Soy consciente de quien huye hacia una carta,
aullidos de sensatez responden a la emoción
que observa al crepúsculo como esperanza,
en el reflejo de la luna llena por la angustia,
ante la oscuridad de temores
que preguntan con la tinta.
Hallo el confort en este caos,
entropía de prioridades hacen con mis fuerzas
lo que las hojas en otoño.
Melancólico arte de escucharse en la barrera del cuerpo
que madura la abstinencia por sí mismo,
crisálida mental como etapa necesaria
para saberse vulnerable.
Rompe, fluir como la luz entre rendijas.
Acaecen días en la distancia,
vergüenza impune de las palabras inconclusas,
invito a la cordura cada hoy cuando amanece,
sin rencores que acumulen la miseria.
Continúo lentamente en el camino hacia mis propios ojos,
en paz con el olvido tras conjugar las musas,
rindiendo cuentas de la memoria en estas frases.
Asisto a mi reclamo en hospitales,
tras ceder a perderme en el cementerio
paralizada por el frío,
distraída soledad de culturas desechables.
Esclavitud es la mentira, juicio absurdo de quien se niega.
Toda libertad es un abrazo que comprende;
lenguaje del amor es el silencio.
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