“El turismo también genera gentrificación e incremento del costo de vida”.
Es bien sabido que toda actividad humana genera impactos en el planeta. Incluso que el hombre sea hoy la especie dominante sólo fue posible por su capacidad de transformar radicalmente el entorno en el que vivía gracias a su raciocinio y proyección de futuro que lo hace distinto a cualquier otra especie animal.
Miles de años atrás, cuando la especie humana estaba en la mitad de la cadena alimenticia y era frágil ante los grandes depredadores, la naturaleza era prácticamente virgen, de hecho, no existía la agricultura, no se sembraba ni se araban los campos, el hombre era nómada y recolectaba los frutos que encontraba en el camino y que la naturaleza iba dando a su ritmo.
La capacidad de raciocino y de pensar en un mejor futuro también hace que el hombre nunca se sienta satisfecho y siempre esté transformando, creando, descubriendo y con esto se generen impactos que pueden ser positivos y negativos en todo lo que nos rodea.
La agricultura, por ejemplo, que fue de las primeras revoluciones de la humanidad, que hizo que dejáramos de ser nómadas a tener asentamientos, generó esclavitud. Los esclavos eran quienes hacían el trabajo pesado, incluso muchos morían tras las extensas jornadas en las que debían trabajar la tierra y adecuarla para la siembra. La esclavitud no existía cuando el hombre era nómada. Todos luchaban por sobrevivir.
La creación de esos primeros asentamientos y construcciones de ciudades también generaron impactos en la naturaleza como la tala de bosques y la canalización de ríos. Lo que hoy vemos como pueblos y ciudades antes eran bosques y tierras vírgenes que ya no existen.
De hecho, buena parte de los bosques o cultivos que nos rodean no son nativos. El café, que es uno de los principales productos de exportación de Colombia no es un producto originalmente colombiano. El café surgió en Etiopía, África y su semilla se importó a Colombia para sembrarla hasta convertirse en uno de los cultivos más representativos; lo mismo sucede con el arroz y el banano que son originalmente asiáticos. Tuvimos que tumbar bosques y plantas nativas para introducir estos productos en el país. Eso explica que, en regiones como Jericó, en el suroeste de Antioquia, cerca del 80% del bosque que nos rodea no sea nativo sino antrópico, es decir transformado por el hombre; y esa cifra puede ser similar a todos los lugares del mundo donde hay vida humana. Ese comportamiento, de transformar, hace parte de nuestra condición natural humana.
El saber que transformamos el entorno y que generamos impactos también nos permite identificar cómo mitigamos o gestionamos los efectos negativos que producen nuestras actividades. Una de estas actividades y que está de auge en Colombia desde hace varios años es el turismo. Una actividad que dinamiza el comercio promueve la creación de infraestructura hotelera, viviendas, restaurantes, bares, etc.; en la que en teoría todo mundo gana, pero no. El turismo también genera gentrificación e incremento del costo de vida. Efectos que sienten desde hace años en ciudades como Barcelona donde se ven protestas de los habitantes de esta ciudad por sentirse invadidos o ahogados en su propia ciudad.
El costo del arriendo se incrementa, así como el de la compra de vivienda o tierra. Es difícil para un nativo colombiano competir contra un extranjero que paga en dólares o en euros.
¿Cómo regular estos impactos y evitar que el costo de vida siga aumentando por el interés que tienen extranjeros en vivir en Colombia?
No es fácil la respuesta, pero una solución puede ser el desarrollo de construcción de vivienda prioritaria para personas nativas o con residencia en los municipios con mínimo 5 años de antigüedad que no tengan casa y paguen arriendo. Los gobiernos locales han hecho proyectos en este sentido, pero muchas veces se quedan a medio camino sin cumplir el propósito original porque no se priorizan a las personas que realmente deberían estar priorizadas en este tipo de proyectos.
Es una forma de coexistir con el extranjero sin que este desplace a la periferia a la población local.
Comentar