El negocio de la salud. Cambiemos el paradigma.

“Ya no es posible seguir como veníamos sin terminar en el abismo. Ya no se puede sostener este modelo tal como está, basado en el paradigma del negocio.”.


 La actual crisis del sistema de salud, provocada por el acaparamiento de medicamentos por parte de los gestores farmacéuticos, ha dejado al descubierto la verdadera perversidad del modelo.

Siempre he insistido en que el sistema de salud colombiano respondió, en su momento, a la crisis de salud pública y económica que atravesaba la Colombia de los años 90. Teníamos indicadores alarmantes de vacunación, de mortalidad perinatal y un sinfín de cifras que nos ubicaban entre los países con peores registros de salud pública en el mundo. El sistema, tal como lo conocemos hoy, nació para responder a esa emergencia y, al mismo tiempo, para dinamizar la economía. Pero ya es hora de detenernos. Ya no estamos en los años 90, y aunque aún estamos lejos de ser un país del primer mundo, también es cierto que la cadena de negocios alrededor de la salud ha revelado su rostro más perverso.

Las EPS han logrado rentabilidades financieras astronómicas a costa de retrasar los pagos a los prestadores, recirculando el dinero dentro de sus propias redes gracias a la integración vertical. Aunque esta se limitó a un máximo del 30%, sigue siendo un círculo vicioso que solo beneficia a las EPS. Estas, además de sacudirse la responsabilidad de gestionar el riesgo en salud —trasladándola a las IPS mediante los contratos por cápita, en los que se paga por adelantado una suma para atender a una población— han demostrado no tener la capacidad de administrar ni gestionar el riesgo financiero, como lo evidencia el hecho de que sus reservas técnicas, simplemente, no existen.

En pocas palabras, las EPS, como administradoras del aseguramiento, han demostrado —hoy más que nunca— ser un parásito comercial. Y a ese parásito se suma otro, que si bien ya sabíamos desde hace tiempo que era inútil, lo dejamos avanzar: las famosas gestoras de medicamentos. ¿Por qué tenemos que mantener a otro intermediario que solo desgasta las finanzas del sistema? ¿Por qué no podemos comprar directamente a las farmacéuticas, sin dejar ese negocio en manos de un tercero que lo único que hace es encarecer la cadena de distribución y, en consecuencia, aumentar el precio final de los medicamentos?

El mío es un caso como el de muchos pacientes. Desde hace dos meses estoy esperando que Colsubsidio —que es quien dispensa los medicamentos en nombre de la Nueva EPS— me entregue los que necesito para la diabetes. No es un caso dramático, porque, de una u otra forma, tengo cómo comprarlos. Pero, ¿qué pasa con quienes no tienen esa posibilidad? Están condenados… y ya todos sabemos a qué.

La reforma a la salud —que sabemos volverá a fracasar por la negativa de un sector en el Congreso— era la solución para un sistema construido sobre una ilusión. Un castillo de naipes que amenaza con derrumbarse cada vez que una EPS entra en intervención por parte del Estado, cada vez que se destapan focos de corrupción como el cartel de la hemofilia, el de los pañales, el de los medicamentos, el cartel del SOAT, o la propia integración vertical (un cartel tan corrupto como cualquier otro). Todo esto ha llevado al sistema de salud a un punto de no retorno. Ya no es posible seguir como veníamos sin terminar en el abismo. Ya no se puede sostener este modelo tal como está, basado en el paradigma del negocio. Y digo negocio, porque la salud sí lo es… o ¿será que es un mal negocio tener a nuestra población sana? ¿Es un mal negocio gestionar las enfermedades prevenibles? ¿Es un mal negocio mejorar las condiciones de vida de los colombianos, su esperanza de vida? ¿Quién puede afirmar que un sistema de salud enfocado en la SALUD y no en la enfermedad es un mal negocio?

Cambiar este paradigma sí es un mal negocio, claro, para todos esos parásitos que no le aportan valor al sistema, sino que simplemente encarecen todo, sin agregar nada útil.

Ya es hora de cambiar el paradigma. Dejar atrás un modelo donde el negocio consiste en enriquecer a unos pocos, y pasar a uno donde el verdadero negocio sea la salud —la salud de todos los colombianos— y no su enfermedad.

P.D. No dude en escribirme sus comentarios a mi cuenta de X @sanderslois.

Sanders Lozano Solano

Médico y Cirujano de la Universidad Surcolombiana y Abogado de la Universidad Militar Nueva Granada, es Especialista en Gerencia de Servicios de Salud y Magíster en Educación. Experto en responsabilidad médica, se ha dedicado en los últimos años a su verdadera pasión: la academia y la escritura.

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