“Somos esa sumatoria, y todas las demás que nos hacen falta, llevamos un recorrido en este plano llamado vida, y todavía queda mucho por jugar en este partido”
Todas las decisiones que se toman en la vida traen consigo unas reacciones, unas que salen como las imaginas, otras son solo el caso adverso y están otras más que ni te las llegaste a imaginar, pero todo radica e inicia con la decisión que tomaste, no puedes controlar lo que está fuera de ti y tampoco podés controlar lo que recibirás como reacción de tu decisión.
Las decisiones no son malas o acertadas, son solo acciones que tomas porque lo que pasa no te hace sentir bien, es la decisión que tomas y la que debes de enfrentar, lograr solucionar una situación y aceptar todo lo que atrae sea bueno o no tan positivo, sortear, sanar, mejorar; hacer el balance y filtrar lo que recibes hacerlo tuyo, mejorando el yo del pasado que tomó la decisión con valentía, miedo, pero que se arriesgó a salir de la zona de confort para solucionar eso con lo que no se sentía del todo bien.
Puede que las respuestas que encuentres en el camino no sean las esperadas, pero te aseguro que son las que necesitabas, se inicia un camino del cual se desconoce el rumbo y mucho menos el fin, puedes encontrar dolor, rabia, tristeza, pero de igual manera encontrarás respuestas más confortantes, alegría, nuevas risas, descubrirás nuevos talentos y por sobre todo te descubrirás a ti, serás capaz de reconstruirte, solucionando las incógnitas que inundan tu cabeza, recobraras el poder de tu vos interior esa que te llevo a ser el espermatozoide más rápido entre millones, esa vos, esa personalidad, tus características que te han puesto donde estas.
¿Que dónde estás?, solo mira a tu alrededor y se un observador de tu vida no la mires como el protagonista, obsérvala desde las graderías, todos los años que has recorrido, todos los obstáculos que has logrado superar, los objetivos que sin ayuda has conseguido, todos los amaneceres que has logrado ver, las personas que te miran con unos ojos de agradecimiento, los animales que has alimentado, las carcajadas que te han hecho lagrimar el ojo, la educación que culminaste, el emprendimiento que pudiste sacar adelante, la familia que construiste, los kilómetros, los pueblos que has recorrido; somos esa sumatoria, y todas las demás que nos hacen falta, llevamos un recorrido en este plano llamado vida, y todavía queda mucho por jugar en este partido, no tengo seguridad de cuantos minutos resten para el final y nadie tampoco tiene certeza de eso, pero si coincidimos con los jugadores de fútbol no se acaba hasta que se acaba.
En esta vida se han podido lograr grandes hazañas por las cuales nos recuerdan o las que recordamos con la frase “como hp’s pude hacerlo”, y con la sonrisa en el rostro nos sentimos admirados por nosotros mismos, pero todo eso nació de una acción que en su momento decidimos jugárnosla, claro está que también sucedieron cosas no tan positivas ni tan memorables que al mejor estilo del zarco (La vendedora de rosas), dijimos “yo si soy mucha loca ome”, pero que también trajeron más que decepciones nos enseñaron a qué cosas no hacer o cómo no hacerlas y que hoy mientras las recordamos podemos decir en medio de sonrisas gracias a esa bestialidad aprendí.
Todo proceso de aprendizaje inicia con una acción, la cual trae consigo temor, inseguridad, valor para salir de la comodidad donde estas, una incógnita, un panorama desconocido, pero de la misma manera en la que has sorteado todo en la vida, podrás siempre podrás, con lo que tu mente te rete, con lo que tu mente se atreva a cuestionarte, ella sabe tu verdadero potencial, te reta porque sabes que lo conseguirás, te reta porque sabe que eres capaz de sacar lo mejor de esa incógnita o de la situación a la que estás a punto de sumergirte, y pues desde mi mente de escritor quiero creer que lo único que requieres es valentía, claridad y enfocarte en lo que realmente quieres sacar y/o aprender de lo que está por venir.
La mente de un escritor y de la mayoría de humanos, puede ser lucida en algunos momentos, pero también enredada, fantasiosa, crédula, apocalíptica, tempestuosa, y requiere ser diciplinada, requiere ser trabajada, desarrollar el enfoque, no es tarea fácil, no es algo que se pueda hacer de la noche a la mañana, o por una formula milagrosa de laboratorio, debes concentrarte planear y trazar una ruta de entrenamiento, aunque cueste mucho debes de lograr dominar la mente o por lo menos lograr acallar esos pensamientos que no te suben, que por el contrario te diezman.
Hay pensadores que en medio del bullicio del mundo logran enfocarla mente, están los que recurren a la soledad, también los que logran la iluminación en una conversación en compañía de una taza de café, quienes en medio de una rutina de ejercicio pueden ver con claridad, los que escribiendo pueden acallar y desenredar lo que ocurre en la cabeza, no importa cuál sea tu forma, o el método que utilices para manifestar e intentar plasmar lo que hay en tu mente pero hazlo con claridad y con la comunicación pertinente para que todo pueda ser llevado a buen fin, permítete cometer errores, e intentar varios caminos, volver a iniciar, se claro y evita lastimar a personas en el proceso, no sé si este último paso sea posible, pero la honestidad y la claridad en tus palabras puede ayudar.
No creas todo lo descrito en esta columna, es solo el desahogo y la liberación de un escritor con más tormentas y tifones en la mente que el mismo viaje de Gulliver hacia liliput, puede que algunas palabras sean útiles para tu proceso, como puede que solo te sirva de entretención mientras lees, pero también puede ser una idea de lo que estas pasando, que sepas que no eres raro y que lo que te paso o estas padeciendo, también hay más personas en el proceso y puedas rescatar acciones o ejemplos de lo que puede servir.
Me resta agradecer al creador, a la vida, a la fortuna de poder ver cada mañana el sol salir, poder llenar mi cuerpo de una bocanada de aire sin ningún tipo de ayuda, y no menos importante las personas de mi alrededor que en ocasiones sin saberlo me han ofrecido una taza de café y una conversación de temas banales que por momentos me sacan del enredo que puede ser mi mente, que con un beso en la frente, un fuerte abrazo, un agradecimiento me ayudan a creer que hay algo bueno aún por descubrir y que no estoy solo, que creen en mí.
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