Esta columna es un espacio dedicado a la búsqueda del sentido de las palabras. Un ejercicio arqueológico, etimológico y, si se puede decir, biográfico. Cada entrega nos permitirá conocer la historia, el significado, el uso y el sentido de una palabra.
Mauricio Montoya y Fernando Montoya
“Nuestra verdadera nacionalidad es la humanidad”
Herbert George Wells.
En el año de 1925, Adolf Hitler renunció a su nacionalidad austriaca y se nacionalizó alemán. El motivo, según algunos historiadores, era el de evitar la deportación a su país natal y, a la par, comenzar un proyecto en el que pudiera ascender a la cúspide política, como efectivamente sucedió el 2 de agosto de 1934, cuando después de la muerte del presidente Paul von Hindenburg, Hitler, que había sido nombrado canciller un año antes, abolió el cargo presidencial y se avocó todo el poder.
No obstante, parece que Hitler no abandonó del todo sus raíces austriacas. Prueba de ello fue la anexión (anschluss) que la Alemania Nazi hizo de Austria el 12 de marzo de 1938. El mismo Hitler atravesó ese día la frontera para dirigirse a su pueblo natal (Braunau am Inn) y pronunciar allí un discurso. La población no opuso resistencia e incluso aplaudió su entrada.
Otro caso curioso es el del escritor colombiano Fernando Vallejo, quien se nacionalizó mexicano en 2007 y ese mismo año publicó una carta en la que renunciaba a la nacionalidad colombiana, pues como él mismo lo afirmó, despreciaba al país que no le había dado la oportunidad de trabajar decentemente y que estaba lleno de asesinos y genocidas como Pablo Escobar y Alvaro Uribe Vélez. Vallejo terminaba su carta, en aquel entonces, aseverando: “…que quede claro: esa mala patria de Colombia ya no es la mía y no quiero volver a saber de ella. Lo que me reste de vida lo quiero vivir en México y aquí me pienso morir…”. Algo que no cumplió, ya que retornó a Colombia en el 2018 y reside en Medellín desde ese año.
La renuncia de Vallejo a la nacionalidad, no estuvo exenta de polémicas. Un compatriota suyo, el escritor Willian Ospina, le solicitó, por medio de una misiva, que reconsiderara la decisión de renunciar a la nacionalidad colombiana, para que pudiera seguir siendo “la mala conciencia de Colombia”.
Por otra parte, un caso más reciente es el de Billie Joe Armstrong, vocalista de la agrupación Green Day, que declaró públicamente, mientras realizaba un concierto en Londres el 24 de junio de 2022, que renunciaría a la nacionalidad estadounidense porque no estaba de acuerdo con la anulación, decretada por la Corte Suprema de los Estados Unidos, del fallo, emitido en 1973, que avalaba el derecho al aborto.
El cine, también ha narrado de forma magistral este tipo de situaciones, asociando el concepto de nacionalidad con el de ciudadanía. En un filme de 2004, titulado “La terminal”, dirigido por Steven Spielberg, se cuenta la historia real de Mehran Karimi Nasseri (interpretado por Tom Hanks), un iraní que, tras perder sus papeles y ser rechazado por varios países europeos, se instala en el aeropuerto de París (Charles de Gaulle) y vive allí entre 1988 y 2006. La película se desarrolla en EE.UU, específicamente en el aeropuerto John F Kennedy (New York), y deja ver la historia de Víktor Navorsky, un hombre que llega a Estados Unidos proveniente de Krakozhia (país ficticio), pero que durante el trayecto, por cuestiones políticas de su nación, pierde la ciudadanía, ya que el gobierno de los Estados Unidos ha dejado de reconocer a su nación, y por tanto no puede ingresar a Norteamérica y tampoco volver a su país de origen.
En cuanto al término de ciudadanía, este viene del latín “civitas” que significaba ciudad, pero sus orígenes se remontan a la Grecia clásica, donde el ciudadano era aquel que tenía el derecho (y el deber) de participar en los asuntos de la Polis (ciudad-estado). Un hecho curioso en relación con la ciudadanía ocurrió en Atenas, donde Pericles, en el año 451 a.C, promulgó una ley que solo reconocía como ciudadanos atenienses a quienes fueran hijos de padre y madre atenienses. Norma que el mismo Pericles tuvo que enmendar, años más tarde, para que su hijo Pericles el joven, nacido de Aspasia, mujer de Mileto, pudiera ser reconocido como ciudadano.
Durante el siglo XX, el régimen nacionalsocialista que gobernó Alemania (1933 – 1945) proclamó las Leyes de Núremberg, entre las que había una que privaba a los judíos de la ciudadanía alemana*, consolidando así un proyecto de segregación que ya se aplicaba en países como EE.UU, en el que, por muchos años, la población afroamericana no tuvo derechos ciudadanos ni políticos.
Una derivación de la palabra nacionalidad es el concepto de nación (lugar o pueblo en el que se nace, aunque algunos sostengan que no se es de donde uno nace sino de donde uno se hace), el cual se vincula directamente con un territorio y un Estado. Empero, en la historia de la humanidad han existido y existen naciones sin una tierra y algunas sin Estado. Tal es el caso de pueblos como el judío (antes de la fundación del Estado de Israel en 1948), el gitano, el kurdo, el palestino, el pastún, entre otros.
Pero el tema de la nacionalidad también ha derivado en situaciones complejas como la de los nacionalismos. Los Balcanes han sido un ejemplo de ello. Antes de la primera guerra mundial, el nacionalismo estalló en los pueblos que hacían parte del Imperio Turco Otomano. Serbios, griegos, búlgaros, rumanos y albaneses comenzaron a reclamar la disolución del imperio y el reconocimiento de una identidad nacional propia. Décadas después, la fractura de Yugoslavia, otra vez en los Balcanes, se debió al exacerbado nacionalismo de eslovenos, croatas, bosnios, macedonios, albanokosovares y montenegrinos (estos últimos solo se independizaron de Serbia en el año 2006) que se enfrentaron a la colectivización que había mantenido, con mano de hierro, Tito hasta 1980 y que tras su muerte quiso heredar Slobodan Milošević, generando una guerra, entre 1991 y 2001, que dejó, entre sus balances, un genocidio étnico.
Esta reflexión sobre la nacionalidad, se da en el contexto de la reforma que se llevó a cabo en Nicaragua, país gobernado por el matrimonio Ortega – Murillo, en donde la Asamblea Nacional, aprobó de forma unánime el cambio de los artículos 23 y 25 de la Constitución referidos a la posibilidad de adquirir doble nacionalidad. El nuevo articulado prohíbe adquirir otra nacionalidad, pues hacerlo, según el matrimonio presidencial, “rompe el vínculo jurídico y moral con Nicaragua”, pues, “no puede existir doble fidelidad: la patria exige compromiso exclusivo” (esto mismo sustenta la legislación de la India, donde también está prohibida la doble nacionalidad). Además, el cambio constitucional establece que los extranjeros que quieran nacionalizarse como nicaragüenses deben renunciar a su nacionalidad, excepto los centroamericanos.
Sin embargo, tal regulación no es una novedad en el mundo, pues en la actualidad, muchos países (Afganistán, China, Japón, Singapur, India, Corea del Norte, Cuba, Arabia Saudita, Estonia, Andorra, Azerbaiyán, Bahréin, Georgia, Indonesia, Lituania, Malasia, Nepal, Polonia, Tailandia, Ucrania, Austria, Myanmar, Emiratos Árabes Unidos, entre otros), cada uno con sus razones legales, prohíben la doble nacionalidad y exigen a quienes quieren ser ciudadanos de su país, renunciar a su nacionalidad originaria.
Para terminar esta columna, vale la pena mencionar que resoluciones internacionales reconocen la nacionalidad como un derecho de todo ser humano (aunque han existido casos en los que, por normatividades de los Estados, un individuo ha sido despojado de su nacionalidad o nacido sin tener derecho a ella)**. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el artículo 23, de la resolución 2/23 del año 2023, estipula: “Los Estados no deben privar de su nacionalidad a una persona si esa privación ha de convertirla en apátrida. La privación de nacionalidad que genere apatridia es considerada arbitraria y está prohibida por el derecho internacional de los derechos humanos”.
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Pd. * Recomendamos ver las películas:
– “Los juicios de Núremberg”.
https://www.youtube.com/watch?v=6s1Bo57qwLQ&t=5630s
– “La solución final”.
https://m.ok.ru/video/3918158039563
** Recomendamos mirar este curioso vídeo sobre el tema de la apatridia:
https://www.youtube.com/watch?v=m-FZ_xSR06U
– Agradecemos a Manuel David Villegas por los aportes brindados para esta columna.
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