¿Qué futuro tiene el Plan de Paz de Trump para Gaza?

El mundo celebra la ratificación y firma en Egipto de la primera fase del plan de paz que propuso Donald Trump para frenar esta etapa del genocidio en Gaza en contra de la población palestina. Ambos bandos; Hamás y el gobierno de Israel cumplieron con la primera parte del acuerdo; liberar rehenes de ambos lados, retirada limitada del ejército de Israel y reactivación de la entrada de ayuda humanitaria en todos los puntos de Gaza.

Indudablemente esta pausa al conflicto-genocidio es un alivio para la humanidad y sobre todo para las familias palestinas, puesto que es innegable que cada vez más estaba tomando fuerza un movimiento de rechazo global (por ejemplo, la Flotilla Global Sumud) al bombardeo indiscriminado y las violaciones de derechos humanos que Netanyahu había desatado sobre los gazatíes, por otro lado, los rehenes israelíes regresan a sus familias.

Sin embargo, quedan dos preguntas abiertas ¿Qué ganaron los involucrados en este acuerdo? ¿Qué futuro tiene la implementación del “Plan de Paz” de Trump?

A primera vista es un acuerdo que les da una victoria política a todos. Pero Trump es el más beneficiado, indudablemente. El presidente de los EE. UU. quedó cómo el cerebro y mediador detrás del plan y el acuerdo, podría decirse que fue un plan de paz hecho a la medida y los intereses de Trump -y por supuesto también de Netanyahu-. O sea, esto representa un triunfo geopolítico para Trump, pues logra cumplir (aunque sea a medias y temporalmente) que acabaría con la guerra en Gaza, recordemos que fue una de las promesas de campaña. Además, deja el precedente de tener bajo control la región de Oriente Medio, utilizando su método favorito: el garrote y la zanahoria.

Por su lado Netanyahu logró ganar más tiempo y oxígeno en su desprestigiada agenda política. El acuerdo en primera fase le posibilita reacomodar sus fuerzas al interior del parlamento israelí, disminuye la presión internacional y fortalece su vínculo con los EE. UU. Además, los veinte puntos del plan fueron ampliamente generosos con los intereses de Netanyahu. El no reconocimiento del Estado palestino, el desarme y destierro de Hamás representan una garantía para avanzar sobre esta propuesta de plan de paz desde los intereses del primer ministro de Israel.

Hamás también ganó algo con la primera fase de este acuerdo, si bien sus capacidades militares y su estructura están bastante diezmadas. Ha logrado sobrevivir en medio de la arremetida del ejército de Israel. Consiguió la liberación de los prisioneros palestinos y logró poner en el centro de la agenda global la cuestión Palestina y, el reclamo por un reconocimiento y establecimiento de un Estado palestino.

Otra historia es el futuro, la efectividad y estabilidad que pueda tener la implementación de este llamado plan de paz. Varias son las dificultades, comenzando porque aún es incierto cómo será implementada la segunda fase. Y de manera particular el problema fundamental sigue intacto, es decir, la disputa territorial por la Franja de Gaza y el establecimiento de un Estado palestino.

Teniendo en cuentaque el problema de fondo no se solucionará con este plan, lo más probable es que la confrontación, las disputas territoriales, los bombardeos y trágicamente el genocidio pueda reanudarse en cualquier momento. Gaza está hecha ruinas y en los últimos días hemos visto la magnitud de la destrucción que ha dejado el ejercito israelí en la zona. Además, Hamás está teniendo disputas con diferentes clanes y milicias alineadas con Israel y los militares israelíes han sido acusados de violar el alto al fuego al menos en 4 ocasiones en la última semana, asesinando a más de 20 personas en Gaza.

La reconstrucción de Gaza está a la deriva, la aplicación de este “plan de paz” tiene un futuro muy frágil. Más temprano que tarde se pueden reactivar las acciones militares de Israel y la población palestina seguirá indefensa. Hasta que no se logre desplegar una misión de paz de la ONU, será muy difícil avanzar en la implementación de un plan de paz que sea viable y busque una solución de fondo a la cuestión de Palestina.

Juan David Roldán Álvarez

Politólogo (egresado UdeA), estudiante maestría en Asuntos Internacionales - Universidad Externado de Colombia. He sido asesor en el Congreso de la República de Colombia, asesor en temas de paz, DDHH y estrategias políticas electorales. Escribo sobre asuntos internacionales, agenda global, seguridad y defensa. También sobre la actualidad política en Colombia.

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