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La célebre escritora brasileña, Clarice Lispector, visitó nuestro país en dos ocasiones, una de ellas con ocasión del Primer Congreso Mundial de Brujería que se llevó a cabo en Bogotá en 1975, aquí unos apartes de esta visita y de su intervención con el enigmático cuento “El huevo y la gallina”.
La célebre escritora brasileña Clarice Lispector visitó Colombia en dos ocasiones, la primera en el IV Congreso de la Nueva Narrativa Hispanoamericana que tuvo lugar en Cali, entre el 14 y el 17 de agosto de 1974, compartiendo mesa con los escritores brasileños Lygia Fagundes Telles y Walmir Ayala, siendo el título de su conferencia: “Literatura de vanguarda no Brasil”, invitados por el entonces joven escritor Gustavo Álvarez Gardeazabal; y la segunda en el Primer Congreso Mundial de Brujería que se llevó a cabo entre el 24 y el 28 de agosto de 1975 en Bogotá, invitada por el polifacético Simón González, más conocido como “El brother Simón” o “El mago”.
Precisamente se está conmemorando los 50 años de este primer Congreso Mundial de Brujería, y dentro de la rememoración normal y paranormal que se quiere hacer, resalta la presencia de Clarice Lispector, quien para entonces era ya una importante y reconocida escritora, no solamente en su país natal, sino que ya sus obras habían sido traducidas a varios idiomas, entre otros al español. De ahí que resulte importante su presencia en un evento que pareciera nada tener que ver con la propia autora, quien quiso compartir en este espacio su cuento “El huevo y la gallina”, tan enigmático como ella misma, por eso, en las pocas palabras que dirigió al público asistente, resalta su propia posición frente a lo paranormal:
“Tengo poco que decir sobre la magia. De hecho, creo que nuestro contacto con lo sobrenatural debería darse en silencio y en profunda meditación solitaria. La inspiración, en todas las formas de arte, tiene un toque de magia porque la creación es algo absolutamente inexplicable. Nadie sabe nada al respecto. No creo que la inspiración venga de afuera hacia adentro, de fuerzas sobrenaturales. Supongo que emerge de lo más profundo de la persona, del inconsciente individual, colectivo y cósmico más profundo. Pero también es cierto que todo lo que tiene vida y que llamamos “natural” es, en realidad, tan inexplicable como si fuera sobrenatural. Resulta que todo lo que tengo para ofrecerles es solo mi literatura. Alguien leerá ahora en español un texto que escribí, una especie de cuento corto llamado “El huevo y la gallina”, que es misterioso incluso para mí, y tiene un simbolismo secreto. Les pido que no escuchen solo con la razón, porque si intentan razonar solos, todo lo que se diga escapará de su comprensión. Si una docena de oyentes escuchan mi texto, me daré por satisfecho. Y ahora, por favor, escuchen “El huevo y la gallina”.” (En: Eliane Vasconcellos, Clarice Lispector: uma leitura do seu arquivo, 2021, p. 42-43).
Pocos minutos antes de leer el cuento, Clarice sintió un pánico que, según los entendidos era común a veces en ella, le impidió hacer tal oficio, de tal manera que lo leyó un funcionario de la embajada de Brasil en Colombia, además porque la única traducción que había hecho la autora era al inglés. Así se leyó el enigmático cuento, que resume en parte el planteamiento literario de su autora, denominado por muchos de cuestionamiento ontológico, y que ella misma denominaba “no estilo”, ahí se expone el debate sobre la génesis primera del huevo o la gallina, pero hay una persistencia que implica la limitación del lenguaje para expresar el mundo que nos rodea, el huevo es un símbolo de lo inexplicable frente al deseo humano de nominar todo lo que ahí existe, por eso en el cuento quien narra se pierde en ese intento de esclarecer lo inexplicable, hay un giro ontológico, ya que el propio narrador pasa a ser cuestionado por el mundo que observa.
Lispector es dueña de una voz intimista a quien le interesa la propia psiquis de sus personajes antes que la trama misma, no por nada ha sido puesto en el tridum con Virginia Wolff y James Joyce, trasgresora de puntuaciones y normas gramaticales, capaz de innovar la moderna literatura brasileña, razón por la cual se ubica de manera insular en las letras latinoamericanas, en una literatura que se vuelca hacia adentro cuando los escritores buscaban exaltar el realismo mágico de un mundo visto e imaginado, mientras en ella se asienta la extrañeza, inclusive del propio lenguaje que, para ella, pareciera coartar la experiencia para ser narrada.
Cuando se le preguntó a Simón González el por qué de la invitación de la escritora brasileña al congreso, solo atinó a expresar que “Ella se consideraba una bruja y yo creo que ella hacía brujería con las palabras”, además muchos lectores y críticos ven una posición feminista en su obra, pero también de sentirse afecta por lo tradicionalmente excluido, no en vano la célebre frase suya: “Dejo registrado que, si vuelve la Edad Media, yo estoy del lado de las brujas”, más que un pretexto para que visitara tan curioso evento hace 50 años, el mismo que despertó la ira de la pacata sociedad colombiana de entonces, enojo de curas y obispos que buscaron por todos los medios opacar a los visitantes, pese a que el propio presidente López y su esposa sucumbieron a los encantos de algunos de los clarividentes invitados, como a la máquina Kirlian que supuestamente retrataba el aura, aunque no sabemos si al hechizo literario de la escritora brasileña.














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