A poco más de un año para las elecciones presidenciales, el clima político se torna cada vez más tenso, avivado por vientos de desesperanza ante la inseguridad, el desempleo, el crecimiento del narcotráfico y otros factores que han abonado el terreno para que la desaprobación del gobierno de Gustavo Petro supere el 60 %, según la más reciente encuesta publicada por Invamer.Ante este panorama incierto, las aguas del océano político empiezan a agitarse con fuerza, y los vientos han traído a tierra firme una figura con un discurso elocuente, que aviva el debate y despierta pasiones de inmediato: María Fernanda Cabal.
Aunque el partido Centro Democrático aún no ha definido su candidato para las elecciones presidenciales de 2026, lo cierto es que las bases y gran parte de la bancada respaldan la candidatura de Cabal. Su apuesta por recuperar los valores democráticos y fortalecer la seguridad conecta directamente con el ciudadano de a pie.
Con un discurso sólido y una postura firme, alejada de cualquier malabarismo político o efecto «camaleónico», Cabal se ha convertido en la cara más representativa de la oposición para enfrentar la colosal estructura de la izquierda.
Si resulta elegida como candidata del Centro Democrático, es probable que encuentre respaldo en sectores afines a la derecha, lo que le permitiría construir un proyecto político sólido. Partidos como el Conservador, Mira, Colombia Justa Libres, Liberal y Cambio Radical podrían sumarse a la campaña «Cabal Presidente 2026», consolidando un bloque de contención frente al avance del socialismo.
Si la colectividad escucha a sus bases y fundamenta la elección de su candidato en estadísticas y resultados concretos, no cabe duda de que la candidata presidencial será Cabal. Ella misma ha expresado estar preparada para llegar a la Casa de Nariño y convertir las demandas ciudadanas en propuestas tangibles, actuando en concordancia con las tesis que siempre ha defendido. Porque, al final, es Cabal.
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