Una reseña personal sobre un libro histórico. O las razones por las que abandoné el paraíso

“El libro de Alfonso Munera, Cartagena de Indias una ciudad abierta al mundo, crisis y apogeos, puede parecer a simple vista una recolección de datos duros sobre la ciudad. Sin embargo, Munera no es simplemente un historiador cartagenero, sino un verdadero intérprete de la ciudad”.


Cuando decidí mudarme de Cartagena a Bogotá, sin tener la necesidad apremiante de hacerlo, me vi enfrentada a dar explicaciones que no parecían satisfacer a un interlocutor racional. Al parecer, no tenía mucho sentido abandonar la vida frente al mar en una ciudad bella. Terminé por decir que me ardía la piel a causa del sol inclemente. No obstante, yo sabía que lo inclemente en la ciudad no era solamente el sol y que la incomodidad de mi piel no era por el calor. Con todo, antes de marcharme encontré un texto de historia que me entendía perfectamente.

El libro de Alfonso Munera, Cartagena de Indias una ciudad abierta al mundo, crisis y apogeos, puede parecer a simple vista una recolección de datos duros sobre la ciudad. Sin embargo, para los que conocen su trayectoria, es claro que Munera no es simplemente un historiador cartagenero, sino un verdadero intérprete de la ciudad.

Lo más relevante del libro son los capítulos dedicados a la historia moderna, en los que se encuentran referentes que le permiten a los cartageneros ubicarse fácilmente. Tal es el caso de las industrias de la ciudad: los artesanos, los laboratorios y droguerías Román, los almacenes Mogollón y, más recientemente, el Grupo Puerto de Cartagena y la zona de Mamonal. El libro destaca la vocación industrial de Cartagena y como el auge del turismo es un fenómeno complejo y reciente. Estos capítulos son especialmente interesantes porque rompen con la visión reduccionista que nos sometía a contar la historia de Cartagena aludiendo al puerto receptor de esclavos y a la heroicidad con la que resistimos la toma de Murillo.

Munera es más potente y acertado, con ironía nos cuenta cómo fue que la pobreza salvó los trozos de muralla que siguen de pie. En el Siglo XX, la ciudad había decidido apostarle al progreso tirando abajo la arquitectura militar de origen colonial porque la veía como un símbolo de decaimiento. Casi conseguimos lo que no lograron los ataques de los piratas, pero por fortuna no hubo plata suficiente para tirar abajo la piedra amurallada, sostiene Munera. Asimismo, el libro deja ver cómo han sido problemas persistentes en la ciudad la ausencia de servicios públicos adecuados, en especial el de alcantarillado, y la mala disposición de las basuras que aún hoy nos aquejan.

En esencia es una invitación a conocer Cartagena y a abandonar el clásico y obsoleto relato sobre sus dos caras opuestas; la pretensiosa de cupulas doradas frente a la miserable que se levanta sobre el fango de la ciénaga rellenada. En estas páginas encuentran visibilidad los esfuerzos y sueños de la gran clase media que existe en Cartagena y que, si bien ha logrado avances para el desarrollo de sus barrios, se encuentra atrapada ante la falta de gobierno que ha padecido en su historia reciente.

El autor enumera barrios enteros en los que habitan mayoritariamente profesionales y empleados de clase media que aprovechan el clientelismo para lograr pavimentar y alumbrar las calles. Trabajan duro para levantar sus casas con materiales sólidos y fachadas coloridas. También logra identificar la existencia de un gran número de jóvenes bachilleres e incluso con carreras técnicas y universitarias; lo que refleja el esfuerzo generacional de sus padres. Se destaca con ímpetu la imagen de que el cartagenero promedio no es un ser pasivo o flojo, sino que trabaja arduamente por el bienestar de su familia.

Sin perjuicio de lo anterior, el libro señala que la pobreza no cede porque el ciclo se reinicia constantemente. Mientras los habitantes de estos barrios de clase media llegan a la cuesta y con trabajo logran mejorar sus condiciones de vida, van llegando nuevos ocupantes (víctimas de la violencia y venezolanos) a la ciudad que extienden el relleno de las ciénagas. Así, los barrios siguen creciendo sin control ni planeación. El problema es la imposibilidad de planear a futuro.

La invitación de Munera es a “salir del pesimismo inmovilizador” que nos genera el relato empobrecido que tenemos de la ciudad. Debemos convencernos de que hay una gran clase trabajadora que hace esfuerzos importantes para lograr una mejor calidad de vida.

En cuanto a los jóvenes, el libro señala como los perjudica los escases de actividades culturales propias, la falta de espacios públicos para la recreación de la cultura ciudadana y la poca democracia de las salas de cine que alguna vez fueron el símbolo de la ciudad. Estos factores estancan la formación y atracción de capital humano de primer nivel que pueda enriquecer las empresas y el sector público. “Lo que está sucediendo es que cada vez es más frecuente que jóvenes cartageneros formados en centros universitarios de excelencia en la capital del país o en el extranjero obtén por no regresar a Cartagena”[1]. Esto, debido a la falta de condiciones para el progreso espiritual, para el cual se necesita una adecuada y estable actividad cultural.

No pretendo encabezar la diáspora de jóvenes cartageneros que no se sienten acogidos por la ciudad que fue de sus padres y que les da el acento. Simplemente, quiero compartir el sosiego que se siente al saberse comprendido en la literatura y esa tranquilidad que se deriva de las vivencias compartidas. Además de recomendar este gran libro, por su puesto.

Desde el exilio también se está condenado a añorar a la ciudad amurallada. Nos refugiamos en los cuadros con imágenes de fachadas coloniales que colgamos en las paredes de las casas extranjeras para no sentirnos tan lejos.


[1] Munera, Alfonso. Cartagena de Indias una ciudad abierta al mundo.Crisis y apogeos. Pág. 283. Editorial Planeta, 2024.

Carolina Isabel Llanos Vergara

Abogada cartagenera, actualmente funcionaria de la Corte Constitucional, con una maestría en estudios políticos y otra en derecho constitucional.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.