Vivimos tiempos de incertidumbre y tristeza, quizá los más duros que le ha correspondido vivir a nuestra generación y a varias generaciones que padeceremos los efectos de esta pandemia; pero en medio del dolor por cada vida que nos arrebata el Covid-19, la impotencia de las personas enfermas, la soledad que nos rodea, el heroísmo de nuestros médicos y de todos aquellos que se juegan la vida porque el país no se paralice totalmente, emerge el deseo de que Colombia salga renovada luego de esta experiencia.
Tendremos que adaptarnos y ya lo estamos haciendo en la vivencia de la cuarentena, con las nuevas dinámicas de contacto, las precauciones de higiene que ahora nos recuerdan lo vulnerables y frágiles que somos, dejando de lado la cotidiana negligencia con quienes viven del día a día o están en pobreza o miseria y extrañando los valores simples de la vida como el encuentro con el otro; como seres llamados al encuentro, que somos.
Ajustarse y adaptarse a las épocas actuales es una actitud prioritaria; viene pasando en Asia, Europa y Estados Unidos, donde se practica la austeridad y en medio de la pandemia y muchas familias optan por esa actitud de adaptación. Los gobiernos y las empresas también tendrán que adaptarse bajo la prioridad de proteger la vida y la salud; en una especie de contradicción capitalista que nunca hubiéramos imaginado: Pagarle a los empleados por quedarse en casa y proteger su vida, cuidando al máximo su capital para evitar el despido y la afectación hacia muchas familias.
La innovación emerge en medio de las crisis y así nos lo demuestra la historia a partir de graves pandemias globales como la Peste Negra, la Gripe Española y ahora este Coronavirus. Las ideas y la creatividad nos renuevan, pues los estados de confort suelen ser amigos traicioneros a la hora de obtener una sana lección para comprender el valor que tiene la vida. Hay que seguir avanzando con la firme convicción de entender que no existe otra opción.
En paralelo con la vida y la salud, me he propuesto una causa desde mi rol de congresista: La defensa del empleo y de los ingresos de miles de familias en Colombia. No puede haber lugar a dudas a la hora de optar por la defensa de la seguridad social y el derecho al trabajo de los colombianos; pues también a partir de este propósito se gesta la calidad de vida y el bienestar como derechos inalienables que tiene cada colombiano.
En todos los rincones del país se corrobora que los colombianos premian con su respaldo, acatamiento y respeto, a los gobernantes que han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y anteponen una actitud de servicio con humildad a su propio deseo de brillar. Vemos líderes que innovan y crean nuevas alternativas para poder atender con agilidad las urgencias propias de esta temporada. Desde el Gobierno Nacional se han tomado medidas pero éstas no tendrían sentido alguno si los ciudadanos no se apropian y empoderan del autocuidado, son tiempos que demandan grandes ideas para grandes soluciones.
El empoderamiento ciudadano es el más alto de los propósitos que debe guiar la actitud diaria de los 50 millones de colombianos en medio de la crisis y así lo demuestran miles de historias de valor, generosidad, empeño, resiliencia que vemos a diario en algunos medios y redes sociales donde la esperanza no perece. En cada uno está la solución que parte de innovar.
La adaptación, la innovación y el avance de Colombia empieza por acciones concretas como la que hemos solicitado al gobierno y al sector financiero de brindar flexibilidad para lograr la atención urgente a las necesidades del sector de las mipymes, y así estas puedan sostenerse y evitar su deterioro con la consecuencia de la pérdida de más empleos. El 15 de abril el Dane reportó que 1.5 millones de colombianos habrían perdido su empleo y la cifra puede aumentar si no nos adaptamos, innovamos y avanzamos en la forma cómo se alivia financieramente este sector que representa el 96% del tejido empresarial y aportan 40% al Producto Interno Bruto del país, por eso es urgente que se haga efectivo el alivio a estos empresarios para que la crisis social no se ahonde con más personas que pierdan su empleo.
Es tiempo de cambiar como diría la canción del querido Juanes y ese cambio debe darse a todos los niveles para que podamos sobrellevar esta marea alta de la crisis, permitir que las ideas, las buenas ideas surgan com bálsamo para los tiempos actuales y que el país pueda avanzar, pero todo ello es imposible si no aliviamos y facilitamos el acceso a crédito de las mipymes y salimos en defensa de miles de trabajadores colombianos y sus familias que podrían hacer más dramática esta situación. #MiCausaEsColombia