Todo depende del cómo

José María Dávila Román

“El arzobispo de Santa Fe de Antioquia señala que no podemos demonizar la minería, primero porque es una actividad económica importante y segundo, porque todo lo que nos rodea viene de la minería”.


Esta semana tuve la oportunidad de conversar con el arzobispo de la Arquidiócesis de Santa Fe de Antioquia, Hugo Alberto Torres, para conocer cómo ha sido la relación que han tenido desde la Iglesia con la actividad minera formal e informal que hay en Buriticá. El arzobispo dijo que su misión no era pelear con nadie, sino, por el contrario, mediar.

La mina de oro Buriticá está a aproximadamente 30 kilómetros de Santa Fe de Antioquia y la Arquidiócesis tiene dentro de su área de influencia a este municipio, así como a otros cercanos como Giraldo y Frontino.

Buriticá ha estado en la opinión pública a nivel nacional por dificultades con el orden público ligados al control territorial que ejercen grupos al margen de la ley para explotar el oro de manera ilegal. El título minero está concesionado a Zijin Continental Gold, pero la mitad del título está controlado y operado por grupos al margen de la ley.

Parte de la resistencia al desarrollo de proyectos mineros en Colombia se debe a fenómenos como el de Buriticá. Quienes se oponen al desarrollo de este tipo de proyectos, encuentran en Buriticá uno de sus argumentos y dicen que no quieren perder la tranquilidad que han tenido sus pueblos por causa de la minería.

Pero la culpa del deterioro en el orden público no debería ser responsabilidad de una actividad económica que trabaja bajo el ordenamiento jurídico colombiano y que está vigilada por las mismas instituciones públicas. La responsabilidad de garantizar el orden público es del Estado colombiano.

El arzobispo de Santa Fe de Antioquia señala que no podemos demonizar la minería, primero porque es una actividad económica importante -a pesar del alto grado de informalidad e ilegalidad que se vive en Buriticá-, la minería es el principal renglón económico de buena parte de los municipios del Occidente antioqueño; segundo, porque todo lo que nos rodea: casas, electricidad, vehículos, carreteras, tecnología, etc., viene de productos derivados de la minería; y tercero, menciona el Arzobispo, porque son recursos valiosos y útiles que la misma naturaleza nos dio y que deben servir para transformar positivamente la sociedad.

La pregunta no debe ser si hacemos o no minería, sino cómo hacemos minería, que sea beneficiosa para todos los actores involucrados y para ello se requiere un Estado y unas instituciones públicas fuertes que regulen la actividad, combatan la ilegalidad, preserven el orden público y que las utilidades que deje este sector se vean reflejadas en que las comunidades tengan más oportunidades y mejores condiciones. Es complejo hacerlo en un país como Colombia, de hecho, si fuera fácil, hace tiempo se habría hecho y no tendríamos estas discusiones y dificultades con economías ilícitas.

Países del llamado primer mundo hacen minería: Noruega, Suecia, Estados Unidos, Australia, Canadá y esta actividad aporta a su desarrollo y bienestar.

El arzobispo de Santa Fe de Antioquia insiste en que debemos pensar cómo hacemos minería: que sea incluyente, que formalice a los que no están formalizados para que también paguen impuestos y tengan buenas prácticas ambientales.

El problema no es la minería ni tener recursos minerales, el problema es que no tenemos un Estado fuerte que garantice el respeto por los derechos y deberes y que es poco eficaz en la lucha contra el crimen organizado que es quien controla territorios de la Colombia profunda y donde muchos colombianos encuentran que es más atractivo y rentable estar por fuera de la ley.

*Empleado de Minera de Cobre Quebradona, mis opiniones no comprometen a mi empleador.

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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