EL JUEGO COMO UNA FORMA DE PEDAGOGÍA

Buenos días, saludo a la audiencia que visita la página del periódico Al Poniente desde el restaurante “La Turquesa”, en las afueras de la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional de Colombia en la ciudad de Bogotá, donde con frecuencia me encuentro con profesores de la Facultad de Ciencias del Alma Mater de los colombianos con la disculpa de almorzar o tomar un café con mantecada.

En el último encuentro con los colegas de Ciencias la conversación versó sobre el uso de diversas  estrategias pedagógicas en el aula de clase, en el reto permanente que tiene el maestro de entusiasmar a sus alumnos y con la esperanza de sembrar en ellos semillas de aprendizaje en la correspondiente área del conocimiento.

Este reto tiene aplicación tanto en el jardín de infantes como en la educación básica y así mismo en la universitaria. Y cabe anotar que tal vez falta en nuestro medio un mayor esfuerzo pedagógico por parte de los maestros, que aunque dominen un área del saber no necesariamente son expertos en estrategias pedagógicas.

Lo anterior me motivó a consultar sobre la importancia del juego en la educación, tema que han desarrollado extensamente diferentes autores.

El diccionario nos entrega varias definiciones de la palabra juego, de las cuales quiero destacar dos: la primera nos dice que juego es la acción de jugar, que se realiza para divertirse o entretenerse; y la segunda nos propone que juego es entretenimiento o actividad recreativa sujeta a unas reglas preestablecidas.

Según nos relata la profesora María Cristina Ríos Espinoza de la Universidad Nacional Autónoma de México, en su paper “Johan Huizinga (1872-1945): Ideal caballeresco, juego y cultura”, el filósofo y lingüista en referencia plantea que el juego puede ser el fundamento de la cultura y que las grandes ocupaciones de la convivencia humana están impregnadas del juego.

En la historia individual del infante o joven el juego es una herramienta de gran utilidad porque le sirve como vehículo para comprender la realidad de su entorno y generar aprendizaje. Por medio del juego el estudiante potencia su desarrollo cognitivo y psicológico y así mismo el desarrollo de su propio cuerpo.

Como propone Carmen Minerva Torres, de la Universidad de los Andes, de Venezuela, el juego en el aula sirve para fortalecer los valores: honradez, lealtad, fidelidad, cooperación, solidaridad con los amigos y con el grupo, respeto por los demás y por sus ideas, amor, tolerancia y, propicia rasgos como el dominio de sí mismo.|

La profesora Maria Virginia Chapouille de la Universidad de Palermo plantea que los juegos le permiten al grupo descubrir nuevas facetas de su imaginación, pensar en numerosas alternativas para un problema, desarrollar diferentes modos y estilos de pensamiento, y favorecen el cambio de conducta que se enriquece y diversifica en el intercambio grupal. El juego rescata la fantasía y el espíritu infantil tan frecuentes en la niñez. Por eso muchos de estos juegos proponen un regreso al pasado que permite aflorar nuevamente la curiosidad, la fascinación, el asombro, la espontaneidad y la autenticidad.

Al implementar estrategias de juego en el aula de clase el alumno se va apropiando de valores fundamentales de la vida en sociedad, como son la tolerancia, el acatamiento de las normas, la comprensión de la existencia del otro y el límite de las reglas, y entiende que por encima de los intereses individuales están los del grupo. El estudiante aprende que no está sólo en el mundo y por lo tanto se entrena para interactuar con sus semejantes en forma positiva y proactiva.

Como propuso Jerome Seymour Bruner, autor del libro “El proceso de la educación” y fundador del Centro de Estudios Cognitivos de la Universidad de Harvard:

El juego no es sólo juego infantil. Jugar, para el niño y para el adulto… es una forma de utilizar la mente e, incluso mejor, una actitud sobre cómo utilizar la mente. Es un marco en el que poner a prueba las cosas, un invernadero en el que poder combina pensamiento, lenguaje y fantasía.

Vaya entonces una invitación a todos los profesores de Colombia para que ensayen estrategias de juego en sus aulas, dejando atrás clases que a veces son sosas y donde los alumnos se aburren y se convierten en seres somnolientos pensando en otras cosas que nada tienen que ver con el tema de estudio. Observo en muchas clases en nuestras universidades que los estudiantes optan por entrar a las redes sociales a través de sus celulares y sus aparatos portátiles cuando están en clases que los aburren. Puedo compartir mi experiencia ensayado estrategias de juego en el aula, observo que los estudiantes apagan sus aparatos y se comprometen con el trabajo de aprendizaje a través del juego.