Crítica | “Kueka: memoria ancestral” (2024) y “Alí Primera” (2025): de Venezuela para Bogotá y los Premios Oscar

Pueblo originario Pemón de Venezuela en una de las locaciones de la película “Kueka: memoria ancestral” (2024) dirigida por periodista e investigadora María de los Ángeles Peña. Foto: María de los Ángeles Peña.

Del 1 al 5 de noviembre de 2025 en el restaurado Cinema Paraíso y el Centro Nacional de las Artes “Delia Zapata Olivella” se realizó la Primera Muestra Binacional “¡Somos Hermanos!” de cine nacional de Venezuela y de Colombia. El evento estuvo organizado por RTVC, el sistema de medios públicos y el Ministerio de Cultura del gobierno oficial de Caracas. Diez películas proyectadas donde las temáticas abordadas son amplias desde el medio ambiente, la arqueología, las cosmovisiones de los pueblos originarios, el cine infantil, la reivindicación racial, la memoria histórica y la defensa de los Derechos Humanos. Nuestro columnista y corresponsal en Bogotá Jhon Jairo Armesto nos trae la reseña de dos de las tres películas venezolanas más importantes de este año: “Kueka: memoria ancestral” (2024), ganadora de la edición del Festival de Cine del Chocó 2025 y “Alí Primera” (2024) que representará a Venezuela para ganar la categoría de mejor película extranjera en el Premio Oscar de la Academia en 2026.

 

“Toda vida es un experimento fracasado”

“Del fracaso no puede hablar con limpieza sino el que los demás consideran victorioso”

“Mucho “filósofo” cree pensar porque no sabe escribir”

Nicolás Gómez Dávila, filósofo y políglota colombiano. Cofundador de la Universidad de los Andes (1913-1994)

 

SALVEDAD IMPORTANTE 

El día 6 de abril de 2025, cuando comienzo con la redacción de las presentes líneas, se cumplen exactamente cuarenta años de la Toma del Palacio de Justicia. Por esta razón, la segunda parte de esta crítica la próxima semana será sobre la película “Fragmentos de otra historia” (2025) realizada por Señal Memoria (preservación de los archivos sonoros y audiovisuales de la Nación) y que fue exhibida en la Primera Muestra de Cine Binacional en representación de Colombia. 

PRIMERA MUESTRA BINACIONAL “¡SOMOS HERMANOS!”: QUE NO SEA LA ÚLTIMA Y QUE SEA CADA VEZ MAYOR

El renacido Cinema Paraíso en la localidad de Chapinero y el Centro Nacional de las Artes “Delia Zapata Olivella” se convirtieron en escenario durante los primeros cinco días del mes de noviembre un aporte novedoso a la movida cultural de la ciudad de Bogotá, enriqueciendo para la época del pasado puente festivo de Todos Los Santos. El reencuentro con un ícono del emprendimiento cultural, la resiliencia y la diversidad bogotana es un ingrediente que es feliz de encontrar en una ciudad cosmopolita. Siempre será una alegría ver oferta de cine independiente y apoyar a los creadores originales que tengan salas de difusión y que, más allá de las diferencias políticas que restringen el acceso a ciertos contenidos de cine, para los aficionados, crítica y realizadores deban tener acceso a los avances de la técnica y poseer una perspectiva global del desarrollo, tendencias, narrativas y lenguajes de los países.

Algo que demuestra esta muestra de Cine Nacional tanto venezolano como colombiano es que la visión sesgada (que muchas veces tenemos dentro por el escepticismo frente a lo local) de mala calidad, historias monotemáticas, falta de recursos técnicos -y por consiguiente el prejuicio de abordar con calidad géneros como la animación sea en 2D o 3D, la película histórica de gran formato o la intervención estéticamente coherente de planos FX, o superposiciones de IA o render animado y vivo-, demuestran que, el cine como arte, pero como negocio y como ocupación profesional está siendo cada vez más la opción de diferentes talentos en la región; y estas nuevas formas de narrar, como lo he señalado antes en el caso colombiano en los últimos años, pero sobre todo en 2024 y el corriente 2025 es épico, cuando hace menos de treinta años, a lo sumo podría haber uno o dos estrenos al año. Ciudades como Nueva York, París, Madrid, Nueva Delhi, Ciudad de México, Buenos Aires, Venecia y Roma, solamente por mencionar ciudades icónicas pueden albergar hasta la filmación simultánea de tres a cinco megaproducciones por mes, sin contar circuitos independientes, de serie B, películas para adultos, infantiles, religiosas y las películas para televisión y plataformas. Medellín, Cali, Cartagena, Bogotá junto a otras poblaciones y paisajes del país -gracias a leyes de impulso a utilizar paisajes nacionales como locaciones de películas-.

En esta oportunidad, reseñare las dos principales películas que representan a nuestros vecinos del otro lado de Cúcuta que por su originalidad han dejado huella en el escenario cinematográfico de nuestra región.

“KUEKA: HERENCIA ANCESTRAL” (2024): UNA PELÍCULA QUE VA MÁS ALLÁ DEL CINE

FICHA TÉCNICA
Año de creación: 2025
País: Venezuela.
Idioma: Pemón Taurepan.
Subtítulos: Español, Inglés y Ruso.
Género: Largometraje documental.
Duración: 74 minutos.
Dirección y Producción: María de
los Ángeles Peña Fonseca.
Guion: María de los Ángeles Peña
Fonseca y Dayana Gauthier.
Campaña de impacto social:
LibreStudio y Tejidos de Dignidad.
Coordinación de distribución de
impacto social: Mayerlin Colmenárez
Distribuidor: Amazonia Films,
Cinemateca Nacional,CNAC.
Investigación, reconstrucción
historial oral:
Consejo de ancianos y ancianas de la
comunidad Mapauri.
Melchor Flores.
Alcides Loyola.
María de los Ángeles Peña Fonseca.
Fotografía: Joel Ochoa, Marcos
García, Andrés Durango Peláez,
Rodrigo Benavides y Mohamed Hussain.
Cámara: Joel Ochoa, Marcos García,
Andrés Durango Peláez,
Mohamed Hussain, Eva Pérez, Kuyujani
Saul López, Osmar Romero, Nolberto Guerrero,
David Borges, Juan González.
Dron: Andrés Durango Peláez, Alvaro Nieto,
Mohamed Hussain y Eric Contreras.
Diseño sonoro y Música: Lino Ocando.
Edición: Dayana Gauthier.
Co-Edición: Henry Contreras
Corrección de color: Rafael Lacau.
Voz en off: Maria Cipriana Benavides.
Traducción: Melchor Flores, Alcides Loyola,
Bibiana Benavides.
Canción de Créditos: Elena Gil
Weyuú dakutõn en sesiones de
Producción Fundación Centro Nacional del Disco
(Cendis).
Canción:
Abuela Kueka – José Alejandro Delgado.
Diseño Gráfico: Alejandro Piña,
LibreStudio

La recuperación del valor de los objetos, de los monumentos y bienes históricos, más allá del valor que se pueden dar en Occidente desde la antropología y los estudios del patrimonio, sino desde los valores cosmogónicos que dan orden mental a las estructuras mentales, jerárquicas y de construcciones culturales.

La lucha por la recuperación de los bienes arqueológicos es una pugna por la descolonizalización y el rescate del valor de las naciones y civilizaciones que históricamente desde una visión eurocentrista subvalorar -y hasta ridiculizar- las apropiaciones y simbolismos de los pueblos originarios con elementos naturales u objetos, siendo más grave que cuando se hace con un pueblo existente. Este fue el caso del pueblo Pemón, de familia lingüística Caribe que habita el Estado de Bolívar, predominantemente amazónico, y fronterizo con Brasil y Guyana, en una lucha además de ser una lucha suelta exclusiva de los líderes y lideresas de la comunidad, fue una causa de Estado acompañada por el gobierno venezolano. Si bien, históricamente Venezuela tuvo más períodos de gobiernos liberales radicales y de tendencia socialdemócrata, el reconocimiento de los indígenas como sujetos especiales de pleno derecho y ciudadanos se dio hasta 1999 con la aprobación de la actual Constitución establecida mediante convocatoria de Asamblea Nacional Constituyente en 1998 por parte del recién llegado gobierno de Hugo Chavez (1998-2013).

María de los Ángeles Peña, directora de“Kueka: memoria ancestral” (2024) presentando su obra ante medios de comunicación en Venezuela. Foto: María de los Ángeles Peña. 

La sinopsis resume perfectamente este argumento:

“En una comunidad ubicada en el lugar más antiguo del planeta tierra, al sur de Venezuela, tres generaciones del pueblo Pemón luchan por el retorno de su abuela ancestral Kowai Kueka. Su espíritu está encarnado en una piedra de jaspe rojo de más de veinte toneladas que fue sustraída y llevada hasta Alemania sin el consentimiento de la comunidad para que formara parte de una instalación artística. El consejo de sabios y sabias de Mapauri recuerda los tiempos cuando la abundancia de alimentos era señal del equilibrio que sostenía Kowai Kueka junto a Amoko, el abuelo. Tras su rapto, los ciclos naturales del planeta se alteraron generando lluvias implacables que anegaron las siembras y castigaron cientos de seres humanos, turnándose con tiempos prolongados de sequía. Los guardianes de la memoria ancestral emprenden un viaje de resistencia contra el memoricidio para la restitución del equilibrio natural”.

María de los Ángeles Peña Fonseca, una comunicadora social con experiencia en documentalismo y defensa de los Derechos Humanos le ha valido una gran credibilidad además de su mérito en diferentes instituciones como el Ministerio del Poder Popular de la Cultura de Venezuela, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales-CLACSO, entre otras, se consolida por haber acompañado la lucha del pueblo Pemón para la recuperación de su roca sagrada, reconocida por la comunidad como su Abuela, la que genera el equilibrio de la tierra en su cosmovisión. Esta película no fue una intervención desde la otredad, no pasa por la simple documentación de un fenómeno sociológico: es un compromiso real que desde las instituciones liberales democráticas, las autonomías indígenas, la diplomacia del activismo cultural logran no solamente recuperar patrimonio cultural ancestral, sino llevar el cine, el diálogo de saberes con Occidente, con el resto de Venezuela, y con el mundo a sus comunidades.

Independientemente de cualquier origen político o ideológico, son pocos los documentales en el mundo que se convierten en algo más que premios, modas o que una historia ficcionada -según algunos teóricos de crítica de cine se incluye al género documental, por tener implícito el punto de vista del documentalista dentro de la construcción de relato-. Pero pienso, al igual que muy seguramente pensó el jurado del Festival Internacional de Cine de Quibdó, Chocó, viendo el poder narrativo y alternativo dentro de la industria, optó por darle el triunfo en el certamen del año 2024.

Con creces ganó la apertura de la Primera Muestra Binacional, pero también un primer lugar que tiene esa película en mi corazón.

Abuela indígena sobre la roca sagrada Kueka retornando al territorio de la comunidad indígena Pemón en Venezuela.. Foto: María de los Ángeles Peña.

 

Dato curioso

Colombia reconoció a los pueblos indígenas de Colombia como sujetos especiales de derechos con protección especial desde la Constitución de 1991, si bien el Estado colombiano desde los años setenta empezó a dar importancia diferenciada a las poblaciones indígenas creando dependencias en el antiguo Ministerio de Gobierno para Asuntos Indígenas -hoy Ministerio del Interior-, y en 1998 de derogaron las leyes del siglo XIX que no reconocían como ciudadanos ni mayores de edad a los indígenas.

“ALÍ PRIMERA” (2024): UN PREMIO OSCAR DE VENEZUELA Y AMÉRICA LATINA

Ficha Técnica
Director: Daniel Yegres Richard
Guión/Scripwriter: Carlos Tabares, Eduardo González, Daniel Yegres Richard, Juan Carlos Yegres Richard, Álvaro Cáceres.
Producción Ejecutiva / Executive Production: Misión Viva Venezuela, Humana Cine, Humberto Goncalves Lira, Eduardo González, Daniel Yegres Richard, Juan Carlos Yegres Richard.
Dirección de Producción/ Production Manager: Humberto Goncalves Lira
Producción General/Line Producer: Carlos Marchán
Fotografía / DOP: Juan Carlos Yegres
Cámara / Camera: Raiber Monagas, Juan Cova, Serguei Alavarado
Montaje / Edition: Saudde Cevallos Defranc(AMMAC), Mónica  Gómez Enes, Keily Estrada, Adysabel Uzcátegui.
Colorización: Juan Carlos Yegres
Dirección de arte / Art Direction: Alfredo Tovar.
Diseño de Producción de Arte / Art Production: Wladimir Rancho.
Maquillaje y peluquería / Make up: Francis Novoa.
Vestuario / Customer: Felia Torres.
Casting: Luis Castillo.                

Fotograma de la película “Alí Primera” (2025) Foto: Daniel Yegres

El palmarés de esta realización biográfica sobre el cantautor venezolano por sí sola justificaría su llegada a los premios Óscar para competir por la categoría de Mejor Película Extranjera. Pero de su realización hay que destacar la limpieza de montaje, la fidelidad al contexto histórico y el minucioso detalle en las características de cada época de la vida del cantante. Esto es vital en evaluar una producción de cine y de televisión, no por un capricho purista de cineastas, sino por respeto a la fidelidad de la historia, y más si la intención de la película es generar conciencia histórica, denuncia y exaltación biográfica hacia un personaje polémico, importante y del que no se tenía una película biográfica hasta el momento.

Debo destacar no solamente de “Alí Primera” la rigurosidad histórica que se hila con diferentes etapas de la historia moderna venezolana pasando desde el descubrimiento de petróleo en Las Piedras, estado de Falcón, pasando por la represión del gobierno militar de Marco Pérez Jimenez (1950-1958) hasta los procesos guerrilleros y de la izquierda en Venezuela inspirados en la revolución cubana de 1959, los conflictos partidistas entre la izquierda radical y los socialdemócratas -evidentes en el escenario del intelectual y diputado de izquierda Teodoro Petkoff contra la música de Alí Primera por cuestiones clasistas durante las actividades de campaña a la presidencia de José Vicente Rangel de 1973, una de sus tres aspiraciones fallidas-, y el cómo en la cultura venezolana ha existido un simbolismo de Simón Bolívar como una identidad nacional de lo que debería ser América Latina con sus naciones integradas, pero libres.

Filmación en exteriores de la película “Alí Primera” (2025). El director Daniel Yegres orientando a su equipo de trabajo. Foto: Daniel Yegres

Algo que caracteriza lamentablemente al cine político mal concebido es que la propaganda es forzada y sus discursos se ven fabricados. En varias películas venezolanas, la naturaleza política se ve forzada, lo que quita el gusto y genera prevención en el público sobre sus contenidos a los que por prejuicio entiende como “cine propaganda”. Los diálogos forzados por parte de la Seguridad del Estado venezolano y los agentes de la embajada americana estarían planeando el asesinato de Alí Primera, junto a directivos de Defensa e inteligencia venezolanos. Si bien en palabras del director Daniel Yegres la realización de la película tuvo detrás ocho años de investigación sobre la vida de Alí Primera, y su muerte con cuarenta y tres años en 1985 existen hipótesis contempladas de que fue un atentado para provocar un accidente que dejara consecuencias severas en la salud del cantante para que dejara las giras artísticas y políticas. Dichos diálogos que sobredimensionan determinados discursos, ha sido históricamente la crítica por ejemplo al cine cristiano y cine religioso en general como defecto técnico.

Pero ya estarán los historiadores, los críticos más avezados en los archivos desclasificados de la inteligencia americana y las locales para observar y cotejar. Mientras tanto, los cinéfilos y los que amamos la unidad de Colombia y Venezuela por encima de cualquier coyuntura política temporal, apoyaremos a esta gran película para que sea la ganadora en los premios Oscar de la Academia en 2026. Una buena noticia para un manso pueblo que le gusta la música brava y el buen cine.

¡Viva el cine binacional! 

Jhon Jairo Armesto Tren

Con estudios en Administración ambiental de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas-Bogotá. Veedor ciudadano en presupuesto electoral de la Universidad desde 2011 hasta hoy registrado ante la Personería de Bogotá. Columnista de opinión en varios medios de comunicación digitales desde 2013. Actualmente director publicitario de El Nodo Colombia y columnista habitual, además en El Quindiano (Armenia) y Diario La Piragua (Montería, Córdoba)

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