Hablemos de la Infocracia y las tres P

“Hoy la democracia no solo se pierde por la institucionalidad o la violencia, sino por la infocracia: un fenómeno digital que exacerba emociones y alimenta el populismo, la posverdad y la polarización.”


Hace poco tuve la oportunidad de asistir a un panel de “Medellín en la cabeza” donde se hablaba sobre el futuro de la democracia. La conversación giraba en torno a cómo nosotros, los jóvenes, debemos cuidarla; no solo en las actividades que la implican explícitamente, sino también en cómo hablamos, debatimos e incluso tomamos decisiones. Esto me llevó a una pregunta: ¿en verdad estamos perdiendo la democracia? Y si es así, ¿qué es la democracia? ¿Cómo se pierde? ¿Este fenómeno se debe a las últimas situaciones institucionales y de violencia en el país o es un problema que llevamos arrastrando desde hace tiempo?

Para comenzar a afirmar si realmente la estamos perdiendo, es necesario definirla. Me fui entonces a los griegos. Según Platón, en su libro “La República”, la democracia es una de las formas imperfectas de gobierno porque permite que gobiernen los menos capacitados. Por su parte, Aristóteles la define como el gobierno de los muchos (en oposición a la oligarquía, que es el gobierno de unos pocos). Estas definiciones me parecieron muy cercanas a nuestra realidad: la democracia nunca será perfecta y tiene sus deficiencias, pero nos garantiza un sistema sólido para elegir y debatir alrededor de la política. Entonces, a pesar de esas imperfecciones, ¿la estamos perdiendo?

Byung-Chul Han, en su libro “Infocracia”, plantea que la democracia se ha deteriorado por varias razones vinculadas al exceso y la dinámica actual de la información en la era digital. De las razones que expone, algunas resultan especialmente preocupantes, una es, la desaparición del espacio público argumentativo y es que la democracia requiere espacios donde los ciudadanos puedan debatir, deliberar y formar una opinión colectiva. Sin embargo, el flujo constante de información individualizada (manipulada por algoritmos y redes sociales) fragmenta la opinión pública. Y otra es, el decaimiento de la verdad, que es el criterio de verdad ha sido reemplazado por el de “visibilidad” o “viralidad”. Las fake news que son una estrategia cada vez más utilizada por políticos para que lo que más circula o se comparte parezca ser lo verdadero, aunque no lo sea.

A esto se suma lo que Moisés Naím llama “las tres P” en su libro “La revancha de los poderosos”: posverdad, polarización y populismo. Estas tres fuerzas llevan décadas erosionando la democracia y, como advierte Chul-Han, no solo afectan el mundo político y público, sino también el ámbito individual. La información que recibimos en nuestros dispositivos influye en nuestras creencias, opiniones y acciones; de forma indirecta nos controla y nos mide, a través de la expansión de estas tres P. A este fenómeno se le denomina “infocracia”. Es un tema que debería ponerse sobre la mesa en los espacios académicos y de conversación, para buscar soluciones y acciones colectivas alrededor de él.

Así que debemos tomar conciencia: la pérdida de la democracia no se debe únicamente a la institucionalidad o a los factores sociales y económicos —que, por supuesto, son fundamentales—, sino que hoy, en esta era digital, prevalece la infocracia. Este fenómeno, que a través de los datos y la información, exacerba las emociones e incentiva las tres P: populismo, posverdad y polarización, que nos están alejando de una democracia, aunque imperfecta, más sana y sólida para responder a nuestras necesidades fundamentales como sociedad. Así, que pongamos este concepto sobre la mesa, llevémoslo a nuestras conversaciones y actuemos cada uno, desde lo individual, para salvar y fortalecer la democracia.

Yuliana Osorio García

Soy una aprendiz constante de experiencias, personas y conocimientos. Estudio contaduría pública en EAFIT, además de esto, estoy cursando un diplomado en liderazgo público con la alcaldía de Medellín. Soy una persona que le gusta aprender de manera integral, considero que debemos aprender de todo lo que nos ofrece la academia y la vida. Me gusta mucho la filosofía cotidiana, la literatura y los temas de interés público como: la educación, la ética, la economía y la cultura. Para conectarme y saber más de estos temas me gusta mucho leer y hablar con amigos y gurús en estos temas.

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