Hablemos de política (aunque sea en la mesa)

“La política no empieza en las urnas, sino en la conversación que decidimos no evitar.”


“En la mesa no se habla de política, religión ni deportes”.
¿Cuántas veces lo hemos escuchado?
Y sin embargo, esa frase, repetida como mantra en miles de hogares, puede ser el primer ladrillo en el muro de la ignorancia.

Evitar estos temas en familia no nos hace más civilizados, nos hace menos críticos. ¿Qué sentido tiene callar las discusiones que moldean el país, la sociedad y nuestras propias decisiones? ¿No será que al evitar hablar de política, renunciamos también a comprender lo que nos rodea? Pensar, cuestionar, debatir: esos son los hábitos que construyen ciudadanos conscientes. Y los primeros espacios para forjar ese pensamiento crítico deberían ser nuestros propios hogares.

No se trata de imponer verdades, sino de atrevernos a escucharnos. De hacer de la mesa un lugar de construcción, no de conflicto. ¿Acaso no es preferible una conversación con argumentos, aunque haya diferencias, que un silencio que alimenta la indiferencia?

La cultura colombiana ha cargado por décadas con una pesada herencia de desconfianza hacia la política. “Aquí no se habla de eso”, dicen muchos. Y lo triste es que esa afirmación todavía tiene eco. Aunque hay una pequeña tendencia al cambio, las cifras revelan una verdad incómoda.

Según la Encuesta de Cultura Política 2023, del DANE, solo el 16,8 % de los colombianos considera que la política es algo muy importante en su vida. En cambio, más del 54 % dice que le parece poco o nada importante. ¿Cómo construimos una democracia sólida si más de la mitad del país ha desconectado su vida de lo público?

La participación en espacios comunitarios también es mínima: apenas el 5,1 % de los colombianos hace parte de una Junta de Acción Comunal, y solo el 1,6 % participa en organizaciones culturales o deportivas. Es decir, no solo no hablamos de política, tampoco actuamos políticamente en nuestras comunidades.

Y si bajamos el lente a los jóvenes —mi generación— el panorama es aún más preocupante. En las elecciones presidenciales de 2022, solo el 39,5 % de los jóvenes entre 18 y 24 años votó. Somos quienes más futuro tenemos por delante, pero también quienes menos decidimos sobre él.

¿Y cómo nos informamos? La mayoría lo hace a través de redes sociales (62,9 %), seguido por conversaciones con amigos y familiares (49,3 %) y medios digitales (33,9 %). Nada de esto es negativo en sí mismo, pero si no se acompaña de un pensamiento crítico, fácilmente caemos en la desinformación, en los discursos manipuladores y en la superficialidad del meme o el titular rápido.

Este año se celebran las elecciones a Consejos de Juventud, y es urgente que rompamos esa vieja costumbre del silencio. La política no es algo ajeno. Es el precio del transporte, la calidad del agua, la beca que me permite estudiar, la calle que camino cada día. Hablar de política es hablar de vida. Y la democracia no se defiende el día de las urnas: se construye cada vez que elegimos informarnos, cuestionar, participar.

Sé que en Colombia el ejemplo político muchas veces ha sido decepcionante. Lo entiendo. Pero alejarnos solo profundiza el problema. Como jóvenes, como ciudadanos, como hijos de una sociedad que queremos ver mejor, debemos asumir la tarea de informarnos y de formar a otros, desde casa, desde el aula, desde la calle. Porque la política no es solo de políticos: es de todos.

Transformar la cultura política de Colombia no es una tarea exclusiva del Estado, ni de los partidos, ni siquiera de las instituciones educativas. Comienza en la sala, en el comedor, en el chat familiar. Comienza cuando decidimos dejar de evitar las conversaciones difíciles y empezamos a formar pensamiento crítico en nuestros propios círculos.

Hablemos de política.
En la mesa, en el barrio, en el colegio, en la universidad.
Porque el silencio nunca fue garantía de paz.
Y porque si no hablamos nosotros, otros lo harán por nosotros.

 

Miguel Ángel Escudero Pulgarín

Estudiante de Administración de Negocios en la Universidad EAFIT, Líder Público del distrito de Medellín y Técnico en Monitoreo Ambiental. Fue líder estudiantil durante los años 2023 y 2024, desempeñando roles como Contralor y Personero en su institución educativa. Ganador de concursos de oratoria, es también cofundador de «Liderazgo a 180°», una iniciativa enfocada en la formación de líderes estudiantiles. Reconocido por su función de liderazgo integral, ha sido galardonado en múltiples ocasiones como líder ejemplar en gestión pública.

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