Colombia: El viacrucis político

“Una paz que parecía más de papel que de realidad. Así encrudeciéndose cada vez más las violencias al interior de la nación. En donde se concentraron en impulsar una democracia superflua, que parecía ser una especie de pan y circo. Resaltando que, en nuestro caso, solo ofrecieron circo.”

Desde la gesta independentista de Colombia en el siglo XIX, ya se divisaba una cadena infinita de olas de violencias que describirían en un sentido muy amplio la historia desde la que partió. Si bien para aquella época, las formas de violencia se desarrollaban alrededor de una proclama netamente política, su crecimiento descomunal creció y se arraigó en la cultura e idiosincrasia del colombiano.

Hechos históricos que siguen azotando crudamente las realidades sociales del país. Desde las guerras políticas hasta las guerras territoriales, que no son más que los resultados de una mala administración del Estado en todas sus dimensiones. Que no es característica de Colombia únicamente, pero que sí cobra mucha más relevancia cuando se ponderan en el contexto latinoamericano.

Así entonces, se reconoce la incompetencia de los emblemáticos gobiernos que dirigieron el país desde inicios del siglo XX. Dándose inicio con nada más y nada menos que con la pérdida del Istmo de Panamá en 1903, primero por la limitante geográfica entre el centrismo administrativo y financiero que condujo a una administración débil, del cual se genera un desarraigo de los habitantes. Que claramente fue auspiciado bajo los intereses de Estados Unidos, bajo sus formas coloniales de apropiación de tierra extranjera.

Este fracaso que generó una desestabilidad política fue poco a poco hecho a un lado de las discusiones que se consideraban centrales.

Y es a partir de aquí, en que la paz empieza a ver el viacrucis en acontecimientos relevantes como la masacre de las bananeras y años posteriores el asesinato del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán en 1948, desencadenándose la Revolución del Pueblo o como se conoce comúnmente: El Bogotazo.

¿Será posible leer la historia republicana de Colombia a partir de este hecho político y social?

Por supuesto que sí. Es a partir de aquí desde donde la perspectiva de paz toma gran relevancia frente a los acontecimientos de índole nacional de su momento. Tomando como punto de partida las propuestas pragmáticas en torno a la educación y salud pública, la redistribución de las tierras y la participación ciudadana.

Es así como el país empieza a vivir sus múltiples luchas por la paz. Una paz que parecía más de papel que de realidad. Así encrudeciéndose cada vez más las violencias al interior de la nación. En donde se concentraron en impulsar una democracia superflua, que parecía ser una especie de pan y circo.

Resaltando que, en nuestro caso, solo ofrecieron circo. Pero es aquí en donde se debe resaltar el gran avance que se da en Colombia con la promulgación de la Constitución Política de 1991. La que, a mi parecer, es una de las constituciones más garantistas del mundo. Pero que en la práctica carece de aplicabilidad.

Mancillada duramente ferozmente por las retaliaciones políticas de gobiernos de turno, en donde cabe mencionar la menoscaba jugada política del expresidente Uribe Vélez, para su reelección, quien hoy crítica esa posibilidad. Claramente desde la hipocresía que lo caracteriza.

Así es como, no solo su reelección fracturo la naturaleza de la Carta Política, sino que dejó entrevisto su poderío y ansias de volver a Colombia su Ubérrimo. Llevándose por encima no solo la institucionalidad, sino la vida de más de 6.402 jóvenes, que con su famosa frase “Los jóvenes desaparecidos de Soacha, fueron dados de baja en combate.” sepultó en la perpetuidad.

Sebastián Cifuentes Mahecha

Soy estudiante de Derecho y líder político juvenil del Valle del Cauca de 19 años, con experiencia en proyectos sociales y establecimiento de alianzas estratégicas para el desarrollo social. Cuento un gran interés en el análisis político-legislativo, pensamiento crítico y responsabilidad ética, apoyándome en la investigación histórica y la lectura académica para fundamentar propuestas de centro izquierda orientadas a la equidad y el respeto de los derechos humanos.

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