendo en cuenta que, nunca había tenido una mascota, me duele muchísimo porque lo quise, porque tenia grandes planes con él, pero la vida es así, no sabemos cuándo nos vamos a ir.

¡Hasta siempre mi amado Ramoncito!

Aldumar Forero Orjuela

Joven oriundo de Bogotá D.C. Nacido en 1998, de familia conservadora, se ha adherido a las ideas del liberalismo que aboga por el respeto a la vida, la libertad y la propiedad como los valores más importantes de una sociedad.

Economista de la Universidad de La Salle. Con diplomados en cultura democrática y juventud constructora de paz.

Ha sido columnista en varios medios digitales de opinión y actualmente es columnista en Al Poniente.

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