A chuzarnos, se dijo

Amigo, ¿usted que, si se va a hacer chuzar?, que cosa tan berraca esto, dicen que con la vacuna nos van a instalar un Mini-Chips, esa vaina de la nanotecnología, para vigilarnos y dominarnos en todo lo que hagamos 


Algo malo va a pasar, se escucha por todos lados, se acerca el 20 de febrero de 2021; los viejos amantes al café, acompañan sus conversaciones sobre la vacuna con el presentimiento apocalíptico en torno a los futuros chuzones, dicen que traerán la muerte de los ancianos y entre el humo del cigarrillo y los fenomenales sonidos del Tango, una voz ronca sin tapujo alguno hablan de manera pronunciada – eh, no vengan con pendejadas, hay mucho viejo por ahí suelto como nosotros, nos quieren es matar y salir rapidito de los pensionados.

Tres señoras muy encopetadas tomando aromáticas de frutas en finas tasas, murmuran –  “Eloísa, me enteré de que las vacunas son experimentos hechos con fetos muertos y utilizan la piel de esos santos niños abortados para que tenga mejor efecto en los humanos, que aberración, yo prefiero confiar en la gracia de mi Dios que ponerme la vacuna.” Sus compañeras se santiguaron  tres veces para mayor efecto mientras seguían absorbiendo sus bebidas de onzas.

En la calle Carlos toma el taxi, de manera inmediata, el conductor entre sus formalidades le pregunta; -amigo, ¿usted qué, si se va a hacer chuzar?, que cosa tan berraca esto, dicen que con la vacuna nos van a instalar un Mini-Chips, esa vaina de la nanotecnología, para vigilarnos y dominarnos en todo lo que hagamos –  El pasajero, solamente escuchaba y miraba sus galletas (Minichips) analizando como diablo meterían una galletita de esas en una vacuna y el único Nano que conocía, es el señor que vende chinchurria en la cuadra de su barrio y nada tenía que ver con la tecnología.

A los despachos de los alcaldes municipales llega el plan de vacunación para la población, con una agravante mayúsculo, la información necesita asesores expertos, así es que llaman a  Héctor, un tinterillo con experiencia en todas las ramas del derecho, y cuadrándose la corbata con aires muy sobrados manifiesta que solo se debe esperar para ver cómo se van a celebrar los contratos con los operadores, buscando al menos una comisión así sea pequeña para chuzar a todo mundo; – “Alcalde, ese documento tiene vacíos jurídicos, lo importante es saber cómo vamos a cuadrar con los operadores y el personal de vacunación, démonos un tiempito, actuemos a la luz de la ley”

Empiezan a llegar información a los correos, también por WhatsApp y por todos los medios posibles, la buena nueva sobre las vacunas es una realidad. El silencio ante la aplicación del fármaco es curioso, ya que la cosa pinta seria, pero a la vez no se sabe cómo va a ser. Ahora pasémonos al futuro de unos cuantos días. En las diferentes EPS se hacen las filas programadas, allí encontramos entonces al viejo amigo del café, alegando como loco porque no le ponen pronto la vacuna, también se visualiza a las viejas pías encopetadas, rogando en son de plegaria la vacuna rusa y como no, el taxista dialogando con un prestigioso abogado que desde unas sillas de asientos duros esperan con paciencia, perdiendo carrera y clientes, todo con un fin justificable, que les pongan las vacunas que traen Mini-chips, pero que a la vez, por un contrato un poco extraño que celebró el alcalde las tiene retrasadas y embolatadas entre los operadores.

No es gratis tanta bondad y credulidad, pues estos personajes, casi salidos de una fábula, terminaron allí porque en el café al son del Tango se presentaron contagios, la cocinera de las aromáticas de frutas dio positivo para COVID 19 y Carlos junto a Nano, terminaron en una UCI. Es decir la misma EPS, en un acto de prevención los contactó para informarles que estuvieron con personas positivas para COVID 19. En fin, como bien les dijo el señor que vende Bonice, a chuzarnos, se dijo.

Sergio Augusto Cardona Godoy

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