La Antioquia de las vacas sagradas y las maquinarias doradas

Parece que en Antioquia descubrimos la fórmula mágica para hacer obras sin necesidad de cemento, asfalto ni carreteras.

¡Basta con tener una buena “vaca” y una maquinaria amarilla bien alimentada!

Porque sí, mis amigos, en este departamento donde la tierra tiembla más por los contratos que por los derrumbes, lo que no se mueve son las vías, pero lo que se mueve —y mucho— son los negocios.

Negocios redondos, dorados, blindados… de esos que dejan a los contratistas felices y a los pueblos igual de aislados.

La maquinaria amarilla: oro sobre ruedas

Nos dijeron que era para “mantener las vías”.

Y vaya si las mantienen… pero mantenidas cerradas.

Por cada retroexcavadora que sube una montaña, hay un contrato que baja bien pesado. La maquinaria no trabaja en kilómetros, trabaja en millones.

Uno se pregunta: ¿cuánto cuesta realmente un mantenimiento? Porque en Antioquia parece que cuesta más que una autopista en Suiza.
Y lo más curioso: después del mantenimiento, las carreteras quedan igual o peor.
Pero claro, ¡quien tiene maquinaria amarilla no necesita resultados, se necesitan facturas!

La vaca de las 4G: un animal de oro

Y hablando de facturas… ahí está la famosa “vaca” de las 4G.

Una vaca tan generosa que da leche para unos pocos y deudas para muchos.
Una vaca que pasta sobre los sueños de los campesinos del suroeste, y que cada tanto hay que ordeñar con otro sobrecosto, otro retraso, otro “ajuste técnico”.

Esta vaca no vive en potreros: vive en los despachos.

Come de los contratos, duerme sobre los pliegos, y sus mugidos se escuchan hasta en los titulares de prensa.

El sobreimpuesto de la seguridad

Pero no se preocupen, que la creatividad no se agota.

También tenemos el “sobreimpuesto de seguridad” en la factura de EPM.

Porque nada más lógico que pagar por sentirnos inseguros.
Antioquia, pionera en cobrar por lo que no existe: carreteras seguras, servicios eficientes y gobernantes decentes.

Uno paga la factura y siente que contribuye a la paz… aunque lo que de verdad financia es un nuevo almuerzo ejecutivo en algún restaurante con vista a los derrumbes.

El arte de gobernar con excusas

Y mientras tanto, los habitantes del suroeste seguimos en lo mismo:
carreteras que se desmoronan, obras que no avanzan, contratos que se multiplican y promesas que se reciclan.

A veces me pregunto si nuestros dirigentes confunden la infraestructura con una infraestructura ficticia, esa que solo existe en los discursos, los informes de gestión y los videos institucionales con música inspiradora.

Pero claro, ¿para qué necesitamos vías si tenemos hashtags, conferencias y maquinaria amarilla posando para las fotos?

Reflexión final

Dicen que “la corrupción es un cáncer”.

En Antioquia, parece más bien una industria: organizada, rentable y siempre en expansión.

Mientras los pueblos se hunden en el barro, hay quienes flotan sobre los contratos.
Mientras el campesino espera la carretera, otros ya construyeron la suya… directa al banco.

Y así seguimos, con vacas 4G, maquinaria dorada y sobreimpuestos “por nuestra seguridad”.

Antioquia avanza… pero solo en los informes de gestión.

Desde el suroeste, donde los caminos no avanzan, pero la indignación sí.