Desazón económica


“La política fiscal no puede seguir siendo el caballo de batalla del populismo económico”


Hace algunas semanas he venido siguiendo las señales de política fiscal para retornar la producción y el empleo a niveles de equilibrio (siquiera de equilibrio de corta duración) que permita a la economía colombiana recuperar su tracción y de una vez por todas enviarle una señal positiva al mercado, máxime cuando necesitamos con urgencia salir del pozo de la incertidumbre, que a grandes pasos ha deteriorado las decisiones de la demanda interna, en especial porque aunque no haya descalces de los precios que impliquen un brote inflacionario de grandes proporciones, si se siente que la renta de los colombianos resiste una alta presión en términos de paridad de poder adquisitivo.

La política fiscal no puede seguir siendo el caballo de batalla del populismo económico, en especial porque la historia ha pasado factura a los países que se pierden en discusiones pasadas de moda entre el bienestar social y la expansión del gasto prescindiendo del efecto en la producción. Por ejemplo, los gremios productivos del país completan ya cerca de 3 años enviando mensajes de preocupación respecto de los costos laborales, la baja productividad y una alta carga tributaria que no solo asumen como resultado económico, sino que los colombianos están temerosos de asumir y por ende huyen del mercado despavoridos; como resultado, la producción se estanca, y digo esto, desde el momento en que reflejamos los costes del mercado directamente sobre el consumo interno, que, en otras palabras se traduce en el escenario concluyente de “la plata no alcanza”

Los gremios, el comité autónomo de la regla fiscal, el Banco de la República, los centros de pensamiento económico, la academia y la población en general han avisado sobre el inclemente exceso de gasto que no mueve la producción pero que si alimenta el déficit fiscal con el cual difícilmente el país logre determinar un conjunto de decisiones que aplicadas al plan de desarrollo terminen por afectar positivamente la economía.

Con un déficit que llama a revisar ajustes de gasto por 40 billones, además de la baja ejecución presupuestal y un presupuesto inflexible que busca mayores ingresos es claro que no se va a corregir el desequilibrio que tiene la economía, luego, sumando la percepción del país en el sector externo, el mercado no va a recuperar la certidumbre. De hecho, en términos de crecimiento económico estamos disparejos, la Cepal, anunció una revisión de la cifra para América Latina de apenas el 2,0% y en Colombia la esperanza sobre un crecimiento del 2,6% todavía no está materializada.

Lo cierto es, que hay desazón económica, la política monetaria como lo he expresado otras veces, ha tratado de mantener prudencia y se refleja en una robusta propuesta contra la inflación, es decir, ha hecho la tarea muy bien. No se puede decir lo mismo de la ya cansada política fiscal, las decisiones de aumento de gasto sin cumplir la regla fiscal no le hacen bien a la economía.

No hay coordinación y al paso sale una consulta popular que se lleva una suma gruesa del gasto, al final revivir una reforma laboral vía una consulta, no quiere decir que en el corto plazo los beneficios se traduzcan en mejores condiciones para los empleados, es más, ni siquiera permite

medir el grado de ocupación posterior. Sabemos si, que un efecto sobre el empleo recaería en la contracción de 450.000 empleos a nivel nacional.

Ya no hay espacio fiscal para superar el desequilibrio de la deuda, tampoco para afectar positivamente la producción, en cambio sí puede haber una luz al final para corregir la actividad económica a mediano plazo. Hay que hacer las cosas bien para el futuro, el presente es ambiguo.

Digamos que, aun puede haber espacio para dejar de pensar que el país se logra recuperar, pero no va a ser barato. Por consiguiente, si el ajuste fiscal no se hace, el mercado si va a terminar recortando el consumo. Por más, un buen ejercicio fiscal resulta en ajustes, eso sí, del lado del gasto, no como el resultado de una nueva reforma tributaria.

Gustavo Sepúlveda

Economista de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Especialista en proyectos de la Universidad Católica de Colombia y Magíster en Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Actualmente analista económico, en temas de legislación económica, crecimiento, sector productivo. Investigador y académico.

Comentar

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.