La Reforma Política que Colombia Necesita y No Quiere Aprobarse

“La reforma política que Colombia necesita no es un privilegio para unos pocos, sino la llave que abrirá las puertas del poder a quienes tienen el mérito, el liderazgo y la capacidad, rompiendo el monopolio de las élites y democratizando verdaderamente nuestro sistema político.…”


 Colombia se encuentra otra vez en la encrucijada de su democracia. El Proyecto de Acto Legislativo número 532 de 2025, una oportunidad histórica para democratizar nuestro sistema político fue dejado a un lado, una vez más. Esta reforma política, lejos de ser un capricho, representa una apuesta concreta para romper con las barreras que hasta hoy mantienen los espacios de elección popular reservados para unas pocas élites y grupos tradicionales que monopolizan el poder.

Esta propuesta legislativa pretende abrir las puertas a quienes tienen verdaderos méritos ya sea un sólido bagaje educativo o el trabajo incansable como líderes empíricos en sus comunidades— para que puedan acceder a cargos de elección popular sin estar sometidos a las trabas y exclusiones de los partidos tradicionales. El sistema político colombiano ha sido durante décadas un club cerrado, donde los apellidos, las redes clientelistas y la preeminencia económica son los principales requisitos para llegar al poder. El Proyecto 532 busca romper esos muros, proponiendo reglas claras que incentiven la participación efectiva, transparente y justa, priorizando el mérito y el liderazgo legítimo.

Los beneficios de esta reforma serían evidentes: permitir una renovación de liderazgos, reducir la corrupción y el clientelismo, y garantizar un sistema más pluralista y representativo. Por primera vez, personas con trayectoria real y capacidad podrían competir en igualdad de condiciones, haciendo que la democracia deje de ser un espectáculo para pocos y se convierta en una verdadera oportunidad para muchos. En un país que tanto anhela justicia social y equidad, este es un paso necesario para construir un Estado verdaderamente democrático y con televisión abierta para voces diversas.

Sin embargo, lo triste y alarmante es la resistencia férrea del legislativo a concretar este cambio. Las razones son claras: intereses creados en esos grupos que usufructúan el statu quo, temor a perder privilegios y el perpetuo conservadurismo que ancla a muchos congresistas al pasado. Los partidos tradicionales han funcionado como verdaderas barreras para las nuevas voces y proyectos políticos emergentes, haciéndoles difícil ingresar y crecer. Así, la política colombiana se convierte en un escenario poco transparente, con poco espacio para la renovación.

Es urgente entender que esta reforma no es un capricho técnico ni un asunto menor. Es la reparación de nuestro sistema político y un acto de justicia democrática para permitir que el poder no solo se herede de familias y organizaciones tradicionales, sino que sea el reflejo genuino de la voluntad popular basada en méritos y liderazgo auténtico. Una norma como esta fortalecería la participación ciudadana, legitimaría el sistema electoral y abriría caminos para la inclusión de nuevas generaciones y sectores.

Colombia no puede seguir anclada en un sistema político cerrado y excluyente. La aprobación del Proyecto de Acto Legislativo 532 de 2025 es una oportunidad histórica que no puede seguir dilatándose. Para avanzar hacia una verdadera democracia es imprescindible derribar las murallas del poder excluyente y abrir los caminos a quienes sí tienen el mérito para gobernar y representar a sus comunidades. 

Diego Edison Vásquez Maquilon

Soy estudiante de Administración Pública, apasionado por la política, la economía y las finanzas públicas. A través de esta columna, comparto reflexiones y situaciones actuales que deben mejorar, con el objetivo de aportar ideas para construir un Estado más justo y eficiente.

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