¿María Corina Machado obtuvo el Premio Nobel de la Guerra?

La reciente entrega del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado ha desatado una oleada de reacciones encontradas, desde celebraciones hasta duras críticas en el ámbito internacional. Si bien Machado ha sido una figura destacada en la denuncia del autoritarismo en Venezuela, sus posturas en favor de la intervención militar de potencias extranjeras y su respaldo incondicional a las políticas coloniales y genocidas de Israel contra el pueblo palestino solo nos muestran a una persona a la que poco le importa realmente la defensa de la democracia y los derechos humanos.
Es cierto que no se puede desconocer el contexto venezolano, donde el régimen de Nicolás Maduro ha consolidado una dictadura marcada por la represión sistemática, en la cual ha destruido las instituciones democráticas del país, controlando el poder judicial, los medios y las fuerzas armadas para perpetuar su mandato. De ahí que exista una crisis humanitaria alarmante, en la que millones han huido del país debido al hambre y la falta de servicios básicos, todo bajo un supuesto “socialismo del siglo XXI” que ha enriquecido a una élite mientras empobrece a la mayoría.
Tampoco se puede omitir el vergonzoso fraude electoral de julio de 2024, el cual sólo ejemplifica la impunidad del gobierno de Nicolás Maduro, que está dispuesto a todo con tal de mantenerse en el poder, a costa de la represión, la persecución y el arresto de manifestantes, a través del uso de una absurda retórica revolucionaria y antiimperialista, respaldada lamentablemente por sectores de izquierda miopes, fanáticos e incapaces de ver que lo que está pasando en Venezuela es gravísimo y no puede seguir siendo respaldado.
Sin embargo, esa crítica a la actual dictadura en Venezuela no puede hacerse cómplice del apoyo a una persona como María Corina Machado, quien ha sido una de las voces más fanáticas de la oposición, promoviendo abiertamente la idea de una intervención militar extranjera para derrocar a Maduro. A lo que se añade su solidaridad incondicional con el Estado de Israel, defendiendo sus operaciones en Gaza, que han causado decenas de miles de muertes civiles y han sido calificadas como genocidio por expertos de la ONU y organizaciones como Amnistía Internacional. .
Por lo mismo, resulta vergonzoso e insultante para quienes defendemos la democracia y los derechos humanos en todos los países del mundo, sin excepción, que luego de que María Corina Machado se enterara de haber recibido el Premio Nobel de la Paz, planteara que cuenta con el apoyo de un personaje como Donald Trump (1), el cual se ha dedicado todo este tiempo a denigrar y a humillar a países, gobernantes y a la población migrante en Estados Unidos, como si fuera una especie de sheriff a nivel mundial, vulnerando así principios básicos.
Dicho lo anterior, resulta incomprensible que el Comité Noruego del Nobel justifique la elección destacando los esfuerzos de Machado por la democracia en Venezuela, donde, si bien es cierto que ha enfrentado inhabilitaciones arbitrarias y persecución, no tome en consideración su aberrante apoyo al Estado de Israel y que pida una intervención militar externa en Venezuela, lo que generaría muchas más muertes y destrucción hacia un pueblo que lo que necesita es esperanza y no más negación.
Por eso es que esta elección de María Corina Machado como Premio Nobel de la Paz 2025, así como en otras ocasiones, parece responder más a intereses geopolíticos de las potencias occidentales que a la selección de alguien que tuviera una vida dedicada a la defensa de la paz a nivel global, por lo que debieron elegir a una persona distinta, que fuera intachable y que no tuviera tal nivel de incongruencias.
En un mundo marcado por guerras y vulneraciones de derechos en distintos lugares, el Nobel debería honrar a quienes priorizan el diálogo genuino, no a figuras cuya retórica incluye elementos belicistas y que incitan a la violencia de manera explícita, como es el caso de María Corina Machado, quien no dimensiona el daño que le hace a la democracia en Venezuela, ya que termina por relativizar e instrumentalizar la defensa universal de los derechos humanos.
Criticar al gobierno autoritario de Nicolás Maduro es esencial y necesario, pero avalar posturas extremas en la oposición no contribuye en nada a una paz sostenible en Venezuela, generando un pésimo escenario para quienes queremos realmente una salida democrática ahí y para que los millones de venezolanos y venezolanas puedan retornar con seguridad a un país que ha sido robado por corruptos y criminales.
Por último, ojalá este premio a Machado no empeore la situación en Venezuela, sino que fomente una transición democrática basada en la reconciliación interna, la empatía y el respeto internacional. De lo contrario, el Premio Nobel de la Paz puede convertirse en un símbolo vacío o un Premio Nobel de la Guerra, más alineado con intereses políticos específicos que con principios universales, así como pasó en otros momentos de la historia con el premio otorgado a Barack Obama y a Henry Kissinger.

Andrés Kogan Valderrama

Sociólogo
Diplomado en Educación para el Desarrollo Sustentable
Magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea
Con cursos de Doctorado en Estudios Sociales de América Latina
Profesional de la Municipalidad de Ñuñoa
Integrante de Comité Científico de Revista Iberoamérica Social
Director del Observatorio Plurinacional de Aguas www.oplas.org

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.