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Que el Banco Mundial haya elegido a Medellín como referente mundial en la lucha contra el cambio climático representa un reconocimiento significativo a los esfuerzos y acciones que se han llevado a cabo para mitigar los efectos del aumento en la temperatura.
Esta designación no solo compromete a la actual administración de Federico Gutiérrez con la sostenibilidad y la justicia climática, sino que también destaca el potencial de la ciudad para inspirar a otras localidades del país y del mundo a seguir nuestro ejemplo.
Como habitante de Medellín, este reconocimiento me llena de orgullo y quizás también para una administración que debe continuar trabajando en la implementación de medidas concretas que contribuyan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorar la calidad del aire que tanto nos ha golpeado, promover la movilidad sostenible y fortalecer la resiliencia ante los impactos del cambio climático.
Me complace la designación del Banco Mundial, ya que una vez más Medellín se consolida como un referente internacional. Esto no solo nos brinda mayor visibilidad global, sino que también nos proporciona un impulso adicional para llevar a cabo proyectos y programas ambientales que redundarán en beneficios tangibles para nuestra ciudad, tales como la generación de empleos verdes, la mejora de la infraestructura urbana y el fortalecimiento de la calidad de vida de sus habitantes.
Si la mirada de esta importante organización cuya sede es Washington fue a Medellín, es porque se han hecho importantes esfuerzos en infraestructuras innovadoras que promueven la equidad ambiental y la mejora de la calidad de vida de sus habitantes. Esto incluye la creación de espacios públicos accesibles, el fenómeno de la movilidad sostenible y la promoción de la energía limpia y renovable en toda la ciudad.
Si bien en Medellín se han hecho esfuerzos por convertirse en una ciudad más amigable con el medio ambiente y eso lo precisamos desde el mismo día que pusimos en operación el sistema metro, todavía existen brechas importantes en la distribución equitativa de los impactos y beneficios ambientales entre sus habitantes. La mirada de “Fico” a través de sus secretarías de Medio Ambiente, Participación Ciudadana, Salud, entre otras, es enfocarse a las comunidades más marginadas que son las más afectadas por la contaminación del aire.
Es fundamental que Medellín adopte un enfoque de justicia climática en todas sus políticas y acciones relacionadas con el cambio climático. Esto implica garantizar que las medidas de mitigación y adaptación sean inclusivas y respeten los derechos de todas las personas, especialmente de aquellas que históricamente han sido excluidas de la toma de decisiones y de los beneficios del desarrollo.
Mi llamado es de igual manera a los ediles de nuestra ciudad para que desde el Concejo se promueva la justicia climática de tal forma que se busque asegurar la participación activa de las comunidades que representan para que con las mismas se busquen soluciones apropiadas que fortalezcan la resiliencia de la ciudad frente a los impactos del cambio climático.














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