La reforma laboral y el pulso por el poder

“La oposición a la reforma laboral parece responder más a intereses políticos que al bienestar ciudadano”


El proyecto impulsado por el gobierno de Gustavo Petro fue archivado sin debate, pese a sus amplios beneficios para los trabajadores. El pulso ahora se traslada al Congreso y a una eventual consulta popular.

Las reformas del gobierno del presidente Gustavo Petro se han encontrado con múltiples impedimentos para ser aprobadas e implementadas. La última de ellas, la reforma laboral, ni siquiera logró llegar a ser debatida. El contenido de esta reforma incluía elementos muy positivos para los trabajadores, como el pago de las horas nocturnas a partir de las 7:00 p. m., el recargo del 100 % por trabajo en domingos y festivos, incentivos para micro, pequeñas y medianas empresas, y mejores tasas para financiar sus emprendimientos. También contemplaba permisos para que las personas pudieran atender tratamientos médicos, licencias por periodos menstruales incapacitantes, garantías de derechos laborales para quienes trabajan en plataformas de reparto y acceso a la seguridad social para madres comunitarias, trabajadoras domésticas, artistas y otros trabajadores informales.

Una reforma que, si bien implica mayores exigencias para los empleadores, es necesaria para garantizar derechos plenos a los empleados. La premisa de que menores exigencias a las empresas generan más empleo ha sido puesta en duda. La prueba de que los empresarios sí pueden sostener lo que propone la reforma laboral la ofrece el empresario Maurice Armitage, quien afirmó: “Los colombianos tenemos que cambiar y pagarles mejor a los trabajadores”. Además, en entrevistas y publicaciones en redes sociales, ha sostenido que brindar garantías a los trabajadores contribuye al crecimiento de las empresas y de la economía del país.

La oposición a la reforma laboral parece responder más a intereses políticos que al bienestar ciudadano. Algunos partidos están legislando para los empresarios y no para toda la población. La reforma laboral beneficiaría ampliamente al trabajador, lo que representaría un gran logro para el gobierno y, por tanto, para los partidos que la promuevan, allanando así el camino para las elecciones del próximo año y ganando popularidad entre los ciudadanos.

El temor a que esta reforma se convierta en un triunfo político ha llevado a varios partidos a presentar proyectos que abordan temas similares a los del texto original, aunque parece ser más una lucha de egos y búsqueda de reconocimiento político que un verdadero interés por el bienestar de los trabajadores.

La confrontación política ha escalado a tal punto que el presidente Gustavo Petro convocó a una consulta popular. El pasado primero de mayo radicó las preguntas ante el Congreso, después de un discurso en la Plaza de Bolívar, donde fue respaldado por multitudes en diferentes ciudades. Ahora está en manos del Congreso la realización de dicha consulta. En cualquiera de los escenarios, el Gobierno Nacional podría salir fortalecido: si la consulta es rechazada, podría significar el fin de muchas campañas políticas en 2026; y si es aceptada, las personas podrán decidir directamente sobre las condiciones laborales propuestas.

Solo queda esperar la decisión y, si es el caso, prepararse para las elecciones.

Maria Isabel Zapata Cataño

Estudiante de Derecho de la Universidad Católica Luis Amigó - Medellín

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