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Hace poco leí una nota periodística donde se presentaba el anuncio de la compañía estadounidense de comercio electrónico Amazon, de recortar miles de puestos de trabajo por el impacto de la inteligencia artificial la cual es innegable que ha revolucionado drásticamente nuestra forma de vivir y trabajar.
Decir que el magnate Jeff Bezos recortará miles de puestos de trabajo en favor de la automatización, despierta una preocupación creciente sobre el impacto de la inteligencia artificial en el mercado laboral lo cual nos debe poner en la postura de ser proactivos y demostrar una inteligencia superior para adaptarnos y desafiar el avance de la IA.
Como organizador de un evento educativo para los egresados del SENA, le pedí el favor a un compañero de apoyarme en una charla para los mismos en un determinado tema que les ayudara a fortalecer su proceso de aprendizaje en el mundo laboral. La respuesta del funcionario fue simple y contundente: “No sé mucho del tema, pero le pregunto al chatGPT que me ayude en el montaje de la charla y listo, salimos de esto Mauro” fue la respuesta a mi solicitud.
Esta respuesta me llevó a concluir que la inteligencia artificial, con su capacidad de aprendizaje y ejecución de tareas por muy sencillas que sean, presenta una amenaza real para numerosos empleos pues todo lo dejamos a la IA (piensa por mi).
Ya nos lo había anunciado Andrew Stanton, aquel brillante director de cine quien con su película Wall-E estrenada en el 2008 visionaba lo que sería el mundo facilista y en la manera en que nos convertiríamos si dejamos todo en manos de la tecnología.
Quizás una respuesta inteligente de parte de mi compañero para hacerle inteligencia a la inteligencia artificial, sería la de abrazar la oportunidad de mejorar sus propias habilidades y competencias. Es en la inteligencia y la creatividad humana donde radica la verdadera fortaleza frente a la IA.
En un mundo donde la automatización avanza a pasos agigantados, es vital cultivar nuestra inteligencia emocional, interpersonal y creativa para destacar en un entorno laboral cada vez más impulsado por la tecnología. La capacidad de empatía, comunicación efectiva y resolución de problemas son rasgos que ningún algoritmo puede replicar por completo, convirtiéndose en un activo invaluable en el mercado laboral del futuro.
La clave no reside en temer a la inteligencia artificial, sino en desafiarla con nuestra propia inteligencia y creatividad. La capacidad de adaptarnos, evolucionar y aprender constantemente nos permitirá navegar con éxito en un mundo cada vez más automatizado. Al trascender los límites de lo predecible y lo monótono, demostramos que la verdadera inteligencia radica en nuestra capacidad de superar los desafíos que la tecnología nos presenta.














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