Criptoestafas: el nuevo rostro de las pirámides 3.0

“No todo lo que se disfraza de innovación es progreso, las nuevas pirámides vienen en código digital y promesas vacías. Si no lo entiendes, no inviertas. Si te presionan, duda. Y si suena perfecto, es fraude.”


“Multiplica tu dinero desde casa”, “Invierte en esta nueva cripto y gana el doble en una semana”, “Esto no es una pirámide, es tecnología blockchain”… ¿Les suena? A mí también. Y a decir verdad, cada vez lo escucho más seguido, incluso en espacios donde uno esperaría un poco más de precaución.

El país ha sido históricamente terreno fértil para las estafas financieras. Desde los días de DMG hasta los grupos de WhatsApp que prometen rendimientos fijos por invitar a otros, lo que ha cambiado no es la intención del estafador, sino el disfraz. Hoy las pirámides no se llaman pirámides. Se visten de cripto, trading automático, NFTs milagrosos o inteligencia artificial aplicada a inversiones.

¿Por qué esto está pasando aquí?

Porque seguimos teniendo una gran brecha en educación financiera. Porque para muchas personas, la idea de “hacer dinero fácil” sigue sonando más realista que ahorrar o construir un plan financiero a largo plazo. Porque no hemos terminado de entender cómo funciona una inversión real, ni cómo identificar un riesgo disfrazado de oportunidad.

Y porque estamos viviendo una época donde las redes sociales se han vuelto terreno de caza para estafadores digitales que parecen gurús. Prometen independencia financiera, rentabilidad constante y libertad total, sin que tú entiendas cómo ni por qué.

¿Qué tienen en común estas criptoestafas?

Rentabilidades fijas o exageradas: En economía, cuando hay más retorno, hay más riesgo. Y si te ofrecen un 20% mensual garantizado, no es inversión. Es trampa.

Poca o nula transparencia: No se sabe quién está detrás, ni en qué país están registrados, ni cómo generan los supuestos ingresos.

Sistema de referidos: Te pagan más si metes a tus amigos, familiares o colegas. ¿Te suena? Exacto: pirámide.

Urgencia emocional: “Invierte ya, los cupos se acaban”, “Mira cómo ya se te fue la oportunidad”. Presión emocional para que no pienses.

Yo entiendo la necesidad de buscar ingresos extras. Pero una cosa es emprender con criterio, y otra muy distinta es apostar tu dinero sin información solo porque te vendieron humo disfrazado de innovación. Y ojo: esto no es ir en contra de la tecnología. El blockchain, las criptomonedas y la economía digital tienen un potencial enorme. Pero eso no significa que todo lo que se llame “cripto” sea bueno.

Entonces, ¿cómo protegemos a nuestra gente?

No basta con decir “no inviertas en eso”. Hay que construir una cultura donde la educación financiera sea parte de la conversación diaria. Donde antes de poner un solo peso en algo, nos hagamos tres preguntas básicas:

¿Entiendo cómo gana dinero esta plataforma?

¿Puedo explicar el negocio en palabras simples?

¿Qué perdería si esto sale mal?

Y si alguna de esas respuestas no te convence, mejor guarda ese dinero o inviértelo en algo que sí entiendas.

Un llamado a despertar

Este no es solo un tema económico. Es un tema social. Cada criptoestafa no solo afecta al que cae, sino a toda una red de confianza: la familia que lo apoyó, los amigos que también creyeron, la credibilidad en los mercados y en las verdaderas alternativas de inversión.

Por eso escribo esta columna. Porque me preocupa. Porque lo veo cada vez más cerca. Y porque creo que un país con mejores decisiones financieras es también un país con más dignidad, más seguridad y más oportunidades reales.

Mi objetivo es alertar y educar. Un país con ciudadanos financieramente informados es un país más fuerte y próspero.

La mejor inversión es la educación. Y la mayor ganancia, saber decir: “No más”.

Alejandro Lozano Arana

Economista y estudiante de Administración de Empresas, cuento con experiencia en análisis financiero, presupuestal y optimización de procesos. Soy un joven apasionado por la economía digital y la transformación del sector financiero, me interesa explorar como tecnologías emergentes como blockchain pueden impactar la economía colombiana. A través de mis columnas, busco generar análisis críticos y aportar perspectivas sobre innovación, regulación y oportunidades en el mundo financiero.

1 Comment

Clic aquí para comentar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.