¿De qué sirve tanta tecnología financiera si nadie nos enseña a usarla?

“Celebramos la digitalización, pero olvidamos lo más básico: educar al ciudadano para que no sea solo un usuario más, sino un protagonista de su propio futuro financiero.”


Colombia atraviesa una transformación silenciosa pero profunda: la digitalización del sistema financiero. Cada semana aparecen nuevas startups que prometen revolucionar la forma de ahorrar, invertir, enviar dinero o acceder a crédito. Las criptomonedas, los neobancos, las billeteras digitales y las plataformas de inversión están al alcance de un clic.

Y, sin embargo, hay una paradoja que casi nadie quiere discutir: la educación financiera de los colombianos no está creciendo al mismo ritmo que la innovación tecnológica.

Seguimos celebrando récords de adopción digital, mientras millones de personas no entienden realmente los riesgos que están asumiendo.

¿Innovación para quién?

De poco sirve que existan aplicaciones para invertir en bolsa desde el celular si buena parte de los usuarios no sabe distinguir entre una acción y una estafa. Según datos de Banca de las Oportunidades, menos del 30% de los colombianos tiene conocimientos básicos de finanzas personales. Y si bajamos el análisis al mundo cripto, la cifra es aún más dramática: la mayoría de quienes invierten en criptomonedas en Colombia lo hacen sin comprender los riesgos reales.

Esta falta de educación no solo vulnera a las personas, también le pone freno a la promesa de una economía más inclusiva y moderna. Un ciudadano que no entiende cómo funciona el dinero digital es un ciudadano más expuesto a la manipulación, al fraude y a la exclusión.

El espejismo de la inclusión financiera digital

Hoy se habla mucho de “inclusión financiera” gracias a la tecnología. Es cierto: aplicaciones móviles, pagos digitales y plataformas de microcréditos han permitido que más personas entren al sistema formal. Pero cuidado: no basta con tener una cuenta digital. La verdadera inclusión ocurre cuando las personas saben usar esas herramientas de manera inteligente, consciente y segura.

De lo contrario, estamos creando un nuevo tipo de desigualdad: la que separa a quienes entienden el mundo financiero digital de quienes apenas sobreviven en él.

La educación como infraestructura invisible

Invertir en educación financiera no es menos urgente que invertir en carreteras o internet. Es una infraestructura invisible, pero fundamental para sostener cualquier transformación económica duradera.

Colombia necesita una estrategia de alfabetización financiera que esté a la altura de la revolución digital que estamos viviendo. No puede ser un tema marginal ni un curso optativo en algunos colegios. Debe ser una política pública seria, integral y continua, que empiece en la escuela y se refuerce en la vida adulta.

No se trata solo de enseñar a ahorrar. Se trata de formar ciudadanos digitales críticos, capaces de tomar decisiones financieras informadas en un entorno cada vez más complejo.

¿Transformación o burbuja?

La transformación económica de Colombia no será real si no viene acompañada de una transformación cultural y educativa. De lo contrario, la innovación se convertirá en una burbuja: espectacular por fuera, pero frágil y peligrosa por dentro.

La tecnología puede abrir las puertas. Pero solo la educación puede asegurarse de que todos sepamos cómo cruzarla.

Alejandro Lozano Arana

Economista y estudiante de Administración de Empresas, cuento con experiencia en análisis financiero, presupuestal y optimización de procesos. Soy un joven apasionado por la economía digital y la transformación del sector financiero, me interesa explorar como tecnologías emergentes como blockchain pueden impactar la economía colombiana. A través de mis columnas, busco generar análisis críticos y aportar perspectivas sobre innovación, regulación y oportunidades en el mundo financiero.

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