«Modelar la memoria» también es decidir qué se calla

¿Puede un escritor hablar de sí mismo sin caer en la autocomplacencia? ¿Puede un lector convertirse en el editor moral de quien admira? En Modelar la memoria. Conversaciones con Juan Gabriel Vásquez (Editorial Universidad El Bosque & Fundación Malpensante, 2025), el académico belga Jasper Vervaeke logra acompañar la evolución literaria de Vásquez durante más de una década y construir, a partir de largas conversaciones, una biografía intelectual contada desde la voz del propio autor.

A lo largo de nueve capítulos que recorren la vida y obra del autor de El ruido de las cosas al caer, el libro entrelaza pasajes íntimos con debates literarios, consideraciones políticas y reflexiones sobre el papel de la novela en la vida pública. El título no engaña: se trata de modelar la memoria, de editarla. Y no solo la del novelista colombiano, sino la del país que atraviesa toda su obra como herida abierta y como obsesión narrativa.

Lo que Vervaeke ofrece no es una entrevista extendida, sino un dispositivo ensayístico-conversacional cuidadosamente modelado. Un formato que permite observar cómo cambian las posiciones de Vásquez, cómo se afinan sus lecturas y cómo se desplazan sus certezas. Hay aquí una defensa apasionada de la novela como forma de conocimiento, como ejercicio ético frente al olvido. No es gratuito que Vásquez afirme, con eco de Martha Nussbaum, que la ficción no es entretenimiento, sino una forma de justicia.

Quienes hayan seguido su obra reconocerán sus obsesiones: la violencia, la historia, la culpa, la escritura como indagación. Pero el gran hallazgo del libro es su capacidad para situar estas obsesiones dentro de una conversación que incluye la tradición literaria europea, anglosajona y latinoamericana, las tensiones del escritor expatriado y su doble rol como novelista y columnista de opinión. Aquí conviven Joseph Conrad y García Márquez, Bogotá y Colón (Panamá), el compromiso político y el exilio literario, la ficción y la responsabilidad.

No obstante, en ese mismo esfuerzo de construcción aparece también cierta renuncia: el tono del libro evita el conflicto frontal y opta por una mirada cercana, afectuosa. Las zonas más problemáticas —como las polémicas por sus columnas de opinión y las tensiones que ha generado su figura en el panorama literario colombiano— son tratadas con cautela. No se trata de buscar escándalos, pero sí de reconocer que la literatura también nace del desajuste. En este sentido, la tensión narrativa se desplaza del drama biográfico hacia el pensamiento, a sus matices y derivas.

Eso no impide que Modelar la memoria sea un libro valioso y riguroso. Es una lectura fundamental para quienes ven en la literatura algo más que un artificio estilístico. También es un modelo de cómo pensar la obra de un autor desde la cercanía sin caer en la idolatría. El tono es reflexivo pero no solemne, íntimo pero no complaciente. Y en tiempos donde los discursos literarios tienden a volverse promocionales, este ejercicio de conversación sostenida —aunque deliberadamente mesurada— es un gesto que vale la pena celebrar.

El libro se construye además como archivo: testimonia quince años de diálogo, recoge decisiones estéticas, dudas morales, polémicas públicas, reflexiones sobre el oficio, sobre la crítica y sobre la escritura como forma de intervención. Desde su estructura, se sitúa entre la biografía, el ensayo literario, la crónica y la poética de autor. Un gesto editorial poco común que enriquece la conversación cultural del país.

Publicado en coedición por la Editorial Universidad El Bosque y la Fundación El Malpensante, Modelar la memoria también es un ejemplo del tipo de alianzas que merecen celebrarse: aquellas que entienden el libro no solo como objeto, sino como espacio de encuentro entre la universidad, la crítica y la cultura.

Quizás lo más honesto que deja el libro no está en lo que dice, sino en lo que sugiere: que escribir, como leer, es una forma de editar la memoria. Y que, en ese proceso, a veces inevitablemente, también se elige qué no contar.

Modelar la memoria ya está disponible en las principales librerías del país. Una invitación no solo a descubrir esta conversación literaria entre Jasper Vervaeke y Juan Gabriel Vásquez, sino a volver —o acercarse por primera vez— a la obra de uno de los narradores colombianos más relevantes de las últimas décadas.

David Sánchez Gómez

Soy publicista de formación y un apasionado por los libros y la fotografía. Cuento con 14 años de experiencia en comunicación, los últimos 7 los he dedicado a la industria del libro y la lectura. He creado espacios como la Feria Virtual del Libro Universitario de la Universidad Nacional de Colombia y el programa radial Entre Libros.

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