“La verdadera tumba de los muertos es el corazón de lo vivos”
Jean Cocteau
A mediados del mes de septiembre del año pasado, conocimos de la muerte del que otrora fue un destacado profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias políticas de nuestra querida Alma Mater. Se trataba de Darío González Vásquez, quien por muchos años dictó la catedra de Derecho Probatorio o Pruebas, como coloquialmente se le conocía.
Como Pruebas era una materia obligatoria en el pensum, muchos estudiantes y generaciones enteras pasamos por esa cátedra y por la mano generosa y a veces drástica del profesor González. Fui uno de sus alumnos, al igual que muchos compañeros que hoy son jueces, magistrados de Tribunales o lo fueron de altas Cortes, funcionarios públicos o abogados litigantes.
La muerte de nuestro querido profesor nos golpeó sobremanera a pesar de que desde muy joven ya había presentado serios quebrantos de salud. El último, lo sumió en una relativa incapacidad.
El profesor Darío se retiró de la facultad para trabajar en la Procuraduría Regional de Antioquia, cargo en el cual se jubiló. Quizá esta circunstancia explique el relativo silencio y en algunos casos desinterés por la memoria del Dr. Gonzáles palpable por los jóvenes estudiantes, directivos o miembros de la actual planta de docentes de la Facultad de Derecho.
Para los que fuimos sus alumnos, la muerte del profesor Darío nos sumió en el pesar y la nostalgia por quien juicio de muchos de nosotros, fue un gran profesor, o mejor un maestro. Su competencia profesional y su dedicación como profesor, su silenciosa militancia democrática y su ética inmaculada, fueron la escuela en la cual nos forjó el profesor Gonzáles.
Conocida la muerte del Profesor, algunos de los que fuimos sus alumnos acordamos presentar un proyecto de mantuviese viva la memoria del maestro y acordamos proponer a la Facultad de Derecho, la creación de un centro de lectura que llevara su nombre, ya que el profesor González había sido un lector infatigable y un asiduo consumidor de literatura. Se acordó que el centro o sala de lectura solo contuviera libros de literatura, esto es, poesía, novela, ensayo, teatro y crónica, ya que esa lectura le hace mucho bien a la formación integral del abogado. La misma se llamaría “Sala de Lectura Profesor Darío Gonzales Vásquez, In memoriam”.
Se me encargó la loable labor y ahora a la distancia, titánica tarea, de materializar la idea que inició con el respaldo de diez profesionales del Derecho egresados de nuestra Facultad. Con el correr de los días, se ha ido engrosando de voluntarios que además de aportar económicamente para la idea, han ofrecido textos para la futura sala de lectura.
Con este encargo, me di a la tarea de sensibilizar a los representantes estudiantiles y además, tuve oportunidad de conversar con la Decana de la Facultad quien en aquella ocasión se acompañó de su comunicadora. Y aquí empezó el viacrucis. Que la aguda crisis económica de la Universidad y que la imposibilidad de que la facultad se asociara a la iniciativa, nos obligaba a realizar algún tipo de convenio o contrato con la representación estudiantil para que nos cedieran un pequeño espacio en su oficina del segundo piso de la facultad, pagáramos la persona que por medio tiempo se encargaría de atender los usuarios del servicio y dotáramos el sitio del mobiliario requerido. Consultado el grupo impulsor inicial, acordamos aportar el dinero necesario para cubrir esos requerimientos. En la reunión, la señora Decana se comprometió a convocar la representación estudiantil para presentarles el proyecto y a servir de puente para que lo materializáramos. Aún esperamos la reunión de marras.
Con el impulso inicial le solicite al Cooperativa de Profesores de la UdeA un apoyo para la compra de libros y la Cooperativa accedió donando dos millones de pesos para tal fin. Con el mismo ánimo me di a la tarea de buscar un sitio alterno al que se solicitaría a los estudiantes, a pesar que el representante estudiantil de la Facultad nos animó y colaboró bastante en la sensibilización de sus compañeros. Me pareció encontrar un sitio adecuado en el extremo de la Facultad que linda la Facultad de Economía: tenía sillas y mesas alrededor y estaba en el segundo piso libre de cafeteras, chazas y puestos de bisuterías del primer nivel. Pero no. A pesar de que le monté guardia al sitio donde algún día funcionó una fotocopiadora y que nadie entraba allí, resultó estar ya ocupado con algún programa o extensión de la Facultad. Se estaba cumpliendo la sentencia que algún avisado nos había dado con antelación: la Universidad es una colmena a la que no queda ningún lugar disponible. Miren a ver si montan la sala en la copa de algún árbol…
Lo último, es enviarle a usted Señor Rector estas líneas, según me lo solicitó por WhatsApp, la misma vía que ha servido para mantenerlo al tanto de esta iniciativa que pronto llevará el subtítulo de la sala de lectura que ingenuamente propusimos: “In Memoriam”.
Saludos.
Jesús Ramírez
C.C. 70075999
T.P. # 27446 del Minjusticia.
c.c. Representante de los egresados en el Consejo de Facultad y en el Superior Universitario, amigos de la iniciativa, obituarios locales y Al Poniente.
Medellín, Lunes 10 de marzo de 2025.
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